Entre Clones y Materia Oscura

El Deseo de un Clon 2

Los Relojes Prometeus permiten viajar entre universos,

pero es necesario que un Operador pase las coordenadas primero.

 

El hecho de que los dos sujetos se marcharan no fue más reconfortante, quizás porque aún había seis armaduras autónomas con seis tentáculos cada una apuntándonos desde diferentes puntos de la habitación.

     La barrera de energía que nos mantenía atrapados a mi hermano y a mi desapareció y ambos nos caímos de la plataforma circular, la Magistrada Oráculo se bajó del podio y con los brazos en la espalda se acercó caminando lentamente hacia nosotros a la par que nos levantábamos.

     –El castigo que ustedes han aceptado consta de trabajo comunitario. Una operación a la que llame como Hidra de Lerna.

     Ya de pie Liceo estaba más concentrado en sacarse el polvo de la ropa, a pesar de que el piso estaba tan lustroso que era imposible pensar que tenía polvo. –Esta bien, vamos al grano ¿Qué es lo que tenemos que hacer? ¿Recoger basura en el 1800? ¿Trabajos forzados en una mina del año 3400? –dijo sin dirigirle la mirada. Su preocupación de antes parecía haberse difuminado ya.

     Una sonrisa con vibras sádicas apareció en el rostro de la mujer. –Arruinaría la diversión que les dijera su trabajo ahora, ya lo descubrirán. Solo que para hacerlo van a tener que volverse miembros de OCCET, asistirán a algunos cursos de orientación para reclutas y les asignare una Agente Tutora.

     Liceo blanqueó sus ojos violetas. –No puede ser, trabajar, el peor castigo para unos adolescentes.

     Esta era una situación muy delicada y aunque sé que el mecanismo de defensa de mi hermano es decir estupideces la verdad es que me ponía nerviosa. –Cállate. –le metí un codazo en las costillas haciéndolo soltar un pequeño gemido.

     La Magistrada Oráculo movió su cabeza hacia mí, podía sentir que sus ojos me observaban por debajo del casco que usaba. –Gracias por eso. –Acto seguido presionó la flor celeste en el centro de su casco y un destelló de luz salió disparado. Un punto celeste quedó estático en el aire, empezó a escucharse un tic tac que iba cada vez más rápido hasta que se formó un destello.

     Cuando se desvaneció el destello quedó una figura rectangular que parecía estar hecha de un cristal celeste, debía tratarse del mismo portal por el que llegamos aquí solo que de otro color, hasta tenía los mismos bordes negros con estrellas multicolores dentro.

     Solo que en vez de pedirnos pasar otra persona lo cruzó, se trataba de una mujer adulta: caballo castaño claro, ojos grises y ropa que parecía de la temporada otoñal. –Señora Minerva –dijo la mujer intentando disimular sus nervios–. ¿Qué es lo que necesita?

     –Ana Sol, Te asigno el trabajo de ser la tutora de estos dos nuevos reclutas. –La mujer no se molestó en ocultar su mueca de desagrado al vernos–. Provienen de una Tangente y trabajaran aquí como castigo por crímenes heredados –por algún motivo su mueca aumentó al escuchar eso.

     – ¿De una Tangente dice? Señora deberías simplemente borrarlos junto a toda esa realidad en ese caso.

     –Ehhh hola –habló Liceo a lo que tuve que volver a golpearlo.

     Ambas mujeres ignoraron eso por suerte. –Sabes que me gusta intentar verle lo productivo a los errores. –explicó la Magistrada Oráculo.

     –Y también que eres muy sádica –agregó esta mujer Ana Sol con los brazos cruzados.

     –Encárgate de ellos. –Con esas palabras la conversación pareció darse por terminada.

     La mujer de estilo otoñal se dio media vuelta de regreso al portal por donde entró. –Síganme, nuevos reclutas. –Tuve la impresión de que le costó decir eso último. Ella cruzó ese portal rectangular celeste y por detrás lo hicimos mi hermano y yo.

     El otro lado del portal era un lugar totalmente diferente a la sala de juicio de madera, la habitación era muchísimo más amplia y esta vez parecía estar hecha totalmente de un extraño metal pintado de blanco. A la derecha había ventanales que mostraban que estábamos dentro de un alto edificio, también había muchas mesas con distintos dispositivos y personas con batas blancas trabajando.

     Ana Sol caminaba un poco rápido. –Imagino que la Señora Minerva me pasara la información de los cursos a los que asistirán, pero como deben ser agentes para cumplir su castigo será mejor que estén equipados adecuadamente para eso.

     – ¿Qué es este lugar? –quiso saber mi hermano fascinado por todo lo que tenía alrededor–. Parece una especie de laboratorio donde todos están haciendo cosplays raros. –Estaba de acuerdo con él en eso último, aunque la gran mayoría de los presentes tenían formas humanoides también poseían rasgos muy característicos y llamativos.

     Sin detenerse la mujer otoñal giró su cabeza para vernos despectivamente. –¿Y ustedes no? Digo ¿Quién tiene ojos violetas y cabello rojo? –Ella volví a mirar al frente–. Están en la Acronopolis reclutas, el cuartel general de OCCET y acostúmbrense porque aquí vienen seres de todo el Multiverso, ya sean agentes o criminales como ustedes.

     –Criminales que también son agentes –le corrigió Liceo levantando un dedo lo que la hizo molestar.

     –La Oficina se divide en diferentes departamentos. Este es el Departamento Techne, aquí los conseguiremos unos Relojes Prometeus para que puedan viajar entre realidades y cumplir su castigo como agentes.

     Liceo se llevó los brazos a la cintura. –Sé que es tonto decirlo, pero me parece todavía más tonto no hacerlo. Ósea nos consideran criminales y nos van a dar su tecnología y equipo…genios.

     El tono de superioridad de Ana Sol fue todavía mayor al del sarcasmo de mi hermano. –El Multiverso es infinito y siempre estamos cortos de personal. Aunque es bueno que lo comentes eso, nosotros estamos seguros que no nos traicionaran si es a lo que te refieres, tenemos las coordenadas de la su realidad Tangente y una vez que se pongan los relojes no solo no podrán sacárselos sino que también explotaran si sentimos que nos traicionaron.




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