Entre El Destino Y La Luz

CAPÍTULO 8 “LAIGER”

Al despertar, muchos sirvientes me felicitaron por cumplir un año más de vida, al igual que a Kaly; desde que lo escuché la primera vez, se me heló la sangre, ya que no tenía ningún regalo, al igual que los anteriores años.

Ella seguro que tenía uno preparado para mí.

Lo peor de todo, es que no podría salir del castillo en todo el día. En cada cumpleaños, el rey invita a todas las familias ricas y poderosas del reino para celebrar. Nos dan regalos como agradecimiento por haber nacido.

En parte es algo bueno recibir tantos regalos, pero el motivo y en especial sus odiosos hijos e hijas, son la parte desagradable de estos días.

Lucar es hijo de Vicjor, que es el más importante mercader del reino y dueño de la mayor parte del mercado. La otra pequeña parte que le hace falta para nombrarse dueño absoluto, está en manos de Viermi, que lo compró para que no echen a las personas que se dedican a vender flores y plantas; que según ese estúpido mercader, son personas que no tienen importancia ya que Kaly y yo podemos curar cualquier enfermedad o herida.

Después de otro baño totalmente innecesario, me vistieron elegantemente incómodo, solo para dejarme en la fiesta. Sin tener que hacer hasta que todo inicie, me fui directamente a la mesa con comida, ya era demasiado tarde y entre tantos preparativos no había desayunado, mucho menos almorzado.

Mientras buscaba con qué delicia empezaría el festín, me encontré con Kaly, quien lucía un elegante vestido, ella también iba a la mesa por la misma razón que yo. Ambos empezamos a reírnos, no sabíamos por qué, pero simplemente nos parecía gracioso nuestro encuentro por interés en la comida.

Una vez llenos, empezamos a mirar como poco a poco los invitados iban llegando para vernos. Como el rey nos había enseñado, teníamos que dar la bienvenida a todos y cada uno.

Al caminar junto a Kaly, en busca de los invitados que no habíamos saludado, noté como de ella salía un dulce aroma, muy similar al que sentí antes de dormirme en su regazo el otro día. Sacudiendo para dejar de pensar en ese momento, recordé una de las enseñanzas de Viermi, que decía que era bueno halagarla en casos como éste, cosa que me resultaba muy difícil.

Simplemente no sabía cómo decirle a Kaly lo bonita que estaba con su vestido, con su peinado de pelo suelto o que sus ojos estaban tan lindos como siempre.

Para mi mala suerte y lentitud, apareció Lucar, diciendo las palabras casi perfectas como quería decirlo.

 

―No hay nada mejor que una dama que sabe cómo ser más hermosa de lo que ya es. Feliz cumpleaños Kaly ―esto lo dijo mientras tomaba su mano y depositaba un beso en ella.

Algo amargado por su presencia y atención a Kaly, hable aguantando las ganas de golpearlo.

―También es mi cumpleaños Lucar ―aclaré cerrando fuertemente los dientes.

―Ah, sí. Felicidades Laiger.

La tentación de lanzarme contra él era demasiado, pero por respeto al rey y la reina, tenía que aguantar las ganas hasta encontrar una forma de lastimarlo discretamente... o esperar que Kaly no le responda.

―Gracias Lucar ―cosa que no sucedió.

―Sé que mi padre ha traído un inusual regalo para ustedes, pero como lo consideré nada apropiado para ti, hice traer este perfume de tierras lejanas. Ya puedes tirar tu perfume, este te hará más linda ―por alguna razón, sentí que esas palabras tuvieron un efecto contrario a sus intenciones en la pequeña boticaria.

Entregándole una pequeña botella de cristal en las manos, Lucar aprovechó para tocarla. Su atrevimiento me hizo enfurecer, así que con una invisible porción de mi poder, hice que Kaly dejara caer el estúpido regalo.

Sonriendo triunfal, celebré la buena suerte del momento; antes de que Lucar pidiera una explicación de lo que acababa de pasar, una sirvienta apareció.

―El rey los llama para que se acerquen a su trono.

Caminando ya lejos, Kaly me miraba curiosa por mi acción, era obvio que ella si se daría cuenta. 

Esperaba que ella estuviera enojada, pero en su mirada solo podía ver la obvia pregunta, así que algo avergonzado, respondí.

―El aroma que tienes ahora es suficiente para hacerte más linda.

Antes de que pudiera notar mi sonrojo, empecé a caminar más rápido colocándome por delante de ella. Por suerte, la distancia no evitó escuchar sus inesperadas palabras.

―Lo iba a tirar de todos modos, esta loción me regaló Laria, la hicimos las dos juntas, lo que lo hace mucho mejor que cualquier otra.

Satisfecho por lo que pensaba hacer, llegamos al trono sonriendo, donde cada representante de todas las familias del reino, nos daban sus presentes a la vez que agradecíamos. Nada de lo que veía era interesante para mí, prácticamente era lo mismo que cada año, joyas, armas y cosas así.

Lo que me extrañó, era que Vicjor esperara hasta el último momento para presentar su regalo, cuando normalmente era de los primeros en presumirlos.

―Rey y reina de Robentech ―llamó la atención desde el centro del salón mientras hacía una reverencia ―, he traído el mejor regalo para los elegidos.



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Editado: 15.12.2019

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