Entre dicha y desgracia (un viaje llamado vida)

Capítulo XXIV

Por fin luego de mucho tiempo logramos tener un fin de semana entero libres tanto Luciano como yo, pero en lugar de pasarlo juntos a solas me sorprendió con la idea de un viaje junto a su grupo de amigos a un festival en la playa.

Acepté gustosa porque me parece un buen plan para el fin de semana, por comodidad todos accedimos y alquilamos una casa en la playa, como todos compartimos gastos no fue tan costoso como pensé que sería porque en total somos 9 personas que iremos al festival.

Conocí a sus amigos y todos me parecen personas agradables, en el grupo íbamos 3 mujeres conformando 3 parejas, los demás eran solteros consumados.

Pasamos por un supermercado comprando alcohol y unos snacks para variar.

El camino a la playa fue agradable, los chicos charlaban de anécdotas graciosas que han ocurrido a lo largo de sus años juntos, aventuras un tanto peligrosas que explican el porque los hombres viven menos.

Las chicas por su parte hablan entre ellas ya que se conocen desde hace tiempo al parecer surgió una amistad a raíz de estar en sus respectivas relaciones.

La casa que alquilamos es sumamente cómoda, tiene 6 habitaciones que luego veremos cómo distribuimos, dos baños, sala cocina y un patio con salida a la playa.

El festival queda un poco lejos de aquí pero según veo la afluencia de personas tal vez llegue hasta esta parte de la playa, el lugar se ve muy transitado.

Nos cambiamos rápidamente para empezar la fiesta no si antes pasar a comer por un restaurante local donde según mi novio y cito sus palabras textuales “son los mejores camarones y langostinos que ha probado en su vida” y estoy totalmente de acuerdo con él.

Ya con más energía nos fuimos al festival donde bailamos y disfrutamos todo el día.

Veo entre tanta gente a mi novio y me doy cuenta lo afortunada que soy, este hombre guapo y atento está conmigo haciéndome un poco más feliz.

-Que miras preciosa- Grita por encima de la música.

-A ti guapo- Le suelto y él sonríe mientras me roba un beso, uno un poco más intenso de lo que esperaba.

Disfruto sin pensar en nada más solo dejo que la música inunde mis sentidos por un instante y que el alcohol haga su efecto y me haga creer que soy una excelente bailarina.

Al caer la noche ya todos medio borrachos decidimos dejar el asado que pensábamos preparar para otro día y pasamos comiendo una exquisita pizza de mariscos por el mismo restaurante donde almorzamos. 

-¿Cómo la estás pasando?- Pregunta Luciano en mi oído.

-Bien tus amigos son personas agradables y tú eres mi mejor compañía- Suelto sin más y para mí sorpresa Luciano se sonroja ante mis palabras.

Por desgracia nuestro coqueteo personal es interrumpido por una de las chicas (Sabrina) quién empieza a discutir en voz baja con su novio Sebastián y todo el ambiente se tensa ante la incomodidad de verlos pelear frente a todos los presentes.

Pensé que esto iba a terminar pronto pero la discusión continuó en el camino a casa. Las voces que en un principio eran susurros han ido cada vez en aumento hasta convertirse en gritos completamente audibles y desagradables.

Al ver que todo se estaba saliendo de control Luciano decide intervenir.

-¿Pueden tener la amabilidad de pelear en privado? Estamos aún en la calle y su comportamiento nos incomoda a todos chicos- Comenta y agradezco infinitamente su intervención.

No hay nada más incómodo que ver a dos personas gritarse sus intimidades en público, para mí no es para nada divertido, al contrario arruina la noche de los demás.

-No te metas en esto- Responde la chica de mala manera y la discusión se caldea.

-Siempre haces lo mismo cada vez que salimos, estás bien y luego te dan tus celos enfermizos y quieres pelear incomodando a todo el mundo, me tienes harto- Se queja Sebastián algo cansado de la situación.

Sabrina se pone roja de la rabia y empieza a gritar insultos a su novio y en cuanto llegamos a la casa se encierra en su habitación.

Él va tras de ella y todos nos miramos la cara.

-Siempre es lo mismo, ellos están bien y de momento empiezan a discutir, cuando no es él es ella, ya es bastante cansón la verdad- Dice Nadia la otra chica del grupo- Los quiero infinitamente pero siempre terminan de esta manera.

Todo permanece en silencio por un momento y me doy cuenta que es un círculo vicioso para ellos, normalizaron ese comportamiento y nada de lo que alguien más diga los hará cambiar.

Por mi parte decido ignorar esa relación tóxica y para no dejar que le arruinen la noche a los demás pongo algo de música en mi teléfono y destapó una cerveza para cada uno de los presentes antes de sentarme al lado de Luciano y acurrucarme medio ebria en su costado.

-Allí el que interviene pierde, apuesto que en 20 min regresan relucientes de enamorados, no dejemos que ellos cambien nuestro estado de ánimos porque ellos luego no se van a sentir mal por arruinar la noche- Todos asintieron de acuerdo y termine poniendo a bailar a todos un mix.

Cuando ya nadie podía seguir bebiendo nos fuimos a la cama.



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En el texto hay: historia corta, historias reales, historia humana

Editado: 27.03.2024

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