Entre el amor y el dolor (1)

5- Triste despedida (Fin)

NARRA LA HISTORIA YANA

Ya han pasado diez años desde que estuve aquí por última vez, mi familia se unió conmigo poco tiempo después y decidieron quedarse a vivir allá, ahora ya no tengo a nadie aquí, vine solo a despedirme de la ciudad que me vio nacer, que me dio los mejores momentos de mi vida y que a la vez me dió los peores, me despido de ella con este viaje porque no pienso volver más, ya aquí no me queda nada.

Decidí antes de irme pasar por todos los lugares donde fui feliz, eso incluía, la universidad donde formó a la enfermera que soy hoy, el bar donde conocí a Edgar, la casa donde vivimos por seis años y seis meses, y la casa de mi madre que fue donde crecí.

Deje para el final la casa donde fui tan feliz y a la vez me rompió en mil pedazos, esa era la casa de Edgar, antes de irme quise verla una última vez, ya hacía dieciséis años que no la veía, tenía un recuerdo, por supuesto, esa casa nunca se borró, solo que ahora no sabía con lo que me iba a encontrar.

El tiempo pasa y no es por gusto, al llegar a la dirección que un día fue mi dirección me sentí algo desorientada, ya nada era igual, donde habían pequeñas casas, ahora habían enormes menciones, no sabía cual era exactamente pues estaban construidas en un modelo totalmente diferente al que recordaba, por eso tome la decisión de bajar del coche junto a Elisa que me acompañó, mi pequeña se había convertido en todo una adolescente, tenía quince años ya, era preciosa y tan dulce como su madre y su padre, el cual por desgracia no conoció.

Dejé el coche al inicio de la calle y salimos despacio, ella mirando mis pasos y yo buscando alguna señal que me dijera que ahí era, es como si las hubieran corrido del lugar donde habían estado años atrás, pasamos dos o tres menciones pero ninguna pensé que sería, seguimos avanzando y nada, me fije en una, era muy grande, tenía unos adornos muy bien esculpidos a la entrada, eran una princesa y un sapo, ambos se encontraban separados por una enorme serpiente que tenía los ojos del sapo cubiertos con la enorme cola que tenía, eso que acababa de ver había llamado mi atención y no pude evitar detenerme para observarlos más detenidamente, era de noche por lo que debía fijarme bien, porque con la luz de la calle no era suficiente.

Cuando noto que Elisa se me pega algo preocupada salgo de mi contemplación a las pequeñas estatuas y concentro mi atención en ella, pero en ese mismo instante una voz a mi espalda me hace sobresaltarme

-¿Están perdidas verdad? -pregunta un señor a nuestra espalda -es que no creo que sean de por aquí, porque de ser así las hubiera reconocido inmediatamente, las puedo orientar si así desean

Ya habían pasado muchos años pero su voz era la misma, solo que ahora se escuchaba más ronca, más cansada e incluso triste. Tantos años no pasan por gusto. No tube que girarme inmediatamente para saber que era Edgar, de hecho, me lo pensé, no sabía si seguir o girarme a ver su cara una vez más. Pero la curiosidad fue mayor. Y me di la vuelta

-No estamos perdidas, solo nos detuvimos un segundo pero ya nos íbamos -lo mire a la cara, y fue extraño, no era lo que pensaba, se veía mucho más viejo de lo que era, ya tenía 42 años, al igual que yo, pero se veía bastante mal físicamente, tenía ojeras cómo si no descansara, se veía muy cansado, también flaco, como si el tiempo no le alcanzara para ocuparse un poco de su apariencia, después de mirarlo por unos cortos segundos di media vuelta y salí tomando la mano de Eli

-¿Yana? -me llamó una voz temblorosa y con dudas a mi espalda, quizás sin reconocerme bien -al escuchar su voz mis pasos se detuvieron automáticamente y me gire hacia el nuevamente -no me puedo creer que te esté viendo, ¿recordaste nuestra casa?, porque según tengo entendido... -hizo una pausa -te fuiste del país después de lo que sucedió

-Nuestra casa?, no!!, tú casa -le aclaré -y ya que lo mencionas, ¿que fue lo que sucedió?

-Nuestra separación,eso fue lo que sucedió! -afirmó él

-Si eso lo recuerdo, lo único que nunca supe el motivo por el cual te dejé de importar -al escuchar eso bajó la cabeza

-Nunca me dejaste de importar, pero me confundí, dejé de verte como al principio -me dijo esto pensando como si quisiera agregar algo más -pero te aclaro, siempre te quise y fuiste algo muy importante para mi, osea, fuiste lo más importante que tuve, lo único bueno que me pasó

-Dime la verdad, ¿fue por otra ehhh? -le pedí -puedes decirme, ya no me va a doler la respuesta que me des, todo pasó hace mucho tiempo

Dudó si responder o no y por primera vez dirigió su mirada a Elisa, como si ella le impidiera hablar, la vio raro, quizás porque notó el parecido conmigo

-Ella es mi hija, no te preocupes, puedes hablar frente a ella, no hay nada de mi vida que no sepa -la presenté para que no se limatara al hablar

-Es bella tu hija, muy parecida a ti cuando eras joven -me dijo con su extraña voz y una sonrisa triste se dibujó en su cara

-Si, lo es -es lo mejor que me ha pasado -le dije con toda sinceridad

-Lamento que lo de nosotros haya terminado, podríamos haber tenido esa princesa juntos, lamento haberme dejado llevar por una cara bonita, lamento haberte fallado..... se que no voy a reparar el daño que te causé pero tenía que decírtelo, fuiste lo mejor que me pasó y te destruí por idiota -dijo todo esto con un tono bastante sincero

-Ya no te tienes que arrepentir de nada, ya lo pasado lo superé y comencé una nueva vida en la que poco a poco me sentí recuperada de tu daño -no quería reprocharle nada a estas alturas pero no podía quedarme callada ante su confesión -y bueno, tu hijo como está, hace un tiempo mami me dijo que habías tenido un hijo

-Es una larga historia, la mujer con la que te mentí fue la misma con la que tuve un hijo pero después descubrí que me engañaba y nos dejamos y me quedo la duda por lo que le hice una prueba de ADN y resultó que yo no era su padre, triste mi vida después de ti pero era necesario, tenía que pagar de alguna forma lo que te hice




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