Entre dicha y desgracia (un viaje llamado vida)

Capítulo II

Capítulo 2

El lugar donde decidí hospedarme es muy sencillo, pero cada detalle lo hace sumamente hermoso, el mar siempre ha sido un sitio en el cuál puedo relajarme y meditar, la arena, el agua, el sol, los olores y sonidos que provienen de un paisaje como éste transmiten paz y tranquilidad para la mayoría de las personas.

Era tal la desconexión que pase mis horas entre leer libros bajo la sombra de palmeras y bañarme en las frías aguas de este pequeño paraíso.

En cada puesta de sol me sentaba a disfrutar de un delicioso cóctel en una pequeña tienda hecha de madera a la orilla de la playa, agradecida y a su vez triste porque este pequeño lugar tenía poca afluencia turística. Mis visitas habituales permitieron entablar una agradable conversación con Margaret, la dueña de ese pequeño puesto.

Entre tragos y conversaciones continúas se estableció una especie de amistad, un día me percaté de unas cicatrices en su hombro y sin más pregunté por ellas.

Margaret con una triste sonrisa decidió contarme su historia.

Ella era una pequeña cuando su madre la abandonó dejándola al cuidado de su padre y su madrastra, una madre adolescente que se dedicó a maltratar a Margaret dejandole también la responsabilidad del cuidado de su pequeño hermanito.

Mientras escuchaba su relato llegó a mi mente la imagen de una niña de 12 años encargandose del quehacer doméstico y cuidado de su hermano, mientras es víctima de todo tipo de maltratos.

Con esta dolorosa imagen continúo escuchando como a los 15 años se enamoró de un hombre unos años mayor que ella quien le ofreció sacarla de ese hogar, sin embargo, una vez casados pasó de ser un hombre amoroso a  un completo desquiciado.  

La golpeaba constantemente por cualquier cosa que él consideraba incorrecta, no la dejaba trabajar para que dependiera de él económicamente, y para colmo la mantenía vigilada por medio de cámaras monitoreando cada paso que daba.

Como era de esperarse, ese hombre al cuál ella llama "el bastardo"  le impidió utilizar cualquier anticonceptivo y en poco tiempo quedó embarazada.

Las humillaciones y agresiones no cesaron ni cuando ya había nacido el bebé.

Con el tiempo el maltrato era cada vez peor y por miedo a que la asesinara tanto a ella como a su hijo tomó la decisión más sabia… escapar.

Un día Margaret cortó la electricidad de la casa y tomó una de las herramientas de él para golpear la puerta hasta romper la madera, los ruidos alertaron a unas personas que transitaban por el lugar logrando así salir de allí.

No puedo comprender cómo alguien pudo aguantar tantos años en total cautiverio y agonía pero aún sin comprender, escuchaba atentamente sus palabras.

"Sentí tanto miedo, por tantos maltratos, costillas fracturadas, hematomas, cortés, que pensaba que no podría escapar viva de esa casa, pero cuando mi hijo nació algo en mi cambió, adquirí una valentía que no tenía; regreso la fé que ya estaba pérdida. Sólo quería mantener a salvo a mi bebé ya no sólo era yo también estaba mi hijo"

Al no ser madre, no puedo entender la profundidad que existe en esa clase de amor pero si entendí algo, muchas madres son capaces de todo por sus hijos incluso dar la vida por ellos.

Cada palabra de esta luchadora quedaba grabada a fuego en mi mente y sé que en un futuro si tengo la oportunidad de procrear una vida podré comprender ese amor que los une.

Margaret me dio lo que para mi fue el mejor consejo:

"Chica no todo en la vida es fácil, quizá llegará un momento en el que no tengas dinero ni muchas opciones como me paso a mi, pero mientras estés dispuesta a buscar soluciones y distintas alternativas todo estará bien, siempre lucha por tus sueños, por tus metas y no dejes de intentarlo y verás como con perseverancia y dedicación lo conseguirás"

No puedo imaginar el miedo constante al que estaba sometida, pero su experiencia es aplicable a muchas circunstancias. En ocasiones nos dejamos vencer por el miedo soportando situaciones inaceptables o estancando nuestro futuro por temor a enfrentar lo desconocido. 

Después de nuestra conversación he llegado a la conclusión  de que trazando planes y tomando riesgos sabiamente podemos vivir mejor.

De esta forma pasaron mis días hasta que decidí seguir mi viaje un poco más lejos a un entorno nuevo donde conocí personas nuevas.



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En el texto hay: historia corta, historias reales, historia humana

Editado: 27.03.2024

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