Entre colinas y secretos

Capítulo 45: Risas y complicidad

Al caer la tarde, los dos amigos convertidos en pareja se sentaron junto al lago, observando cómo los últimos rayos de sol reflejaban el agua.
Se contaban historias, hacían bromas y reían sin parar, sintiendo que cada momento compartido era único e irrepetible.

—Sabes, Seb —dijo Tomás entre risas—, creo que nunca había sido tan feliz.

Sebastián sonrió y apoyó su cabeza en su hombro:
—Yo tampoco, Tom. Contigo todo es mejor.

Esa noche, escribiendo en su cuaderno, Sebastián anotó:

“La felicidad no siempre viene en grandes eventos…
a veces está en risas compartidas, en abrazos sinceros, en miradas cómplices.
Y yo tengo todo eso contigo, Tomás.”




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