Entre dimensiones. "La chica perdida"

Capítulo 3.

“El príncipe Andrew”

Todo lo que había estado escuchando estaba guardado en mi memoria pero aunque Meghan y Martin trataron de ser lo más específicos posibles seguía sin creérmelo por completo, mi cabeza daba vueltas y me sentía demasiado cansada; Era obvio que ellos aún no habían terminado de contarme todo  pero al ver mi estado cansino, la completa confusión y desesperación por poder asimilarlo, decidieron que era mejor irnos a descansar y ya mañana habría tiempo de explicarlo-comprenderlo mejor, no estaba segura de lo último pero concordaba que mi cuerpo necesitaba descansar.Los tres nos retiramos a nuestras habitaciones, y después de pensarlo mucho cerré la puerta de la habitación e intenté asegurarle el pestillo;  Después de tomar una ducha calentita mi cuerpo se relajo y ni siquiera me tomé la molestia de secar mi cabello, me sumergí en un profundo sueño.

Mis sueños me arrastraron hasta un bosque en completa oscuridad, estaba avanzando pero no era consciente de mi cuerpo ni los movimientos que este realizaba, solo me daba cuenta de estar avanzando por el cambio en los paisajes oscuros que cambiaban a mi alrededor, aumentaba y bajaba la velocidad en instantes, pero seguía sin poder ser consciente de mi cuerpo hasta que me dí cuenta de que no era mi cuerpo, yo no estaba avanzando, no era yo, y no fui la única que llegó a esta conclusión, de repente la criatura se detuvo en seco, tan rápido que sentí como era expulsada hacia atrás, al levantar la vista me encontré con unos ojos largos, blancos siniestros carentes de vida, todo mi cuerpo se congeló, el miedo se apodero de mi y cuando esa cosa estaba avanzando con el hocico abierto en mi dirección, desperté; Un sueño, solo fue un sueño, me repetía a mi misma para intentar calmarme, un sueño, una pesadilla, pero solo eso.

Me levanté de inmediato, agitada y temblando, había dejado una ventana del balcón abierta y la corriente de aire frío pasaba tranquilamente por ahí, me levanté a cerrarla y aproveche para revisar la hora en el celular, eran ya las 4:45 de la mañana, me distraje con la vista que el balcón ofrecía, afuera la brisa fría movía sigilosamente las ramas de los árboles, y aunque la luna extendía su luz, la mayor parte del bosque estaba confinada en oscuridad; Todos los acontecimientos del día anterior llegaron a mi mente en completo desorden, con la brisa dándome de lleno en la cara y el frío colándose en todo el cuerpo, me di cuenta de que todo lo que me habían contado era una completa y escalofriante estupidez, y lo peor de todo es que mi subconsciente lo había creído por un minuto, es más, lo había aceptado como si fuera algo completamente normal, aparte de la vergüenza de haberme creído toda esa sarta de mentiras, las dudas y el miedo se apoderaba poco a poco de mi; Y entonces lo decidí, tenía que salir de esa locura, ahora mismo, mi mente se puso a trabajar con la mayor velocidad posible, tenía apenas batería en el celular, un 25% que iría bajando conforme pasan las horas, me recrimine por no haberlo cargado antes, bueno de todas formas en esta área la señal era escasa así que lo apague y ya después cuando estuviera en un lugar más seguro intentaría hacer una llamada, cogí mi mochila y metí el celular y cargador, abrí también el closet y saque un cambio de ropa, si pensaba huir no podía hacerlo en pijama, le quitaba estilo, volví a regañarme mentalmente por estar haciendo bromas estúpidas en momentos serios. Bien, después de quince minutos de completo silencio y movimientos delicados para no despertar sospechas, ya estaba lista para mi escape ó intento de escape; Ahora venía lo complicado, ¿Cómo diablos iba a salir?, bajar las escalera no era una opción, y como me encontraba en un segundo piso saltar la ventana era suicidio, mi cabeza le daba vueltas al asunto sin llegar a nada fijo, tomé mi mochila y salí decidida al balcón; había recordado que a dos o tres ventanas se encontraba una pequeña terraza casi en la esquina de la casa, con escaleras que llegaban hasta el piso de abajo; Me coloqué muy bien la mochila, las ventanas estaban algo alejadas del balcón, y lo único en lo que podría apoyarme era un pequeño techado que acompañaba las paredes, no había ni enredaderas ni grandes barrotes en los que respaldarse, el viento se mantenia frio pero tranquilo, sin mover demasiado las copas de los árboles alrededor, brincar un balcón en un segundo piso en medio de la noche y tratando de provocar el minimo ruido posible resulto más complicado de lo que había pensado y fue aun peor cuando empecé a caminar por el pequeño espacio que me llevaba hasta la proxima ventana, en completo silencio y haciendo uso de todas mis inexistentes habilidades de espionaje logré llegar en una sola pieza a la terraza, esto se supone era la parte menos peligrosa pero no dejaba de ser arriesgado, tenía que bajar por las escaleras que llevaban hasta la planta de abajo pero tambien tenía que asegurarme de hacer el menor ruido posible, y esperaba con todas mis fuerzas que la escalera me llevara a un patio trasero o algo así, y de hecho no estaba tan equivocada, al finalizar la escalera me encontraba en la parte de abajo, justamente en lo que parecia ser un jardín, después de que mis ojos se acostumbraran lo suficiente a la oscuridad pude percibir que la puerta principal se encontraba en el extremo del jardín, por lo tanto solo una pequeña cerca me separaba de los linderos del bosque, dudé un momento acerca de que camino tomar, y finalmente me decidí por emprender una caminata por el bosque, estaba segura que pronto podria encontrar algun camino que llevara algun pueblo o alguna casa donde pedir ayuda, y siguiendo mi racional lógica era seguro que cuando se dieran cuenta de mi ausencia, fueran a buscarme por el camino principal al pueblo por el que habíamos pasado de camino, no sabía de cuánto tiempo disponía, así que era mejor ponerme en marcha lo antes posible. 

Brincar la cerca fue fácil, y pronto me adentre en las profundidades del bosque, al principio las veredas abundaban llevándote a distintos lugares, decidir cuál tomar fue más tardado de lo que debería, el manto oscuro de la noche estaba cada vez más débil anunciando que faltaba poco para el amanecer, esto era tanto bueno como malo, por un lado podría aumentar la velocidad de mis pasos ya que la luz me permitía caminar con más soltura y menos cuidado que cuando andaba en la oscuridad, pero por otra parte me quedaba menos tiempo para que se dieran cuenta de mi ausencia. 




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