El viento había dejado de soplar aquella tarde, y un extraño silencio se había apoderado del pueblo de Inverbrae.
Sebastián caminaba solo por las calles empedradas, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el horizonte. Las ventanas de las casas reflejaban la luz cálida del atardecer, pero él no podía sentir nada más que la melancolía que le dejaba cada encuentro con Tomás y Elena.
Durante semanas había intentado distraerse: libros, caminatas, música… todo para no pensar en lo que sentía. Pero nada funcionaba.
Cada risa de Tomás con Elena era un recordatorio de lo que no podía tener. Cada palabra, cada gesto, era un golpe suave pero constante a su corazón.
Esa tarde, mientras paseaba por la colina detrás del colegio, Sebastián decidió detenerse y mirar el valle. El silencio lo envolvía, y por primera vez en días, se permitió sentir todo de golpe.
“Estoy cansado de esconderme… de fingir.
Estoy cansado de vivir con este secreto que duele.
Pero si digo algo ahora, todo cambiará.
Todo puede perderse o ganarse.”
Sabía que debía tomar una decisión, aunque el miedo lo paralizara. Cada día que pasaba sin hablar era un día más que su corazón sufría en silencio.
Al regresar a casa, se sentó en su escritorio y tomó el sobre donde había escrito su carta a Tomás semanas atrás. Lo miró largo rato.
“¿Y si no es correspondido?
¿Y si lo pierdo como amigo?
Pero si no lo intento… me perderé a mí mismo.”
El viento ya no golpeaba las ventanas. El silencio reinaba, y Sebastián comprendió que ese silencio también podía ser un aliado.
Un aliado que le daba tiempo para reunir coraje, pensar y planear cómo confesar sus sentimientos.
Aquella noche, antes de dormir, abrió su cuaderno y escribió:
“Cuando el viento calla, escucho mi propio corazón.
Y él me dice que debo ser valiente.
Que algún día, Tomás… sabrás la verdad.”
Con esa decisión en su corazón, Sebastián se quedó dormido por primera vez en semanas con un hilo de esperanza.
La primavera avanzaba, y aunque su amor seguía siendo un secreto, ahora había dado el primer paso: aceptarlo y prepararse para enfrentarlo.
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Editado: 25.10.2025