Barnabas observaba con un poco de nerviosismo a Naomi mientras su padre esperaba paciente a que la respuesta llegara de una buena vez, hablar sobre ser una pareja era algo que el príncipe prefería hacer en la comodidad de la privacidad puesto que no deseaba abrumar a la joven, tampoco quería tener que darle explicaciones frente a su hermano que parecía ya intuir algo sobre el tema; el peliazul acortó la distancia con el regente de Pavlopetri teniendo en mente una idea un poco más serena.
—Padre, ¿puedo responderte en privado? No es algo que pueda ser entendido por Naomi con tanta facilidad y deseo hablarlo con ella a su debido tiempo —murmuró con una reverencia.
—De acuerdo, hablemos en privado, pero Inhor debe estar presente ya que se encarga de la seguridad de todos, ahora, también de la de Naomi mientras su estadía aquí se dé —sonrió de lado al ver el descontento de su hijo menor—. No seas chiquilín, sea lo que sea será bien tomado por Inhor, no es el estricto hermano que crees.
—Bien —murmuró, se alejó un poco para ver a Naomi—. Tengo algo importante que hablar ahora mismo, pero puedes ir con Rose para que te entregue ropa adecuada y te dé alimento.
—¿Seguro? —Naomi no se veía del todo segura a esa propuesta.
—Claro que sí —la jovencita se acercó con una sonrisa, encantada al parecer, para tomarla de la mano alejándola del príncipe mientras le daba plática para que estuviera más relajado.
—¿Quieres decirme por qué de pronto tantas sonrisas? Apenas ha llegado —Inhor se acercó a Bar con mala cara, no le gustaba nada ese repentino interés de Rose en la humana y mucho menos que cuchichearan entre ellas—. Hazme el favor de hablar rápido, luego, llévatela lejos de ella.
—Veo que tus celos son incontrolables cuando se trata de Rose —se mofó el peliazul—. Aun cuando sabes que te sigue a dónde sea insiste en tener inseguridad cuando otro se le acerca.
—No somos enchanté, puede encontrar a quien realmente la esté esperando y tendré que aceptarlo —suspiró molesto, desvió la mirada—. De igual forma no es algo que tenga que hablar contigo.
—Bueno, tal vez seas el mayor pero hasta yo sé que en lugar de lamentarte por lo que no son deberías aprovechar el tiempo que sea que tienen para acercarte a Rose y tener lo que puedas con ella —rodó los ojos—. Tu pareja puede llegar ahora como en años o nunca hacerlo, ¿vas a quedarte lamentándote, entonces?
—Es un buen consejo —Althar los observaba con calma, sus hijos solían tener diferencias de pensamientos pero cuando alguno tenía la razón no dudaba en estar de su lado.
—Ya es suficiente de mí, ¿Qué hay de ti? ¿Quién es esa chica? ¿Por qué tanta insistencia para estar a su lado? ¿hay algo que no nos has dicho? ¿Será que sabía de su procedencia de Atlantia? —escudriñó.
—No, no estaba enterado de que podía siquiera respirar y tú lo sabes, de no haber sido por ti no me habría dado cuenta —negó apenado por habérsele pasado ese detalle—. Naomi es mi enchanté y no tengo dudas, en lo absoluto. Supe que algo en la superficie me llamaba la primera vez que la vi, dejé el reino para poder descubrir qué era eso que parecía arrastrarme hacia el barco y fue cuando la vi ser arrastrada por las bestias de las fosas, no pude dejarlo morir; la dejé de nuevo en su barco, esperaba que se marchara, que no se quedara, pero eso jamás pasó y luego Esselie se presentó para hacer de las suyas. Además, hablé con ella, cuando eso pasó, bastaron sus sinceras palabras para comprender lo que Naomi no comprende de sí misma.
—¿Es en serio? ¿Una mitad humana es tu pareja? Increíble —susurró Inhor asombrado.
—No es tan descabellado, muchos de los hijos del océano han viajado a la Tierra para conocer o hacer sus vidas allí, la gran mayoría va por aventuras pero termina enamorándose o encontrando a sus destinados —Althar sopesó regresando a su trono—. El océano nos envía a nuestras parejas dependiendo de quiénes somos, qué hacemos y cuál es nuestro destino, no es al azar, no es un juego, es una verdad absoluta.
—Lo sé —Barnabas asintió.
—De todas formas, tienes una ventaja —Inhor volteó a ver a su hermano menor—. Tiene genes atlanteanos, respira y se adapta a nuestro mundo, puede quedarse a tu lado el tiempo que sea. Teniendo en cuenta que vivimos muchísimo más que los humanos, tienes siglos de tiempo a su lado.
—Pero Naomi dijo que su abuelo podría ser el atlanteano, ¿Cómo es que llegó a vejez si vivimos más que ellos? —el peliazul buscaba saberse seguro de que la muchacha pasaría mucho tiempo a su lado.
—Probablemente solo fue apariencia para no destacar, para que no lo descubran, sin mencionar que si estaba huyendo de su hogar debió tener una razón —el rey dio por sentado—. Ahora, ¿Qué pretendes hacer? ¿Cuándo vas a decirle? ¿Qué es lo que crees que sucederá a partir de ahora?
—De momento, creo que lo mejor para Naomi es saber sobre su abuelo, encontrar una respuesta concisa a todo lo que se le ha revelado, luego, cuando sea oportuno, le diré sobre ser mi enchanté, de todas formas, no podemos evitarlo, se dará nuestra relación de una u otra manera —sopesó—. Después, lo que me gustaría es que hables con las ninfas, una de ellas llamada Esselie está tras Naomi solo porque quiere hacerme daño y eso no me agrada para nada.
—¿Estás seguro de esto?
—Sí, lo estoy. Le he advertido dos veces que debe alejarse de ella, que está bajo mi protección y no ha hecho caso, creo que le divierte, sin mencionar que quiere a mi pareja destinada como bocadillo y puede confirmarlo André para que veas que no es una locura o una confusión mía —explicó el príncipe gesticulando.
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Editado: 12.08.2025