Entre colinas y secretos

Capítulo 28: Miradas que hablan

Una tarde soleada, Sebastián y Tomás caminaban por el sendero de las colinas, conversando sobre historias del colegio y sueños futuros.
Sebastián notó algo distinto en la mirada de Tomás: un brillo suave, una atención más profunda de lo habitual.

“¿Lo estaré imaginando… o Tomás está viendo más allá de nuestra amistad?” —pensó Sebastián, con el corazón acelerado.

Tomás se detuvo, mirándolo fijamente y sonriendo tímidamente:
—Seb… me gusta hablar contigo así. Siempre me haces sentir comprendido.

Sebastián sintió que sus mejillas se calentaban, y una mezcla de esperanza y nerviosismo lo invadió.

“Cada palabra, cada gesto… algo está cambiando.”




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