Esa noche, Sebastián no pudo dormir.
El recuerdo de Tomás bailando con Elena le daba vueltas en la cabeza como un carrusel que no se detenía. Se levantó sigilosamente y se sentó en el escritorio, con su cuaderno abierto y un bolígrafo entre los dedos.
Había intentado tantas veces poner en palabras lo que sentía, pero las frases siempre terminaban borrosas, como si el miedo las diluyera.
Esta vez, decidió escribirlo todo, sin censura, sin miedo:
“Tomás, siempre has sido mi mejor amigo.
Cada risa, cada silencio compartido, cada tarde en el lago…
Yo… yo te amo.
Sé que probablemente nunca lo sentirás de la misma manera.
Sé que amas a alguien más.
Pero no puedo seguir guardando esto.
Necesito que lo sepas, aunque sea en secreto.
Siempre seré tu amigo, pase lo que pase,
pero también necesito ser honesto conmigo mismo.”
Sebastián respiró hondo y miró la carta una y otra vez.
Su corazón latía con fuerza, y una mezcla de miedo y alivio lo envolvía.
Finalmente, guardó la hoja en un sobre, escribiendo su nombre solo en el interior.
—No puedo… no puedo enviarla —susurró al cuarto vacío.
El miedo de perder a Tomás como amigo era demasiado grande.
La idea de que las cosas cambiaran, de que todo se rompiera, le parecía insoportable.
Durante semanas, la carta permaneció escondida en su cajón.
A veces la miraba, la desdoblaba, releía cada palabra y sentía un dolor dulce que nadie podía ver.
Escribía mensajes en su teléfono que nunca enviaba:
“Hola, solo quería decirte que eres increíble.”
“Espero que tengas un buen día.”
“Me encantaría pasar tiempo contigo este fin de semana.”
Todos permanecían en la carpeta de borradores, como testigos silenciosos de un amor que todavía no podía ser.
Cada vez que Tomás hablaba de Elena, de sus planes o de lo felices que eran juntos, Sebastián sonreía, pero dentro de él, algo se rompía un poco más.
Aprendió a convivir con esa tristeza silenciosa, con ese amor que no podía pronunciar en voz alta.
Y aunque su corazón doliera, Sebastián sabía algo importante: algún día tendría que reunir el valor para ser honesto consigo mismo… y con Tomás.
#4788 en Novela romántica
#1715 en Otros
#334 en Relatos cortos
amor lgbt, amistad profunda y verdadera, valentía para expresar sentimientos
Editado: 25.10.2025