Una tarde, Sebastián estaba preocupado por un proyecto del colegio y Tomás se quedó a su lado, ayudándolo sin que se lo pidiera.
—Gracias, Tom —dijo Sebastián, con gratitud en la voz—. No sé qué haría sin ti.
—Siempre estaré contigo, Seb —respondió Tomás—. En los buenos y malos momentos, eres mi prioridad.
Ese día, Sebastián comprendió que el amor también es apoyo, paciencia y confianza, y que cada gesto de cuidado fortalecía el vínculo que los unía.
“Con Tomás a mi lado, no hay miedo que pueda vencernos.”
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Editado: 27.10.2025