Al día siguiente, Sebastián caminaba hacia la plaza del pueblo, con la carta en el bolsillo.
Tomás y Elena reían frente al café local, y el corazón de Sebastián dio un vuelco.
“Cada segundo con ellos es un recordatorio de lo que siento… y de lo que puedo perder si no hablo.”
Respiró hondo y decidió acercarse.
—Hola, chicos —dijo con voz firme, aunque por dentro temblaba.
Tomás lo miró y sonrió:
—¡Seb! Ven, vamos a dar una vuelta.
Sebastián asintió y caminó a su lado. Cada risa de Tomás lo hacía más consciente de su propio amor.
“No puedo seguir escondiéndome. Hoy debo decirlo.”
Mientras caminaban por el sendero, Sebastián sintió que el corazón podía estallar de miedo y deseo a la vez.
Sabía que aquel momento, aunque breve, podía marcar el inicio de algo nuevo, o la prueba más dura de su vida.
#4788 en Novela romántica
#1715 en Otros
#334 en Relatos cortos
amor lgbt, amistad profunda y verdadera, valentía para expresar sentimientos
Editado: 25.10.2025