Entre dos mujeres

CAPÍTULO 12

IGNACIO

De camino a la empresa, no puedo dejar de pensar en lo maravillosa que es Clarissa. La forma en que se preocupó por el hecho de que nuestra amistad pudiera dañar mi relación con Daniela me resultó gracioso. Se nota que se preocupa por los demás.

Llego y veo a Alexandra afuera, hablando por teléfono. Su rostro preocupado me impulsa a salir de inmediato del auto y acercarme a él.

Alexander se despide de la persona que lo llamó y cuelga la llamada.

—Violeta se ha sentido mal estos días —me dice—. La doctora nos informó que, al estar ya en las últimas semanas de embarazo, esto es común. Le recetó reposo absoluto y ha sido una locura, amigo.

—¿Por qué? —me rio y juntos nos dirigimos a la empresa.

—Quiere estar de aquí para allá, no tiene un minuto de descanso y, cuando la regaño, se molesta y se encierra en su habitación a llorar. —Abre la puerta de su oficina y entramos— Lo peor son las hormonas. Todo tengo que decírselo con mucha delicadeza, o si no, arma la tercera guerra mundial.

Me siento y opto por ser el psicólogo de Alexander. La verdad, me causa gracia como le ha cambiado la vida a este hombre. Sé que a veces es fuerte, pero no me cabe duda que será el mejor padre.

—De por si, a Violeta siempre le ha faltado un tornillo —me fulmina con la mirada y alzó los brazos—. Perdón, no quise ser tan poco considerado.

—No hables tanto, que ahora te tiene como su mandadero —me responde con humor.

Nos miramos y nos reímos, porque una mujer embarazada nos tiene con los nervios de punta y, aun así, la amamos.

—Por cierto ¿Por qué llegaste tan tarde? —me pregunta.

—Lleve a una amiga a una entrevista de trabajo —Alexander me mira fijamente.

—¿La misma de esta mañana?

—Si.

Se ríe y se lo que viene.

—¿Te gusta? —Abro los ojos y empiezo a toser.

—¿Qué? Claro que no —llevo mi mano a mi pecho, tratando de calmar mi respiración—. Sabes que estoy saliendo con alguien. Clarissa es hermosa, me cae súper bien y... —me detengo al darme cuenta de que estoy empeorando la situación—. Lo que intento decir, es que, aunque estuviera soltero, no creo que funcione.

—¿Por qué?

—Tiene un carácter de mierda, amigo —señale—. Además, es demasiado mujer para cualquier hombre, incluso para mí.

—La tienes en un pedestal, cuidado con que se te caiga —sonrio ampliamente por su comentario.

—Es lo que veo en ella.

Con eso, doy por terminada la conversación. Pasamos a temas más importantes y aburridos: asuntos de la empresa que tenemos que resolver a la brevedad posible. Tardamos más de dos horas discutiendo las posibilidades más positivas y llegamos a lo que creemos es el mejor de los acuerdos. Me pongo de pie, me despido de Alex y me dirijo a mi oficina.

Antes de llegar a mi despacho, me encuentro con Celeste, la jefa de recursos humanos. Ella ingresó este año y ha sido de gran ayuda en su área. La conozco desde mucho antes de su llegada, pues sus padres son muy amigos de mi madre. Me alegra mucho haber coincidido con ella.

—¿Dónde has estado está mañana? —Me pregunta—. No te he visto cuando llegué.

—Lleve a una amiga a su entrevista de trabajo, pase toda la mañana con ella —Arquea una ceja y me mira sorprendida— ¿Que sucede?

—¿Desde cuando pasas todo el día con amigas? —fingió una sonrisa — ¿Daniela esta al tanto de esto?

Es la única que sabe mi relación con Daniela en la empresa. Nos encontró de una manera muy cariñosa hace semanas en mi oficina y no tuve más remedio que contarle lo que estaba sucediendo.

—Es solo una amiga, no entendió cuál es el problema —le respondo, molesto— ¿Y que tiene que ver Daniela en todo esto? Ella sabe de mis sentimientos y la fidelidad que le profeso; jamás ha dudado del lugar que ocupa en mi vida.

—Calma, fiera —me dice riendo— Solo fue un comentario. Además, somos mujeres y, por naturaleza, somos celosas.

—Mi mujer no.

Me rio mientras nos despedimos. Daniela no contesta mis llamadas. ¿Qué estará haciendo? Me detengo y doy la vuelta. ¿Qué rayos hago yo aquí en la oficina cuando lo que necesito es ver a la mujer de mi vida? Alexander debe estar concentrado en otras cosas, así que sé que no notará mi ausencia. Salgo de la empresa y subo al coche.

Estoy desesperado por verla y saber que estamos bien. Aunque lo que estamos viviendo no se compara con lo que en verdad deseamos, al menos estamos juntos y eso es más que suficiente por el momento. Sé que cuando todos se enteren de nuestra relación, habrá muchas críticas, pero nuestro amor será más fuerte. El único que me preocupa es Alexander; sin embargo, sé que sabrá entender la situación. Además, somos dos adultos y si Daniela es feliz conmigo, él debería entenderlo.

Llego a la residencia de Daniela y apago el auto. Dejo mi teléfono por si acaso a Alexander se le ocurre llamar. Se que Dani se llevará una sorpresa al verme aquí. Toqué el timbre y para mí sorpresa, es ella quien me recibe. No me importa si las sirvientas nos ven; solo quiero sentir nuevamente sus labios. Mi cuerpo arde en deseo cuando me recibe de la manera que esperaba. Me alejo un poco y miro sus preciosos ojos.




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