Las semanas siguientes fueron extrañas pero hermosas.
Sebastián se sentía más ligero, como si el acto de confesar su amor hubiera liberado una parte de él que había estado atrapada.
Tomás seguía con Elena, pero ahora Sebastián se sentía más seguro de su propia verdad.
Podía estar cerca de Tomás sin sentirse atrapado por el miedo, y cada pequeño gesto de amistad era ahora un puente hacia lo que podrían ser.
Una tarde, mientras caminaban por el lago, Tomás habló:
—Seb… gracias por confiar en mí. Tu amistad significa mucho, y me alegra que podamos seguir así.
Sebastián sonrió, con el corazón aún latiendo fuerte.
—Siempre, Tomás. Siempre seré tu amigo.
Esa noche, escribiendo en su cuaderno, Sebastián anotó:
“Confesar mi amor no fue el final, sino un nuevo comienzo.
Aunque el camino sea incierto, estoy listo para recorrerlo.
Y algún día… tal vez el amor encuentre su lugar entre nosotros.”
#5276 en Novela romántica
#1969 en Otros
#398 en Relatos cortos
amor lgbt, amistad profunda y verdadera, valentía para expresar sentimientos
Editado: 27.10.2025