—¿Cómo es posible que haya desaparecido de esa manera? Fue silencioso, no lo vi venir, no oí nada, ¡nada! —Barnabas masculla frente a su hermano y padre intentando recordar algo que pueda ayudarle a entender lo que ha sucedido.
—Calma, tenemos que pensar en frío. Esa ninfa te odia desde hace tiempo, con todo lo que aconteció alrededor de la aparición de Naomi era obvio que haría algo al respecto, era cuestión de tiempo, pero no imaginé que sería tan osada como para secuestrarla —Inhor chasqueó la lengua con preocupación, era un tema delicado—. Tenemos las horas contadas para encontrarla, sabemos lo que hará.
—No puedo quedarme aquí pensando, tengo que ir a buscarla —el peliazul amagó irse pero fue detenido por el rey.
—No entres en pánico, piensa con serenidad. De ti depende que podamos hallar a Naomi, ahora, piensa, ¿Dónde la conociste? ¿Qué lugares frecuenta? ¿Dónde se esconde esa arpía? —interrogó serio.
—No lo sé, por lo general, vaga por el océano, no suele quedarse en un lugar específico. André y yo la hemos visto en diferentes sectores —explicó.
—Barnabas —su mejor amigo se acercó—. Una sirena.
—¿Qué?
—Una sirena podría haber cantado para Naomi, si quieren una presa en particular su canto solo será escuchado por ese ser —observó a la ninfa que los escuchaba tratando de ser de ayuda en nombre de su emperatriz—. ¿No es así?
—Pues sí, tengo entendido que es una de sus habilidades, por lo general, las sirenas cantan las canciones que se guardan en los corazones de sus objetivos, es imposible que alguien se resista a ellas. Caen en un trance inmediato y van a obedecerlas hasta la muerte —apretó los labios viendo el pesado panorama—. Pero Esselie dijo que cobraría favores, puede que tuviera este plan en mente desde hace tiempo, el problema es que debemos matar a la sirena una vez haya quitado el embrujo para que la mente del humano se libere.
—¿No hay otra forma? ¿y si no la hallamos? —el peliazul comenzaba a entrar en una crisis.
—Si no la hallamos, ella nunca despertará —susurró.
—De acuerdo, no podemos perder tiempo, tenemos que encontrar a la sirena y a Naomi —Barnabas dio un par de vueltas por el lugar sopesando—. La sirena controla a Naomi, ¿no? Quiere decir que Esselie la necesitará para llevarla a dónde quiera terminar esto, por lo que lo más probables es que tengamos la oportunidad de encontrarlas juntas si nos damos prisa, ¿Dónde llevar a alguien?
—Mejor pensarlo de esta manera —la ninfa presente tomó la palabra—. ¿Cuál sería el mejor lugar para realizarle perversiones a un humano sin ser encontradas? ¿Dónde sus gritos no van a ser escuchados? ¿Dónde podrá devorar su carne sin ser vista?
—Mierda —Inhor restregó sus manos por el rostro, horrorizado de solo considerar todas esas preguntas con quien era su cuñada ahora.
—Las fosas —Barnabas apretó los puños—. Las criaturas que allí viven no dejan ingresar a nadie, pero ella parece ser la clase de escoria con la que se relacionarían. Si quiere matar a mi enchanté, la fosa es el mejor lugar.
—Prepárense, desplieguen los equipos de búsqueda, usen los rastreadores, que la Océanide intente encontrar la esencia de Naomi —Althar ordenó a los presentes que de inmediato comenzaron a acatar sus pedidos—. Barnabas, iremos juntos, vamos a encontrarla.
Tal y como había deducido el príncipe menor, la sirena había llevado a su cautiva hasta las fosas donde las criaturas embravecidas y poco cuerdas habitaban a la espera de tener la opción de hacerse con un bocadillo que saciara sus hambrunas constantes. La joven esperaba paciente hasta que Esselie apareciera pues no podía marcharse sin haber quitado el embrujo de la humana o terminaría atada de por vida a ella, aunque la ninfa fue específica en que debía huir y no regresar ella no era estúpida; primero debía asegurar que no quedara nada que la vinculara a la joven que ahora mismo yacía tendida sobre unas rocas viéndola directo a los ojos, hipnotizada por su voz, perdida en la bruma de la inconsciencia.
La sirena se acercó nadando parsimoniosa, apoyó sus manos sobre las rocas observando de cerca la chica que no le perdía pisada solo porque tenía que seguirla con necesidad, se preguntó por qué la ninfa querría hacerle daño a alguien tan pacífico, así le había parecido Naomi cuando logró apresarla con su voz; alguien más conflictiva, más oscura, le habría dado pelea, habría tenido que usar todo su potencial para inducirle el trance y no había sido siquiera cercano a ello lo ocurrido.
—¿Qué es lo que estás haciendo aquí? Te pedí que te fueras apenas la dejaras aquí —Esselie espetó molesta llegando con mirada amenazante.
—No me dejaste terminar de hablar, no puedo irme sin revocar el canto o terminaremos atados de por vida y no es de mi interés que una chica como ella me siga —negó—. Tengo que despertarla.
—No quiero que lo hagas —rodó los ojos, si Naomi despertaba ella no podría deshacerse de ella como quería, en verdad la necesitaba sedada y obediente.
—Pero tengo qué, no puedo marcharme hasta acabarlo, de una forma u otra —explicó.
—Entiendo, entiendo —Esselie asintió sonriendo al fin—. Supongo que es lo mejor si queremos separarnos del todo. Haz lo que tengas que hacer.
—Sí —con alivio regresó su mirada a Naomi lista para volver a entonar una melodía cuando jadeó adolorida, sus ojos fueron hacia sus entrañas que habían sido atravesadas por las garras de la ninfa quien sonreía feliz—. ¿Por qué…?
#2574 en Fantasía
#1141 en Personajes sobrenaturales
fantasa romance personajes sobrenatural, fantasía romance acción aventura
Editado: 12.08.2025