Entre dicha y desgracia (un viaje llamado vida)

Capítulo VIII

Aún no poseo la libertad de viajar por mucho tiempo, así que me ausentaré por tan sólo una semana, esta vez decido subir a un hermoso crucero que estoy segura me encantará.

En mis planes está llevar siempre conmigo a mi pequeño compañero pero aquí sólo se permiten animales guía o de apoyo emocional, por ello en esta ocasión lo tengo que dejar con mi madre.

Una sonrisa aparece en mi boca al pensar en ted mi cachorro, en cuanto el barco se pone en marcha doy un pequeño recorrido por el lugar, cuenta con piscina, una sala de entretenimiento, un restaurante y un bar. 

Todo es hermoso, las instalaciones, el mar, las nubes; es simplemente perfecto.

Pretendo disfrutar plenamente de esta experiencia, empezando por relajarme en la piscina del lugar, al cambiarme de ropa tomó una libreta y un bolígrafo, en caso de que lo llegue a necesitar, las joyas que vendemos están inspiradas en la naturaleza y quizá el mar me inspire.

Después de tomar el sol y darme unos cuantos chapuzones en la piscina, optó por beber unos cuantos cócteles en el bar, el ambiente es ameno, todo mundo disfruta del lugar y de la tranquilidad del mar.

Mi estómago ruge y apenas me doy cuenta que no he comido en todo el día, camino hasta el restaurante para comer algo ligero antes de regresar nuevamente al bar, ya entrando la noche se acercan un par de chicas a mi, al parecer ambas son amigas y se dieron cuenta que estoy sola por lo que decidieron hacerme compañía.

Clara y Elena parecen chicas agradables así que accedo, después de un par de copas nos trasladamos a la sala de entretenimiento donde hacen shows en vivo y comenzamos a bailar.

Noto que una de las chicas Clara es más extrovertida que la otra y busca animar a su amiga que en ocasiones veo algo triste.

Decido no preguntar pues apenas nos estamos conociendo quizá ellas mismas comenten algo con el paso de la noche.

Disfrutamos la velada plenamente a pesar que en ocasiones veo a la chica inmersa en sus pensamientos.

Así paso los días, bailando, bebiendo y disfrutando de la piscina del lugar, las chicas me hicieron parte del grupo y conversando me comentan que son amigas desde la universidad, ambas decidieron montar una empresa juntas a la cual le va muy bien.

Uno de esos días sentadas en el bar con nuestros respectivos cócteles suena una música y Elena comienza a llorar, Clara la abraza para consolarla y yo observo en silencio la unión de ambas chicas, la curiosidad es más fuerte que yo y decido preguntar que le sucede y es Clara quien responde a mi pregunta.

-Jen, una chica que conocimos también en la Universidad fingió ser nuestra amiga para luego burlarse de Elena. Ella y Jhos el ex de Elena tenían una relación mientras él aún estaba con mi amiga-

Explicó Clara, oír eso me dejó un pequeño peso en el pecho porque pude ver que estas chicas se apoyan y quieren mutuamente por lo que intuyo que el trato debió ser igual para la otra chica.

Una vez calmada Elena fue quien habló está vez.

-La infidelidad de Jhos no es lo que me duele, me duele que ella quien consideraba como una hermana me engañara. Comimos, dormimos juntas, le contaba mis problemas y ella a mi pero de su parte era falso-

Con amargura Clara expresó su rencor hacia Jen.

-Cuando una de nosotras esta enferma las demás la cuidamos, ante un problema nos apoyamos, compartimos lo bueno y lo malo pero esa zorra nos engañaba, la muy hipócrita hablaba mal de nosotras y nos detestaba sin razón alguna, pero en lugar de alejarse siempre nos buscaba-

El odio en la voz de clara y la tristeza en la de Elena eran palpable.

-Existen personas que fingen ser algo que no son, que se aprovechan de la amabilidad de los demás porque como ellos no son felices no les gusta ver feliz a alguien más, no tiene nada que ver con quienes sean ustedes es cuestión de quién es ella y tarde o temprano la gente sabrá que clase de persona es Jen- 

Comento ambas afirman que tengo razón y para no amargar más el día decidimos dejar el tema y tratar de distraernos bailando un poco.

Me cuesta entender porque las personas no son sinceras con los demás, si alguien me desagrada de alguna manera simplemente no me relaciono con ella, pero  existen personas que buscan una supuesta amistad para usar a las personas y  hacerlas sufrir.

Por suerte en el mundo todavía hay personas como Clara y Elena que mantienen una bonita amistad apoyándose mutuamente. 

Me resulta extraño pensar mucho al respecto porque nunca conocemos verdaderamente el corazón de una persona, la confianza ciega te puede dejar a merced de personas malas pero la desconfianza no te permite ser feliz y disfrutar de personas buenas, el problema está en encontrar un punto medio que te permita saber evaluar bien a las personas que dejas entrar en tu vida.

Este viaje y estas dos chicas me dejan pensando mucho en el verdadero valor de una amistad, de lo reconfortante que es tener a alguien en las buenas y malas.



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En el texto hay: historia corta, historias reales, historia humana

Editado: 27.03.2024

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