Entre dos mujeres

CAPÍTULO 13

IGNACIO

Daniela no responde y un silencio incómodo cae entre nosotros. Alexander toca la puerta de nuevo.

—¿Madre? —insiste mi amigo.

—Hijo ¿Qué haces tan temprano aquí? —responde ella con cautela.

—Madre son las cinco de la tarde —se ríe—. Necesito hablar contigo, te espero abajo, no tardes por favor..

—Esta bien.

Escucho los pasos de mi amigo alejarse y todo el aire que tenía contenido sale de mis labios con fuerza.

Daniela se levanta y comienza a vestirse. La observo desde la cama sin saber muy bien que hacer para salir de aquí sin que Alexander me vea. Miro la ventana y descarto esa opción, prefiero enfrentarme a mi amigo.

—Vere que hago para que Alexander se vaya, espera aquí y no salgas —dice mientras se arregla el cabello— ¿Estoy bien?

—Tranquila, no se nota que has tenido el mejor sexo de tu vida —le respondo con humor y ella rueda los ojos.

Se acerca para besarme y la tomó del brazo para disfrutar más, no me canso de ella. Coloca sus manos en mi pecho y se aleja.

—No salgas —Vuelve a repetir y asiento.

Sale de la habitación y me dejo caer en la cama, mi vida amorosa es un tornado en este momento, no puedo creer que justo cuando me atrevo hacer algo por la mujer que amo, suceda esto. Por quedarme dormido, Alexander casi nos descubre ¿Que hago? Pienso en Violeta y sonrió, porque no se me ocurrió antes. Es la única con los ovarios bien puestos para sacar a mi amigo de aquí en un segundo. Busco su contacto y le envío un mensaje.

"No sé qué le dirás, pero por favor, llama a Alexander y dile que lo necesitas urgentemente."

Su respuesta me llega de inmediato.

"¿Qué hiciste, Ignacio?"

"Después te explico, solo ayúdame."

No me responde, así que me imagino que está llamando a Alex. Salgo de la cama y me visto, acomodo las sábanas para no dejarle un desorden a Daniela. Me siento y espero el mensaje de Violeta.

"Me debes un helado con chispas de chocolate."

Me rio.

"Todo lo que desees, te amo rubia."

La puerta se abre con brusquedad y entra Daniela con el semblante pálido.

—Alexander se tuvo que ir, Violeta se siente mal, tengo que ir a verla —Va en busca de una chaqueta y la detengo—. ¿Qué haces? No escuchaste lo que te dije.

—Ella esta bien.

—¿Cómo? —me dice—. ¿En qué lío metiste a Violeta?

—Es la única manera que encontré para que Alexander se fuera.

—Dios... —suspira y se deja caer en la cama— Esta telaraña de mentiras va a acabar con nosotros.

—Sabes lo que debemos hacer —se que está mal presionarla en la manera que lo estoy haciendo, pero necesito estar seguro de que está en la misma página que yo. Me siento perdido en esta relación.

—Por favor, no vayas a comenzar con lo mismo —se levanta de mal humor y me mira.

—¿Lo mismo?

—Decirle a Alexander que estamos juntos —responde—. Sabes que no estoy lista.

—¿Y cuando lo estás? —La encaro— Siempre buscas excusas, si no quieres que está relación salga de estas cuatros paredes, solo tienes que decirlo y ya. Estoy harto de tu miedo, Daniela.

—Trata de entenderme un poco —me exige, su cuerpo tiembla y me acerco a ella.

—Siempre llegamos a lo mismo, buscas mil razones para hacerme sentir mal por querer presumirte ante el mundo entero —Agarro sus manos y la miro a los ojos—. Te amo más que a mi vida, Dani. Pero no puedo seguir soportando amarte a escondidas y ver, qué para ti, eso esta bien.

Una lágrima baja por su mejilla y me duele ser el causante de su tristeza, suspiro y salgo de su habitación, estoy decepcionado, no imagine que amar doliera tanto. A lo largo de mi vida salí con muchas mujeres, pero jamás llegué a entregar mi corazón, como lo estoy haciendo con Daniela. Y que ella no valore eso, me mata por dentro.

No había nadie cuando bajé las escaleras y me detengo en la sala. Miro a los lados y me apresuro a salir y subir a mi coche. Lo enciendo y salgo de la residencia con el corazón roto. No quiero volver a mi departamento, quiero hablar con alguien que entienda un poco mi posición. Clarissa llega a mi mente de golpe y no dudo en dirigirme a su casa, espero que no esté ocupada y no se moleste al verme allí.

Mi cabeza es una locura, no sabía cómo sentirme al respecto ¿Cómo le hago entender a Daniela que podemos decirle al mundo lo que sentimos y salir ilesos? Sin embargo, el miedo que le tiene a los comentarios de su familia y amigos, es más fuerte que su amor hacia mi. No sé hasta cuándo podré seguir de esta manera, escondiendo lo que siento. Llego a su urbanización y está vez me fijo en los detalles de la calle, es muy pintoresca, llena de jardines hermosos, casas sencillas, pero con un aire a hogar que me agrada. Estaciono el auto frente a su casa y bajó del coche..

Cierro la puerta y afuera está un señor limpiando el pequeño porche que tiene. Me acerco y lo llamó, él levanta la mirada.




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