Entre Dos Mundos

Capítulo 14: El Conflicto

Narrado por Isabella Rinaldi

El ambiente en la villa había sido inusualmente tenso durante las últimas semanas. La tregua entre Giovanni y Dimitri había traído una relativa calma, pero el peso de los problemas del negocio seguía afectando a Giovanni. Las presiones externas y las dificultades internas estaban empezando a desbordarse, y no había encontrado otra salida que volcar su frustración en los aspectos más cercanos a él.

Fue una tarde particularmente difícil. Giovanni había estado lidiando con varios problemas críticos en el negocio: una operación que no había salido como se esperaba, tensiones con algunos aliados, y un sentimiento general de que todo se estaba desmoronando. Intenté mantenerme al margen mientras trataba de manejar la situación y apoyar a Giovanni, pero el estrés que él estaba soportando era evidente y, desafortunadamente, yo estaba en el centro de esa tormenta.

La discusión comenzó de manera aparentemente trivial. Giovanni estaba revisando unos documentos en la sala de estar, y su frustración era palpable. Estaba lanzando papeles y murmurando para sí mismo, y yo me encontraba en la cocina, preparando algo de comida con la esperanza de aliviar un poco el ambiente.

—Giovanni, tal vez deberías tomarte un descanso —le sugerí con la voz suave, tratando de ofrecer un poco de calma.

Él giró hacia mí con una mirada que estaba cargada de cansancio y exasperación. —No tengo tiempo para descansos, Isabella. ¿No ves que todo está yéndose al garete? Y en vez de ayudar, estás aquí haciendo... ¿qué exactamente?

El tono de su voz era cortante, y las palabras que usó me sorprendieron. Intenté no dejarme afectar y respondí con la mayor calma posible. —Estoy tratando de ayudarte, Giovanni. Pero si estás frustrado, no es necesario que me lo descargues a mí.

Él soltó una risa amarga y se acercó, su expresión cambiando a una mezcla de enojo y agotamiento. —¿De verdad crees que esto es fácil? Estoy manejando un montón de problemas, y no necesito más complicaciones. ¿No entiendes que esto es importante?

La conversación rápidamente se tornó en un grito. La tensión acumulada, la frustración de Giovanni y mi propia necesidad de ser escuchada explotaron en una discusión acalorada. En un momento, Giovanni perdió la compostura y, en medio del calor del momento, me dijo algo que me tomó por sorpresa.

—No, muñeca, aún estoy enojado.

Las palabras salieron de su boca de forma automática, como si hubiera sido una expresión habitual para él, pero el efecto que tuvo en mí fue inesperado. Me quedé paralizada por un instante, y la sorpresa se reflejó en mi rostro.

—¿Me dijiste muñeca? —le pregunté, mi voz temblando entre la confusión y el dolor.

Giovanni se detuvo, su expresión de enojo se desvaneció por un momento. Parecía darse cuenta de lo que había dicho y de cómo me había afectado. La furia en sus ojos se suavizó, y un atisbo de arrepentimiento apareció en su rostro.

—Porque esté enojado no significa que te vaya a tratar mal —dijo con voz más baja y sincera. Su tono había cambiado, mostrando una vulnerabilidad que normalmente mantenía oculta.

Sus palabras resonaron en mí, y sentí que una parte de la tensión se disipaba. Aunque su frustración y enojo eran claros, había un reconocimiento en su voz de que mis sentimientos eran importantes para él. La sinceridad en sus palabras me hizo darme cuenta de que, a pesar de su enojo, aún había un fondo de respeto y cariño que no debía ser ignorado.

—Giovanni —dije, mi voz temblando mientras trataba de recuperar la compostura—, entiendo que estés frustrado. Pero eso no justifica que me trates de esa manera. Necesito que reconozcas eso y que, al menos, me trates con el respeto que merezco.

Él asintió lentamente, su mirada baja mientras procesaba mis palabras. —Lo siento, Isabella. No era mi intención herirte. Estoy lidiando con mucho y no debería haberlo descargado contigo.

En ese momento, el silencio llenó el espacio entre nosotros. La discusión había dejado una marca en ambos, y aunque el conflicto no se había resuelto por completo, había un nuevo entendimiento en el aire. Giovanni y yo sabíamos que necesitábamos trabajar en nuestra comunicación y en la forma en que manejábamos nuestras emociones.

La tarde continuó en un tono más calmado. Aunque las emociones seguían a flor de piel y las tensiones persistían, al menos había un intento sincero de abordar los problemas con un nuevo enfoque. La sinceridad de Giovanni y mi propia disposición para enfrentar el conflicto de manera abierta nos ofreció una base sobre la cual comenzar a reconstruir.

El camino hacia la resolución de nuestras diferencias sería largo y complicado, pero estaba dispuesta a dar los pasos necesarios para sanar las heridas y fortalecer nuestra relación. Sabía que la clave estaba en la comunicación y en el respeto mutuo, y estaba decidida a trabajar en ello, por el bien de todos nosotros.



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En el texto hay: amor, poliamor

Editado: 03.02.2025

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