Entre dicha y desgracia (un viaje llamado vida)

Capítulo XIX

Quizá no sea el caso de ustedes pero particularmente creo que todos tenemos una amiga o amigo que le encanta hacer de casamentero, en cuanto saben que estamos solteros buscan emparejarnos a como dé lugar, para ellos se convierte en una especie de misión ayudarnos a buscar nuestra media naranja.

Ese es el caso de mi amiga Elena, quien después de empezar a trabajar juntas y pasar más tiempo de calidad decidió que yo debería encontrar un nuevo amor, en más de una ocasión insistió en que instalara aplicaciones de citas y saliera a bares pero me negué totalmente, luego empezó a mostrarme fotos de sus amigos solteros sin pensarlo dos veces decline sus ofertas.

Pensé que había desistido de esa idea loca de buscarme novio pero ¿Cuál es mi sorpresa? Resulta que mi brillante amiga en confabulación con su hermana agendaron una cita sin mi consentimiento con un amigo de Ingrid, ambas le mostraron mi foto al chico y al parecer llame su atención, fingieron hablar conmigo donde en medio de su teatro yo acepte conocer al hombre en cuestión.

Estoy en completo shock cuando me enteró de sus planes pues sólo faltan 5 horas para la cita de la cual no tenía idea hasta hace unos minutos.

-¿Me organizaste una cita sin mi consentimiento? ¿Acaso estas loca Elena? ¿Qué harias si me niego a ir?-

-Vamos Eli, ¿Vas a dejar a éste hombre tan guapo esperando en tu cita?-

Dice señalando la foto en el teléfono de un hombre que ciertamente es muy guapo.

-Hoy tengo planes- Contesto aunque ambas sabemos que es mentira, si es un día entre semana nunca hago planes porque mis planes implican viajar.

-Te vas a divertir créeme, Luciano es un hombre agradable no es un patán te lo juro- Insiste con voz suplicante y yo accedo de mala gana.

-Esta bien ¿Dónde es la cena?-

-En un bonito restaurante en el centro te va a encartar-

Elena me envia al WhatsApp la dirección del restaurante, la foto y el número de teléfono del chico, murmurando un par de insultos a mi amiga me marcho rápidamente para que me logre dar tiempo de prepararme para mi cita inesperada. 

Aunque no fue mi idea me arreglo para la ocasión con un lindo vestido negro, tacones azules, el cabello y el maquilaje sencillos ya que no quiero exagerar.

Salgo temprano para que el tráfico me permita llegar a la hora concertada, una vez allí me doy cuenta que no debo esperar a que mi cita llegue porque al entrar al lugar ya Luciano me está esperando. 

Nunca me gusta llegar tarde y me alegra no haberlo hecho porque así no hice pasar un mal momento a un hombre tan puntual.

Mi primera impresión además de su puntualidad es que Luciano es un muy guapo, en persona se ve mejor que en la foto, es alto, fornido, de tez morena, ojos marrones y una voz gruesa que resulta muy atractiva.

Nos presentamos, pedimos la comida de ambos y un buen vino antes de empezar a conversar sobre nuestras vidas. 

Iniciamos hablando sobre las cosas que nos gustan y las que no, cuando pregunta por mi trabajo le cuento sobre mi historia y el cambio de profesión que tuve sin mencionar a mi ex porque no hay nada peor que escuchar en una cita sobre los ex que no se terminan de superar.

Algo que me gusta de Luciano es que escucha atentamente cuando hablo y no solo finge oír como muchos hombres, al terminar le hago la misma pregunta y escuchó con atención cada palabra mientras disfruto de una deliciosa carne con verduras al vapor.

-Soy ex militar, me inscribí en la academia militar en cuanto cumplí 18 años para estudiar en la aviación, quería hacer algo por mi país y al mismo tiempo ser piloto, pero después de 6 años pedí la baja, una vez estuve fuera decidí trabajar de piloto en una aerolínea y es lo que suelo hacer ahora, viajar por el mundo.

Algo en su historia llama mi atención además del hecho de que es un piloto.

-Sé que es muy atrevido pero me gustaria saber ¿Por que abandonaste tu carrera militar?- Sopesa mi pregunta antes de responder.

-No es una historia bonita y no se si quieras escuchar cosas trágicas esta noche-

-No te preocupes, si no te molesta quisiera oír-

-Esta bien, todo inicio cuando fue trasladado a nuestro batallón un nuevo superior, desde la primera semana que llegó se dio cuenta que Roberto mi compañero era sobresaliente, brillante podría decirse, y eso de alguna forma le molestaba. Siempre buscaba la forma de castigarlo sin razón, le colocaba entrenamiento extra, lo privaba de ciertas comidas o lo aislaba. Hubo un día en el que estábamos en el bosque para un entrenamiento de campo abierto, ese día el superior golpeó a Roberto y éste le contestó un par de cosas, imagino que ya estaba cansado de tanto acoso. Ambos discutieron por la supuesta indisciplina de mi compañero y en medio de la noche él utilizando su autoridad lo llevo lejos del grupo con un par de subordinados-.

Luciano hizo una pequeña pausa y tomó un trago de su vino antes de continuar.

-Primero lo metió en una cueva de entrenamiento y lanzó bombas lacrimógenas impidiendo su salida por un largo tiempo, luego lo sacaron y golpearon repetidas veces, aunque lo soltaron no atendieron sus heridas aún cuando  Roberto decía una y otra vez que se sentía mal, pero lo ignoraron y no lo llevaron a un centro médico.



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En el texto hay: historia corta, historias reales, historia humana

Editado: 27.03.2024

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