Capitulo VIII – Comentarios.
Las horas sigue corriendo, los días siguen pasando y no tenemos ni la menor pista en saber dónde pueda estar Bianca, es frustrante encontrarse en estas condiciones, sin noticias de una persona, sin saber que ocurrió, ¿Cómo es posible que alguien haya desaparecido sin dejar huella? Y aún más en el caso de ella, – Bianca no es así – ella sin duda alguna, sería una de las últimas personas que se iría por gusto, en estos momentos siento en cuerpo y alma la angustia que debe sentir Paola, y que no es extraño, no es de imaginar si quiera, cuando se sabe que son inseparables, y cuando se tiene en cuenta, que solo se tienen ellas dos… ¿Dónde puedes estar amor? Me repito cada segundo, y aún sigo sin encontrarle sentido a lo que está ocurriendo, y ya comienzo a sentir miedo por ella.
Ya han pasado dos días sin nada, Cristian había contactado a un amigo que trabaja para la policía, pero a ciencia cierta, siento que no resolverán nada, y es que me sigo haciendo las mismas preguntas, intento analizar cada situación y no entiendo absolutamente nada, la extraño aún más que nunca y me preocupa que pueda estar pasando con ella, me preocupa donde este o donde la tendrán, ya ninguno de los pensamientos son positivos, y es que al ver a su padre y a su hermana el miedo se sigue apoderando de mi poco a poco, además… Susana volvió y yo no tengo cabeza para ella.
¿Qué puedo hacer? Ya no puedo ni pensar, no puedo dormir, no puedo soñar, no puedo vivir sin ella.
Al tercer día de su desaparición, me aliste muy temprano con la intención de encontrarme con los Luna en su casa, a ver si la policía tenías noticias o alguna pista, algo que nos ayudara, así también pretendía asistir con Cristian y su amigo encargado del caso, para obtener de una vez por todas, soluciones con respecto a lo ocurrido, pero mi mañana comenzó diferente, Susana llego a casa esa mañana y ocurrió lo menos esperado.
- ¿Vas a salir? – Me preguntó.
- Si, ehh… Susana tenemos que hablar – Ya lo sé – dijo con la mirada gacha.
- Ya lo sé Santiago, entiendo que esto no funcionará, yo viviré viajando y tu… – No es eso – Le interrumpí –
No quería que ella pensara que nuestra relación acabaría por su culpa, cuando en realidad no lo es, asumo mi responsabilidad y sé que no puedo seguir avanzando con algo que ya no puede ser, no puedo seguir ni engañándola a ella, ni engañándome a mí mismo como persona, con sentimientos que no son los que siento, porque en el fondo me muero por estar con otra persona, y es que esa es la realidad…
¡Esa es mi única verdad!
- Yo te quiero Susana y mucho, pero no puedo amarte, no puedo…
- Si no es por mí, entonces ¿Es por alguien más?
- Sí, es por alguien más.
Ella no hizo comentario alguno, no titubeo, no se molestó, no murmuro, no hizo nada, solo se quedó de pie por unos minutos como pensando, y luego sonrió, me miro a los ojos y me dijo – Quizás siempre debieron estar juntos, ahora encuéntrala, y tráela a casa sana y salva – se dio la vuelta y bajo las escaleras, – Lo comprendí – ella siempre lo supo, y en efecto me esperaba otra reacción pero no fue así, allí termine de conocer a la persona de la que me había enamorado una vez, y me di cuenta que nunca me equivoque, porque era en su mayor parte perfecta, y sé que no existe la perfección, me lo repito, pero se le asemejaba, ahora solo se, que ella merece a una persona mucho mejor que yo.
Luego de tanto revuelo Cristian y yo llegamos a la comisaria, hablamos con su amigo pero no daba respuesta, seguía repitiendo lo mismo que ya nosotros sabíamos, que estaba desaparecida, no habían noticias de ella y tampoco un lugar donde comenzar a buscar, el escucharlo me enfermaba, me molestaba cada palabra salida de su boca, y es que solo el saber que no tenían solución a un problema de tres días me partía en dos del coraje, y si, perdí el control total de la situación, no pude más, no pude seguir soportando la negligencia de esas personas.
- No hemos avanzado Cristian, apenas tengamos noticias te estaremos llamando.
- ¿Qué tanto esperan, creen que ella llamará por teléfono y dirá ¡Estoy aquí!? Por Dios, siguen dando largas al asunto – Les dije.
- Cálmate Santiago, ellos hacen lo que pueden – Mencionó Cristian.
- PUES NO HACEN LO SUFICIENTE, no hacen nada.
Abandoné la sala y salí a tomar aire fresco, Cristian a los minutos salió y me quedo mirando fijamente, él ya lo sabía, no había más nada que ocultar, ya era simplemente el momento de decir la verdad.