Capitulo IV – Removiendo el pasado.
Es hora de volver a mi realidad, a la de Santiago Castillo.
Esta mañana desperté con mi futura esposa, pero desconcertantemente pensaba en otra, sé que está mal, pero simplemente es algo que no puedo controlar, se escapa de mis manos, pues por muy insólito que parezca la mente juega con nosotros a su conveniencia.
- Buenos días mamá, Miguel, Susana paso la noche aquí en casa, está en mi habitación aun dormida, yo me iré a la construcción.
- Santiago, ¿Pretendes dejar a tu prometida sola, por irte a ese capricho de trabajo? – Comentó mi padre.
- Miguel, mi prometida no tiene problemas con que yo me vaya a ese capricho de trabajo, adiós.
Las relaciones padre e hijo muchas veces suelen ser memorables. Aquellas donde el padre enseña a su hijo a jugar Futbol, Béisbol o cualquier deporte desde su niñez, aquel que lo alienta al momento de buscar “mujeres” si de eso se trata, pero claramente este no es mi caso, este no es el mundo que yo vivo.
Miguel Castillo nunca me enseñó a jugar Futbol, yo solo corrí mientras pateaba un balón y aprendí, él nunca me dijo que el Béisbol existía, yo solo lo descubrí mientras miraba a los profesionales de las grandes ligas en sus prácticas, él nunca me hablo sobre mujeres, fui yo, quien pensó que la cantidad era más importante que la calidad, y disfrute jugar con muchas… Nuestra relación padre e hijo ¡Nunca Existió! Tampoco puedo decir que viví sin un padre, al contrario, él estuvo siempre allí, pero solo para lo que le convenía, “Interés empresarial” como lo llame siempre. Por este motivo fui siempre tan indiferente con él, tan frio.
Cuando llegue a la construcción el Señor Daniel Mora me pidió que asistiera a una reunión de suma importancia, se notaba tan alterado y preocupado que llegue a pensar ¿Sera algo malo? Pero en cierto aspecto no lo fue.
- Santiago, necesito que me culminen la obra en dos semanas. Este plazo sé que es corto para tus trabajadores, pero es urgente para mí tener listo el Centro Comercial a final de mes.
¿Dos semanas? Estábamos hablamos de culminar una obra en tiempo récord, cuando yo le calculaba como mínimo cuatro semanas más, un mes exactamente.
- Pero señor, tendríamos que contratar más personal, y trabajar incluso de noche.
- No importa Santiago, usted es la cabeza principal del rompecabezas, contrate a quien tenga que contratar, doble el sueldo de los trabajadores si es necesario, pero culmine la obra a final de mes.
Debo decir que me coloco contra la espada y la pared, realmente en apuros me encontraba. Analizando un poco la situación, y mirando con más optimismo lo podríamos hacer, realmente todo es posible, un poco más de trabajo y esfuerzo, pero como lo dije desde un comienzo, el esfuerzo valdrá la pena. Hice unas pocas llamadas, contrate un par de personas más, busque ayuda incluso de el que menos lo esperaba, hable con los trabajadores y llegamos al acuerdo de trabajar seis horas más de lo pautado, suficiente para lograr lo cometido. Claro que los gastos aumentaban a magnitud, pero todo correría por cuenta del señor Daniel Mora. Ya muy pronto vería el fruto de mi trabajo.
Comenzamos de buena manera, con mucha energía y entusiasmo, me encontraba conversando con Juan y Pedro, los encargados principales de las maquinas, cuando de pronto suena el pito de un carro, y al observar era Cristian, pero no venía solo, Bianca estaba con él. No sé con exactitud que me paso, pues al momento de mirarla mi corazón dio un pequeño y muy ligero salto, pero pude sentirlo perfectamente, de la nada mis manos comenzaron a sudar y sin provocarlo reaccioné con una sonrisa.
- Santiago, disculpa que te moleste hermano, pero quisiera pedirte un favor, esta noche llevare a Bianca a cenar, pero Susana me pidió que la llevara al aeropuerto, y como podrás ver, no podré.
- ¿Susana, y porque no me lo pidió a mí? – Le pregunté algo sorprendido.
- No lo sé hermano, pensé que sabias – Me respondió.
- No te preocupes yo me encargo de mi novia.
El que Susana le haya pedido el favor a Cristian de llevarla al aeropuerto me tenía sin cuidado, me sorprendió, pero no me preocupo, o tal vez sí, no lo sé, por lo menos no tanto como el saber que Bianca estaba con mi mejor amigo ¿Intentando tener algo? Ni siquiera comprendía porque me irritaba la situación.
*Lo mire durante los 15 minutos que estuvo el carro detenido frente a él, observe cada detalle de su aspecto físico, sus ojos, su sonrisa, su postura, absolutamente todo, no lograba entrar en razón en saber porque me llamaba tanto la atención, pero así era.*