Entre Dos Mundos

Capítulo V – Confusiones.

Capítulo V – Confusiones.

     Me queda exactamente una semana para culminar el único proyecto de mayor importancia que ha llegado a mi vida, estaba prácticamente atado de manos, con una enorme carga encima que no podía descuidar, y que en cierto aspecto me sentía orgulloso de tener conmigo. El trabajo iba encaminado de la forma correcta, justo como lo quería llevar, y justo como sabía que le gustaría al señor Daniel, los trabajadores se habían esmerado sin duda en uno de los más grandes proyectos en esta zona del país, y me sentía muy satisfecho en haber sido yo, quien hasta ese momento contralaba la obra.

     La semana pasada había sido un poco diferente, por decirlo de un modo, algo no común, y realmente distinto a lo habitual, aún no había recibido ninguna llamada telefónica de Susana y creo que en parte eso de alguna manera en particular me afectaba, y lo digo directamente por Bianca; no lograba entender con plena certeza lo que me estaba ocurriendo, pero es que cada vez que la miraba todo a mi alrededor cambiaba, me daba ese aire puro que podía respirar, esa calma y paz interna que debería sentir a diario, y esa tranquilidad o serenidad que tanto necesitaba, ella podía controlarme con tan solo una mirada, y lo más cumbre de todo es que sé que es así, y claro está que no debería ser así.

     ¡Me estoy hundiendo en mi propio fango!

     Ese día que la mire en el cafetín no fue justamente de casualidad, ya estaba “siguiéndola” por un segundo llegue a pensar que se encontraría con Cristian, y aun no sé porque me propuse a seguirla; me había levantado muy temprano y me detuve frente a su casa esa mañana, pensé en bajarme e invitarla a desayunar – Necesitaba hablar con ella – pero la vi salir, subir a su coche y simplemente opte por lo más fácil, seguirla, claro que ella no lo noto y fue por una parte lo mejor, cuando me di cuenta que estaría sola fue cuando decidí entrar al cafetín y allí tome la decisión de entablar conversación a su lado.

     Cada minuto en el que levantaba su mirada para mirarme a los ojos mientras me hablaba, ella me hacía respirar, mientras que, durante los otros segundos, simplemente mi corazón se detenía, solo esperando el momento en el que ella lograra reanimarlo, y así continuaba pasando cada vez que lograba ver sus ojos.

     Pero llego ese momento incomodo, esa llamada que descompensó mi cuerpo totalmente, y que a la vez logró despertarme de un sueño imposible y ficticio. Justo en ese instante fue cuando decidí levantarme e irme sin despedirme, no podía seguir soñando despierto, nadie nunca dijo que era malo hacerlo, pero tampoco dijeron que era bueno.

     Lo mismo ocurrió el día después, cuando me la encontré en el parque, en esa oportunidad fue casualidad encontrarla allí, supongo que tenemos gustos parecidos, pues cuando me siento muy preocupado por algo, o extremadamente obstruido de compromisos voy hasta ese lugar y me siento en las ramas de ese gran árbol, en él logro relajarme mientras observo a muchos de los niños que van a divertirse con sus padres, también me hace pensar en el día que logre tener mis propios hijos, sé que no seré como mi padre, yo si hablare con ellos, les enseñare lo malo y lo bueno de la vida, y tratare de apoyarlos y ayudarlos en lo que pueda, seré totalmente lo opuesto a Miguel Castillo.

     Volviendo a Bianca, si fue de casualidad encontrarla, me dirigía a la construcción cuando la vi sentada justo en las ramas, así que me detuve y caminé hasta donde ella se encontraba, como en los viejos tiempos. Hubo un segundo en el que en definitiva me transporte totalmente a esos días, cuando corríamos por el parque del colegio a ver quién llegaba primero a sentarse en la rama principal del árbol madre, normalmente ganaba yo, pero siempre la dejaba sentar a ella, yo me sentaba luego a su frente en la grama, y la observaba detenidamente mientras desayunaba, era una costumbre, pues sabía que en cualquier segundo iba a sonreír, de esa manera achinaba su mirada y terminaba complementando mi día.

     Tuve un impulso de la nada, ¡Le dije que me llego a gustar!

     No fue planeado, ni tampoco lo quería decir, simplemente salió desde lo más profundo de una manera totalmente espontanea, y al decirlo quede en silencio, pues ni yo mismo podía creer que lo había dicho, me dio mucha vergüenza al inicio – ¿Pero ya qué? – solo continúe diciendo lo que fue una realidad, luego no pude seguir estando allí con ella, no pude si quiera mirarla a los ojos, tenía esas cuatro letras esparcidas en todo mi cuerpo la famosa “PENA” y salí como un niño corriendo a su casa, de esa manera lo vi yo.

     Llegué a la construcción y pude olvidar lo ocurrido, claro que no por mucho tiempo, pues no paso ni una hora cuando Cristian me llamo, preguntándome cómo iba toda la construcción – ¡Y sí! No me pregunto por Bianca obviamente – pero es que él principalmente me la recordaba cada segundo, y considero que es mucho peor recordarla a través de mi mejor amigo, se vuelve más doloroso.




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