Desde su encuentro en la convergencia cósmica, Cupido no podía apartar sus pensamientos de Thanatos. La curiosidad que sentía era más fuerte que cualquier cosa que hubiera experimentado antes. La combinación de misterio, serenidad y profundidad que había percibido en la Muerte despertó en él un deseo insaciable de saber más. Cupido decidió que debía entender a Thanatos, no solo por lo que representaba, sino por la inexplicable conexión que sentía entre ellos.
El Reino de Cupido: Planificación e Investigación
En los días que siguieron al encuentro, Cupido se sumergió en los archivos de la Biblioteca del Olimpo. Entre sus estantes interminables, había libros y pergaminos que contenían conocimientos antiguos y secretos divinos. Cupido buscó todo lo que pudo encontrar sobre Thanatos, escudriñando cada detalle sobre la Muerte y su papel en el ciclo de la vida.
Cupido descubrió que Thanatos no solo era responsable de guiar las almas al más allá, sino que también mantenía el equilibrio entre la vida y la muerte en todo el cosmos. Aprendió sobre la compasión de Thanatos hacia las almas perdidas y su capacidad para traer paz a los que estaban preparados para dejar este mundo. Estos descubrimientos solo aumentaron la fascinación de Cupido.
Mientras investigaba, Cupido también conversaba con otros dioses y criaturas celestiales que habían tenido encuentros con Thanatos. Habló con Hypnos, el dios del sueño y hermano gemelo de Thanatos, quien le dio una visión más íntima de su hermano. Hypnos describió a Thanatos como un ser profundamente compasivo y solitario, alguien que entendía el valor de cada vida y la inevitabilidad de su final.
El Reino de Thanatos: Reflexión y Meditación
Mientras tanto, en su reino de sombras, Thanatos también pensaba en Cupido. La energía vibrante y la calidez que emanaba el dios del amor habían dejado una impresión duradera en él. A pesar de su naturaleza reservada, Thanatos no podía negar la chispa de interés que sentía. Era una curiosidad silenciosa, pero poderosa.
Thanatos se sumergió en sus propias reflexiones, recordando las historias de amor que había presenciado a lo largo de los milenios. Había visto cómo el amor podía llevar a los mortales a hacer sacrificios increíbles, cómo podía curar y destruir en igual medida. Pensó en su papel en esos desenlaces, en cómo la muerte podía ser tanto una liberación como una tragedia.
Para comprender mejor a Cupido, Thanatos decidió observar el reino del amor desde las sombras. Utilizó sus habilidades para volverse invisible y comenzó a visitar los jardines y palacios donde Cupido trabajaba. Vio cómo el dios del amor usaba sus flechas para unir corazones y cómo cuidaba de aquellos que sufrían por amores no correspondidos. Thanatos sintió una creciente admiración por la dedicación y el cuidado de Cupido.
Encuentros en los Reinos: Un Viaje de Descubrimiento
La curiosidad de Cupido finalmente lo llevó a tomar una decisión audaz: debía visitar el reino de Thanatos. Con la bendición de Venus y la guía de Hypnos, Cupido emprendió su viaje hacia el dominio de la muerte. Se preparó para lo inesperado, llevando consigo solo su arco y flechas, y un corazón lleno de preguntas.
Cuando Cupido llegó al reino de Thanatos, fue recibido por un paisaje tranquilo y sereno. Los campos de Asfodelo se extendían hasta el horizonte, y el aire estaba impregnado de una calma profunda. A medida que avanzaba, sintió una presencia familiar y, girando, vio a Thanatos esperándolo.
"Sabía que vendrías", dijo Thanatos, su voz suave y melódica en el silencio del entorno. "Tu curiosidad es palpable, incluso desde mi reino."
Cupido sonrió, sintiendo un calor que crecía en su pecho. "No podía evitarlo. Hay algo en ti, en lo que representas, que me atrae de una manera que no puedo ignorar."
Thanatos asintió, sus ojos oscuros brillando con una luz que Cupido no había visto antes. "Entonces, ven. Deja que te muestre mi mundo."
Durante los días siguientes, Thanatos llevó a Cupido a través de su reino, mostrándole los diversos aspectos de su dominio. Le presentó a las almas que habían encontrado paz y resignación, y a aquellas que aún luchaban por aceptar su destino. Le mostró el río Estigio, donde Caronte transportaba almas a su última morada, y las puertas del Hades, donde las decisiones finales se tomaban.
Cupido observaba todo con atención, sus preguntas y comentarios llenos de admiración y respeto. Vio la compasión en los ojos de Thanatos cuando hablaba con las almas perdidas y la serenidad con la que manejaba las transiciones más difíciles. Cada momento que pasaba en el reino de la muerte, Cupido sentía que entendía más no solo a Thanatos, sino también la delicada relación entre la vida, el amor y la muerte.
Una Conexión Creciente
La curiosidad insaciable de Cupido comenzó a transformarse en algo más profundo. Ya no era solo la fascinación por el misterio de Thanatos, sino un verdadero aprecio y admiración por la persona que era. Cupido se dio cuenta de que, a pesar de sus diferencias, había una conexión entre ellos que trascendía sus roles divinos.
Thanatos también sentía esta conexión. La presencia de Cupido traía una luz y calidez a su reino que nunca había experimentado. Cada conversación, cada mirada compartida, fortalecía el vínculo entre ellos.
Una noche, bajo el cielo estrellado del reino de la muerte, Cupido y Thanatos se sentaron juntos en silencio, dejando que sus pensamientos y sentimientos fluyeran libremente. El aire estaba lleno de una quietud solemne, pero también de una energía palpable.
"Thanatos", dijo Cupido finalmente, rompiendo el silencio con una voz suave pero firme, "Creo que hay más entre nosotros de lo que podemos ver a simple vista. Siento que nuestros destinos están entrelazados de una manera que aún no comprendemos completamente."
Thanatos asintió, sus ojos oscuros reflejando las estrellas. "Yo también lo siento, Cupido. Y estoy dispuesto a descubrirlo contigo."