Entre Dos Mundos

Capítulo 3: Conversación Privada

Narrado por Giovanni Marchetti

La noche siguiente a la gala en Roma, el silencio en mi oficina era casi asfixiante. Las luces de la ciudad parpadeaban a través de las ventanas de cristal, creando una danza de sombras en las paredes de mi despacho. Dimitri estaba sentado frente a mí, en una de las sillas de cuero de mi oficina, el mismo lugar donde habíamos discutido numerosos temas de negocios. Pero esta noche, el aire estaba cargado con algo más que simples negociaciones.

Habíamos regresado de la gala con una sensación de inquietud. Isabella Rinaldi había causado un impacto profundo en ambos. A pesar de nuestra habilidad para manejar el peligro y las intrigas del mundo criminal, había algo en ella que nos hacía sentir vulnerables, algo que no podíamos simplemente ignorar.

-Necesitamos hablar sobre lo que ocurrió ayer -dije finalmente, rompiendo el incómodo silencio que había llenado la habitación.

Dimitri, con su imperturbable calma, levantó una ceja, mirándome con esos ojos fríos que siempre estaban evaluando cada situación. Aunque su expresión era serena, podía sentir la tensión entre nosotros. Sabía que él también había sentido lo que yo había experimentado.

-Estoy escuchando -respondió Dimitri con su tono habitual, pero había un matiz de preocupación en su voz que no solía mostrar.

Me incliné hacia adelante, apoyando los codos en la mesa de caoba pulida. La conversación que íbamos a tener no era una de esas que se resuelven con simples palabras. Estábamos en terreno desconocido, y la forma en que lo abordáramos definiría nuestra relación, no solo con Isabella, sino entre nosotros como amigos y socios.

-Isabella es diferente -comencé, eligiendo mis palabras con cuidado-. No es solo su belleza. Es la forma en que se mueve, la forma en que nos mira. Tiene algo que... nos atrapa.

Dimitri asintió lentamente, su mirada fija en un punto en el suelo. Sabía que estaba pensando lo mismo, pero no quería decirlo en voz alta. A veces, las palabras podían ser más reveladoras de lo que deseábamos.

-Sí -dijo Dimitri, sus palabras cortantes y precisas-. No puedo dejar de pensar en ella. Y eso es raro. Nunca me había pasado algo así con ninguna otra mujer.

Lo miré, tratando de leer entre líneas. Dimitri siempre había sido un enigma, y sus sentimientos, si es que alguna vez los mostraba, eran complicados. Pero en ese momento, pude ver la misma inseguridad en sus ojos que yo sentía.

-Exactamente -respondí-. La atracción es mutua. Lo sabemos. Pero lo que también sabemos es que nuestra amistad y lo que hemos construido juntos son más importantes que cualquier sentimiento pasajero.

Dimitri se reclinó en su silla, cruzando los brazos sobre el pecho. Era su manera de prepararse para una conversación seria, una que no siempre terminaba de la manera más amistosa.

-Entonces, ¿qué propones? -preguntó, su tono más duro de lo habitual.

-Creo que debemos hablar con Isabella -dije con firmeza-. Si ella está dispuesta, podríamos explorar esto juntos. Pero debemos ser claros desde el principio. No queremos que esto interfiera en lo que tenemos.

Dimitri se quedó en silencio por un momento, sus ojos perdidos en la vista de la ciudad nocturna. Finalmente, asintió con la cabeza.

-De acuerdo. Hablaremos con ella. Pero tenemos que hacerlo de manera que no se sienta como una imposición. Si no está interesada o si prefiere no involucrarse en nuestro mundo, debemos respetar su decisión.

Asentí, reconociendo la sabiduría en sus palabras. Dimitri siempre había tenido una forma de ver las cosas con claridad, incluso cuando los sentimientos se complicaban. En ese momento, entendí que estábamos en la misma página, a pesar de nuestras diferencias.

-Haremos esto a nuestra manera -dije-. De la manera en que hemos manejado todo hasta ahora: con respeto y sin dejar que nuestras emociones nublen nuestro juicio.

Dimitri se levantó, y aunque su rostro seguía siendo una máscara de calma, había algo en su postura que indicaba que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para resolver la situación de la mejor manera posible.

-Entonces, ¿cuándo planeas hablar con ella? -preguntó, dando un paso hacia la puerta.

-Lo haremos pronto -respondí-. No podemos esperar demasiado. Isabella está en el centro de esto, y no podemos permitir que el tiempo pase sin resolverlo.

Dimitri asintió una vez más, y antes de salir de la oficina, se detuvo por un momento, mirándome con una expresión que mezclaba respeto y un toque de camaradería.

-Giovanni, si esto no funciona como esperamos, tendremos que enfrentarlo juntos. Lo que sea que venga, no dejes que esto nos separe.

-Lo sé, Dimitri -dije-. Lo sé.

Con eso, Dimitri salió, dejando la habitación en un silencio contemplativo. La conversación que acabábamos de tener había aclarado nuestras intenciones, pero también había dejado claro que, sin importar lo que pasara, nuestra amistad y nuestra relación seguirían siendo lo más importante. La próxima vez que viéramos a Isabella, nuestras cartas estarían sobre la mesa, y sería el turno de ella decidir qué hacer con la verdad que le ofreceríamos.



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En el texto hay: amor, poliamor

Editado: 03.02.2025

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