Capítulo III Segunda Parte

EL RETORNO

Segunda Parte

“La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.”

—Gabriel García Márquez

Todo el resto de la tarde se la paso rodando por todas las calles, pensando en los momentos felices que había tenido junto a David, en su tono de voz, le extrañaba profundamente, la idea de no volverlo a ver le destruía, era como un disparo al corazón, jamás olvidaría esos besos, su trato, sus charlas espirituales, esa voz conciliadora y pacífica. Ahora en su lugar estaba aquel anciano molesto y una canción de ópera, canción que seguía resonando en su mente mientras daba vueltas por toda la ciudad, recorriendo todas las calles sin reconocer la mayoría de ellas, con la esperanza de volverse a estrellar y aparecer en el mundo de David, de cruzar ese extraño portal.  La sola idea de volver a casa y encontrar a Dorian le era insoportable, no había manera de que lo viera igual, ya se estaba quedando sin gasolina así tuvo que aceptar su terrible destino y llegar de nuevo a casa, o, mejor dicho, la casa de Dorian.

—¿Dónde has estado? Te llamé al celular cientos de veces, pero no respondías —Inquirió Dorian.

—Lo siento estaba aburrida, así que decidí salir un rato.

Dorian se acerca para saludar a su esposa, le da un beso en la frente y esta se queda parada sin corresponderle —Lo siento estoy cansada.

—¿No vas a cenar? —Virginia suspira queriendo negarse por completo a la propuesta —Esta bien, si, tengo hambre—miente.

—Traje pizza tu comida favorita —Ella ni si quiera estaba segura de eso —Hizo un gesto con su boca algo parecido a una sonrisa, más bien era una mueca —Ok ¡estupendo ¡

Después de haberse cambiado de ropa, una bastante tapada, regresa a la mesa…

—Buen Provecho corazón —Inquirió Dorian en la otra punta de la mesa, Virginia procuro sentarse del lado opuesto, lo más lejos posible.

—¿Y cómo te fue hoy? —Se atrevió a preguntar, pero no porque le importase como había transcurrido el día de su esposo, sino más bien para averiguar a qué se dedicaba, porque obviamente no sabía si seguía siendo el mismo, parecía distinto…

—Hoy solo nos dedicamos al caso del Sr. Robinson es prioridad para el bufete —La conversación navegaba en temas legales, leyes, demandas, cifras estratosféricas, en fin, ella no prestaba atención, la voz de Dorian se había quedado al fondo…

—¿Cómo hago para abrir la puerta de nuevo? ¿Cómo habré caído en este mundo? Necesito descubrir la forma de regresar —Suspira.

—¿Y tú no me has contado a donde fuiste hoy? Recuerda lo que dijo el doctor.

—Estuve con Alexia —Mintió.

—¿Alexia? ¿Alexia la de la universidad? ¿Cuándo se vieron? Pensé que tenían mucho tiempo sin hablarse, no sabía que se habían hecho amigas, de hecho, creo que nunca lo fueron, ¿recuerdas? ¿Que trataba de flirtear conmigo cuando ya éramos novios tú y yo? Por eso dejaste de tratarla.

—Esas palabras desconcertaron a Virginia, no porque sintiera rabia o celos, sino que porque casi sospechaba que realmente no era su amiga desde un principio y ya había entendido la razón, le desconcertaba que pudieran tratarse así sea en otro mundo.

Ella muerde otro pedazo de pizza con desdén —entonces ¿son amigas ahora? (risa sarcástica).

—Bueno no exactamente, estuvimos en un cafetín y no paro de hablar de ella, ya me estaba cansando ¡—fue lo único cierto que dijo Virginia en toda la cena.

—¿No tenías mucha hambre cierto? No has comido casi nada, apenas y dos pedazos —Comí en la cafetería con Alexia, estoy llena, lo siento —Exclamó.

Después de aquella insípida cena con Dorian, ella se fue al dormitorio y fingió dormirse rápido, paso más de una hora esperando que él se durmiera, solo quería escabullirse entre las sabanas y tomarse el tiempo suficiente para encontrar respuestas…

Mundos paralelos y como conocerlos, mundos abstractos ¿realidad o ficción?, Mis otros Yo, Somos seres multidimensionales, ¿Crear otras realidades? era una larga lista de búsqueda en internet, Virginia no paraba de buscar respuestas, no entendía mucho de cómo funcionaba todo esto, lo último que intentó fue escribirle un largo correo a David sobre lo que pasaba, sintió un ligero alivio, guardaba la esperanza de que este le respondiese desde algún lugar.