Jonathan: el golpe maestro
La sala de juntas estaba llena. Inversores, directivos, periodistas invitados y miembros del consejo aguardaban en un murmullo tenso. Marcus había exigido esta reunión para reafirmar su “autoridad indiscutible”, pero lo que ignoraba era que Jonathan había elegido ese mismo escenario para acabar con él.
Jonathan se levantó de su asiento con calma, como quien sabe que tiene la última palabra. Ajustó el saco de su traje oscuro y, con una serenidad que contrastaba con el ambiente cargado de expectativas, tomó el control de la reunión.
—Antes de proceder con la agenda —dijo, su voz firme y clara—, hay algo que todos en esta sala merecen escuchar.
De inmediato, la pantalla central se iluminó. El sonido llenó la sala: la voz de Marcus, reconocible y nítida, discutiendo con el periodista, exigiendo que se publicaran rumores sobre Jonathan y su supuesta relación con Isabella.
"Si esos rumores se difunden, se encargará de arruinar su imagen. Él caerá por su propia reputación, yo me encargaré de eso."
El silencio posterior fue brutal. Cada persona en la sala giró la mirada hacia Marcus, que palideció en cuestión de segundos. Intentó ponerse de pie, pero su propio cuerpo parecía traicionarlo.
Jonathan continuó con precisión quirúrgica:
—Esto no es todo. Hemos recopilado transferencias ilícitas realizadas por Marcus con el objetivo de sabotear la empresa y, de paso, enriquecerse a costa de nuestros inversionistas. Los documentos están a disposición de las autoridades y, en este mismo momento, un equipo legal está presentando la denuncia formal.
Un murmullo estalló en la sala, mezcla de indignación y sorpresa. Marcus se levantó abruptamente, golpeando la mesa.
—¡Esto es una mentira! ¡Una manipulación!
Pero su voz ya no tenía peso. Los rostros frente a él eran de incredulidad, de repulsión. Nadie lo defendía. Nadie lo miraba como líder.
Jonathan se inclinó hacia adelante, clavando los ojos en él.
—Lo único que hiciste fue revelar quién eras en realidad, Marcus. Todo lo demás fue solo cuestión de tiempo.
Marcus: el derrumbe
Sintió que la sala lo tragaba. Las caras conocidas que antes le sonreían ahora lo observaban como si fuera un extraño. El periodista que había tratado de manipular estaba presente también, grabando cada segundo.
Marcus balbuceó excusas, negaciones, acusaciones sin fundamento.
—Jonathan lo fabricó todo, él me tendió una trampa…
Pero las pruebas en pantalla eran irrefutables: los correos, las transacciones bancarias, los audios. Cada error que había cometido en su desesperación lo había llevado hasta ese punto.
Lo que más lo hirió fue ver a algunos accionistas levantarse de la mesa, retirando su apoyo sin siquiera dirigirle la palabra. La soledad se volvió insoportable.
Finalmente, dos agentes legales que habían sido convocados entraron a la sala con una orden en mano.
—Marcus Langford, queda formalmente notificado de las acciones legales en su contra por fraude corporativo y difamación.
Un murmullo recorrió la sala. Jonathan no se movió de su asiento, solo observó en silencio mientras Marcus era reducido por la propia marea que él había levantado.
Jonathan: la última palabra
Cuando Marcus fue sacado de la sala, Jonathan permaneció de pie.
—Esta empresa sobrevivirá porque siempre ha estado por encima de los egos y las traiciones. Y desde este día, será recordado que los rumores nunca destruyen la verdad… solo a quienes los inventan.
Un aplauso discreto comenzó a crecer, llenando la sala. Isabella, en un rincón, observaba con orgullo, consciente de que aquella batalla había terminado… pero que lo que vendría después cambiaría todo para siempre.