Entre Dos Mundos

Capitulo III – ¿Eres tú?

Capitulo III – ¿Eres tú?

     ¡Qué enorme dolor de cabeza sentí, después de una noche de bar!

     No recuerdo cuando llegue a casa, tampoco que fue lo que exactamente ocurrió, solo debo decir que estoy al tanto, de que me sentía como si volviera a tener 17 años, pude revivir esos momentos de adolescencia que tanto disfrute, pero que ciertamente ahora me avergüenzan. Cristian había pasado la noche en casa también, al despertar baje a la cocina por una taza de café, sentía cañonazos en mi cabeza, nunca me había dado una jaqueca tan fuerte como la de ese día.

     - ¿Cristian, pasaste la noche aquí? – Pregunté.

     - ¡Sí! No pude llegar a casa, me quedé en la habitación de huéspedes.

     - Yo no soporto esta jaqueca.

     - No es para menos, anoche tomaste como si el mundo se acabaría Santiago.

     Desde mi adolescencia había sido muy tomador, pero lo había dejado cuando comencé a salir con Susana, y no me parecía extraño, en cierto punto volví a recaer en lo mismo, – Por una noche no pasaría nada – tampoco era para alarmarse.

     - Buenos Días, ¿Cristian hijo tu aquí?

     - Buenos Días Señora Isabel, bueno, es que pasamos una noche muy animada en el bar, y no pude manejar hasta casa.

     Mamá siempre con sus preocupaciones, aun nos trataba como si fuéramos niños de cuna.

     - Me duchare, debo estar presente en la construcción, hablamos después – Comenté.

     Me despedí, siempre he sido el tipo de persona que cumple con sus deberes, y a pesar de que no me sentía físicamente estable para trabajar, me asegure de estar presentable y aparentar mi estado sobrio.

     - Santiago disculpa, hoy tengo reunión con dos de mis socios, hijo necesito que estés presente.

     - Lo siento Miguel no puedo, ya sabrás que hacer sin mí, como todo este tiempo y el que vendrá.

     Mi padre de una y otra manera quería involucrarme dentro de los negocios familiares, él no terminaba de comprender que no me interesaba nada referente a la empresa de seguros, yo por mi parte siempre he estado muy centrado en lo que quiero, mis planos, proyectos, estructuras, la coordinación, el mecanismo, distancia, peso, todo lo referente a construcciones es lo que realmente me importa, es mi mundo. Subí al coche y justo a dos cuadras de casa me encontré a Paola, la hijastra de Andrea Torres, iba caminando de nuevo, me sorprende que fuera caminando a la universidad cuando en su casa contaba con un chofer.

     - ¿Quieres que te lleve?

     - ¡Santiago Castillo! ¿Otra vez querías arroyarme con el auto?

     - No digas esas cosas, ven te llevo.

     Esta niña tiene un carisma enorme para simpatizar con las personas.

     - ¿Tú no me recuerdas Santiago? – Me preguntó.

     - Claro, casi te tire el carro el otro día.

     - No hablo de eso, me refiero a ¿Qué si no me recuerdas de niños?

     De verdad que lo digo con el corazón en mano, que no la recordaba, no sabía quién era, y es que estaba tan cambiada, tan diferente que para cualquier persona seria imposible reconocerla, ahora ella era toda una señorita, y muy hermosa.

     - Soy la hermana de Bianca Luna ¿Recuerdas? Tu tormento en el colegio.

     - Bianca, ya recuerdo… ¡Sí que era un tormento!

     Bianca y yo nunca nos llevamos bien, éramos dos polos totalmente opuestos, una moneda, yo representaba la cara, elegancia y ella era el sello, lo opuesto a mí. Yo en ese lapso de tiempo estaba en una posición económica muy favorable, siempre lo he estado por su puesto, y ella estaba apenas pasando por el abandono de su padre, lo cual la volvió fría, Bianca y yo fuimos los mejores amigos cuando nos conocimos, pero después se volvió odiosa y solitaria.

     ¡Tal vez por eso deje de tratarla!

     Nos habíamos vuelto dos personas repelentes, ella no soportaba mi presencia y ni yo la de ella, así que había cambiado mucho mi manera de actuar y pensar hacia su persona, incluso creo que muchas veces me burle de ella, pero estábamos jóvenes y ahora sé que estuvo mal ¡Aun así no dejaba de ser insoportable! Pero había un detalle, Bianca siempre fue hermosa, ella tenía una mirada tan encantadora, sus ojos eran algo achinados color negro profundo, esa mirada me gustaba más que ninguna otra, pero solo era eso, una mirada que no concordaba con nada en su personalidad.

     - ¿Sueñas despierto Santiago?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.