Hunter
Luego de pasar 3 horas sentado sin entender ni una mierda, al fin la clase concluyó.
—Recuerden formar grupos para la próxima semana.
¿En serio? No puede ser, es mi primer día y ya debo integrarme a un grupo.
Salí disparado hacia el comedor de la universidad, queda cerca así que me conviene más comer ahí que salir a comprar comida.
Al entrar me quedé asombrado, es enorme.
Todo está realmente limpio y organizado, esto es maravilloso, en la última universidad que estuve, fue un infierno, todo un caos.
Caminé hacia la fila para ordenar y fue justo en ese momento donde vi todas mis pesadillas en cuatro cabelleras rubias.
Los mosqueteros insoportables.
—¿Ese no es Hunter?.
Escuché de lejos al idiota mayor.
—No puede ser, ¡Hunter!.
Les sonreí y agité mi mano saludándolos.
Solo Dios sabe las ganas que tenía de quedarme en esta universidad.
Para que se entienda mejor, estos cuatro chicos son la pesadilla de cualquier persona en sus cinco sentidos; Estudiamos juntos los últimos tres años de la secundaria y aunque no me molestaban, eran y siguen siendo una bola de ineptos y para añadir, bullies.
Se acercaron a mí y me abrazaron como si no hubiese un mañana.
—Viejo, te extrañamos, ¿Dónde te habías metido?.
El mayor preguntó.
—Lo siento Chicos, estuve un tiempo en Francia, no hubo mucho que se pudiera hacer.
—Oh cierto, dijiste que tu abuela vive allá, ¿estabas con ella?— preguntó el menor y menos insoportable.
—Si, estuve con ella, que buena memoria tienes— Le sonreí y sacudí su cabello.
William, Pablo, Sebastian y Richard. Los cuatrillizos más molestos que conozco, no entiendo como sus padres no se volvieron locos.
William es el mayor y Sebastian el menor, digamos que los cuatro tienen la misma apariencia, pero se puede distinguir quién es quién
William y Pablo comparten una similitud en sus labios, son más gruesos que los de Sebastian y Richard, y estos últimos tienen el cabello más oscuro que los primeros; Es algo complicado, pero cuando estudias y convives con ellos es fácil reconocerlos.
—Oye viejo, ¿por qué haces fila? ¿Tu padre aún no te ha comprado la cafetería?— Pablo se burló.
—Shh, ¿podrían guardar el secreto?, no quiero atención innecesaria.
Se miraron confundidos, pero por fortuna entendieron.
—Deja que te consiga tu almuerzo, tu siéntate — Me ofreció Sebastian y los demás me arrastraron a la mesa en donde estaban sentados.
—Y cuéntanos, ¿qué ha sido de ti? Wow, parece como si fuera ayer cuando nos graduamos, sigues igual, mismo peinado, misma cara.
Obvio, sigo siendo yo.
—Saben que no me gustan mucho los cambios— Me reí tratando de disimular mi incomodidad.
—Y aún así te has cambiado de universidad más de cuatro veces— William me miró como si me acusara de algo.
No supe qué decir, miré a todos lados buscando alguna salida, pero todo fue en vano.
—Tranquilo, Hunter, no juzgamos tus decisiones, solo tenía curiosidad, no te preocupes por nosotros, tu secreto está a salvo— Me sonrió y palmeó mi hombro repetidas veces.
Por ahora.
Luego de esta incómoda charla, ellos continuaron hablando como si yo no estuviese aquí, así son ellos, idiotas a más no poder.
—Chicos chicos, llegó— interrumpió Pablo con cierta emoción.
Me dió curiosidad el por qué todos se callaron y miraron detrás de mí con tanto interés.
Me giré y al instante mis ojos fueron atraídos hacia ella.
—¿Quién es ella?— Prácticamente susurré.
—Se llama Lucy, está en el área de arte surrealista, ¿no te parece rara?— se rió.
—Lucy…
Justo cuando su nombre abandonó mis cuerdas vocales, sus grandes ojos marrones se dirigieron hacia mí.