¡Hoy es mi cumpleaños!... Sé que la mayoría de gente que me conoce pensará..."No hay mucho que festejar" y sí mucho por lo cual preocuparme. Pero la vida me mostrará que la felicidad no depende de lo que se tiene o a quien tienes a tu lado o en tu cama, la felicidad es mucho más. Viene de adentro de ti, no importa cuántos problemas tengas, si tu felicidad sigue intacta. La felicidad proviene como manantial bendito, como la tierra fértil que dañamos los humanos (problemas) y sigue alimentándonos, sigue corriendo el agua por sus venas para saciar nuestra sed. Como el mismo cielo que nos bendice con lluvia, lo que nace de la tierra es fructífero, es vida, así mismo la felicidad. No se puede vivir carente de ella, no se puede ser todo el tiempo negativo, hace falta sonreír a la vida y ser agradecido.
La felicidad no tiene nada ver con tus éxitos, con tus fracasos. No es un estado de ánimo, no es una emoción, es más allá de lo terrenal... Lejos de lo que nos han enseñado durante toda nuestra vida, viene de lo espiritual. No es externo, es interno y allí está siempre con nosotros, esperando la dejes salir, hoy en día paso momentos muy difíciles y aquí estoy feliz escribiendo mi autobiografía, sonrío a diario y cada día agradezco la dicha de ver el sol, las nubes, las flores de mi jardín, mis animales, el viento, la brisa. Amo lo que me rodea, aun con mis problemas, pero no fue fácil verlo de esta manera, ha sido y es un proceso, lo principal es desearlo y yo lo deseaba y trabajaba en ello cada día, con la gente perfecta en mi vida, con la naturaleza perfectamente bella como tú, como yo.
Me remonto a mi pasado...
Sí, es mi cumpleaños, no me siento felíz, todo lo contrario. Hoy me llamó la dueña de la casa, me dijo que ya me había atrasado unos días en mi pago y había firmado un contrato dónde había ciertas reglas que debían cumplirse.
—Si, está bien señora, pagaré los intereses por el atraso.
A medio día viene mi jefe...
—Señorita, me dijo su hermana que hoy es su cumpleaños, así que vine a felicitarla.
Extiende sus brazos invitándome acurrucarme, gustosa me adentro en ellos. Amo cada ocasión que tengo para abrazarlo, espero con ansias su cumpleaños 24/2 y 29/9 mi cumple, navidad y año nuevo, en cada uno hay momentos, recuerdos imborrables en mi alma.
4 veces al año solamente, así se alimenta mi amor por él, poder tocarlo aunque solo sea un momento, una que otra vez por algún momento extraño que nos sucede.
Rara vez en mi cumpleaños tengo pastel. ¿A que debe? No lo sé. Pero así es hasta la fecha.
Fue un día más solamente, llegué a casa y me dio mi abrazo mi madre, nos tomamos un café juntas platicando, llegó mi hermano Federico le platicamos la situación de la casa y que no podría yo sola pagar la renta.
—Vénganse a la casa, hay un cuarto en la parte de atrás, allí podemos guardar las cosas y en mi casa nos acomodamos, es muy pequeña pero la ofrezco de corazón.
—Te avisaremos mijo. (Le respondió mi madre).
Pude pagar la renta un mes más. Pasado el mes dejamos corriera el depósito, no habían pasado 10 días cuando llegó la dueña muy molesta diciéndome...
—Yo entiendo tu situación, sé te quedaste sola con tu mami, pero no sé si sepas que tu hermana me pidió el depósito y lo debo regresar, pero si ustedes no se van antes del 20 no se lo regresaré, y no deseo tener problemas con ella o contigo, tú firmaste el contrato.
Ya no me extraña nada, algo increíble de creer, mi madre que tanto le dió a ella y portándose así, no es que lo tenga que pagar, simplemente es un estado de conciencia de hacer lo correcto.
—No sabía nada al respecto señora. En realidad solo me está dando 10 días, no creo encontrar un lugar a dónde irme.
—Lo entiendo y de verdad me da tristeza, pero yo vivo de la renta, mis hijos de ésto comen.
—Lo entiendo señora, no me dé explicaciones. Ese día la casa quedará desocupada, le doy mi palabra.
—Si, pero en estos tiempos es difícil creer en la palabra de alguien.
—Yo no soy alguien, soy Isabel Covarrubias y mis padres me han enseñado a cumplir con mi palabra, no le firmaré nada, si ese día no está sola la casa proceda como le parezca mejor.
—Está bien, confiaré en tu palabra.
—Gracias señora.
No sé cómo le voy hacer, pero tengo que empezar a llevarme las cosas a casa de mi hermano Federico.
Llega mi madre por mí a la oficina, recuerdo que a mi hermana le daba vergüenza que mi madre pasara por ella a su trabajo, yo jamás podría avergonzarme de mi esencia, del ser que me dió la vida y orgullosa digo, mi madre fue la segunda mujer en trabajar de taxista en Tijuana. De allí nos dio de comer, nos dió estudios los que cada quien eligió y hasta donde quisimos llegar, ella nos apoyó siempre.
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—Hija, la camioneta está fallando, no sé qué le pasa se apaga de repente, a ver si no nos deja antes de llegar a casa.
—No me preocupa eso madre, si no... ¿Cómo nos vamos a llevar las cosas con Federico?
—No se hija.
Nos fuimos y se me apagó en dos ocasiones, pero al menos volvió a encender el motor y llegamos a casa.
Me dediqué a empacar, tenía que avanzar, tenemos muchas cosas, unas que nunca utilizamos, siempre hemos tenido casa grande... Sé que será muy pesado cambiar todo yo sola.
Me dormí cansada y gracias a ello dormí muy a gusto, tanto que no recordé mi sueño y siempre los recuerdo.
Me fui a trabajar en taxi, la camioneta no quiso encender, mamá se quedó empacando.
Mi hermano sale hasta tarde de trabajar, así que no podrá ayudarme mucho, seguí pensando.¿Cómo puedo hacer el cambio en un solo viaje? pero no puedo pagar mudanza, así que solo me queda hacerlo de a poco.
En eso veo que llega un pick up rojo, es Enrique, la pareja de María.