Entre colinas y secretos

Capítulo 26: Pequeños indicios

Una tarde, Tomás le mostró un dibujo que había hecho: un paisaje del lago con un pequeño bote y dos figuras sentadas.
—Esto me recuerda a nosotros —dijo Tomás, con una sonrisa—. Bueno, a nosotros antes de… todo.

Sebastián se rió suavemente, con el corazón latiendo rápido.

“Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa… me acerca más a ti.”

Mientras caminaban de regreso, Tomás se tropezó ligeramente y Sebastián lo sostuvo, riendo juntos por la torpeza.
Esa cercanía física, aunque inocente, llenó de esperanza a Sebastián.
Se dio cuenta de que los sentimientos de Tomás podían evolucionar, y que la amistad podía transformarse en algo más profundo si ambos lo deseaban.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.