Entre el deber y el deseo

40. El golpe maestro

El ambiente estaba cargado de tensión. En las últimas horas, Marcus había filtrado documentos falsos que supuestamente demostraban favoritismo hacia Isabella, dejando a Jonathan en el borde del precipicio. Los medios estaban hambrientos de más escándalo, y la opinión pública ya hablaba de corrupción, de abuso de poder, de una relación peligrosa para la empresa.

Pero esa mañana, Jonathan decidió que el juego de las sombras había terminado.

La convocatoria inesperada

A primera hora del día, la empresa recibió un comunicado oficial:
"Jonathan Blake convoca a una rueda de prensa urgente en la sala de conferencias principal. Acceso permitido a todos los medios nacionales e internacionales."

Los periodistas acudieron como enjambre. Cámaras, micrófonos y flashes invadieron el lugar, ansiosos de presenciar lo que consideraban la caída definitiva de un hombre poderoso.

Marcus, desde su despacho, sonrió con cinismo al leer la noticia.
—Se ha rendido. Intentará justificarse… y yo me encargaré de que nadie le crea.

Sin embargo, esa sonrisa sería la última que tendría durante mucho tiempo.

El escenario

La sala estaba repleta. Jonathan apareció vestido con un traje negro impecable, sin corbata, proyectando una imagen calculada entre formalidad y desafío. A su lado, dos pantallas gigantes esperaban encenderse, y en la primera fila, los directivos de la compañía observaban con nerviosismo.

Los murmullos cesaron cuando Jonathan tomó el micrófono.

—Durante los últimos días, se han dicho muchas cosas sobre mí, sobre mi relación con la señorita Isabella y sobre la empresa que represento. —Su voz era firme, grave—. No voy a extenderme en desmentidos vacíos. No vine a defenderme… vine a mostrarles la verdad.

La sala entera contuvo el aliento.

La prueba irrefutable

Con un gesto de la mano, Jonathan dio la señal. La primera pantalla se encendió. Apareció un conjunto de correos electrónicos.

—Estos mensajes fueron rastreados hasta servidores privados pertenecientes a filiales controladas por Marcus Hale. En ellos se coordina la manipulación de imágenes, la creación de contratos falsos y la difusión de rumores hacia los medios.

Los periodistas comenzaron a escribir frenéticamente. Jonathan continuó:

—Pero no se trata solo de difamación contra mí. Lo grave aquí es que se intentó arruinar la reputación de una mujer inocente. La señorita Isabella no tiene nada que ver con los negocios de esta empresa, y aun así fue atacada de manera despiadada para usarla como un arma en mi contra.

La segunda pantalla se iluminó. Ahora, en ella se proyectaban facturas, transferencias y documentos oficiales que demostraban que Marcus había pagado a terceros para generar campañas de desprestigio.

Un murmullo estalló en la sala. Algunos periodistas incluso se pusieron de pie, sorprendidos por la magnitud del golpe.

Jonathan alzó la voz.
—Hoy les muestro estas pruebas no solo para limpiar mi nombre, sino para dejar en claro que no permitiré que un hombre como Marcus Hale siga usando el poder para manipular, para destruir vidas y para jugar con la verdad.

El golpe final

Y entonces, Jonathan lanzó el verdadero dardo:

—He presentado toda esta información ante las autoridades competentes. A partir de este momento, Marcus Hale está siendo investigado por falsificación de documentos, difamación y fraude corporativo.

Un estallido recorrió la sala. Los flashes se multiplicaron. Los periodistas gritaban preguntas, las cámaras transmitían en vivo, y el nombre de Marcus se desplomaba en cuestión de segundos.

Marcus, viendo la transmisión desde su oficina, palideció. Golpeó la mesa con furia, pero sabía que no había escapatoria. Jonathan no solo había respondido… lo había sepultado.

Isabella entre la tormenta

Mientras tanto, Isabella, que observaba la rueda de prensa desde la discreción de su apartamento, no pudo evitar que las lágrimas corrieran por su rostro. No eran lágrimas de miedo ni de tristeza, sino de alivio.

Por primera vez en días, sintió que el peso sobre sus hombros comenzaba a desvanecerse. Jonathan no solo la había defendido… la había colocado como símbolo de dignidad frente a todo el mundo.

El silencio después del trueno

Cuando terminó la conferencia, Jonathan se retiró sin responder preguntas, dejando tras de sí un silencio pesado. Había soltado el golpe maestro, y ahora el tablero estaba completamente volteado.

Marcus ya no era el cazador. Ahora era la presa.



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En el texto hay: jefe, secretaria, amor dificil

Editado: 07.09.2025

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