Después de escuchar un fuerte grito, desperté confundido. Al no reconocer en donde estaba.
Intenté recordar donde es que había visto ese tipo de techo, pero lo primero que se me vino a la mente al rebuscar entre mis recuerdos, fue la imagen de aquel demonio atacando a Kaly.
Desesperado completamente por el miedo, miré a mi alrededor buscándola desesperadamente. Al no verla, intenté levantarme, pero una ligera presión en mi mano me detuvo. Al mirar la causa, me sentí aliviado al ver a Kaly sana y salva.
Sin creérmelo, vi como nuestras manos estaban entrelazadas; el calor que sentía era placentero y parecía como si hubiera pasado mucho tiempo así, cerca de ella.
La fuerza con la que me sujetaba era poca, podría fácilmente librarme de ella, pero yo no quería apartarme, quería seguir mirando como dormía plácidamente, alejada de cualquier mal que le pudiera hacer daño y separarla de mí.
Repentinamente se escuchó otro grito, despertando a Kaly.
―¡¡¡¡Tonto!!!!
Mientras abría sus ojos, sentía que un tremendo calor aumentaba dentro de mi moviéndose desde mis manos hasta mi rostro, sin mencionar que mi corazón empezó a latir con gran desesperación. Era como si lo que siempre había sentido por Kaly se hubiera triplicado, llenando todo mi pecho y dejando en blanco mi mente.
No sabía qué hacer, ella seguía sin soltarme aumentando su agarre; temía que me preguntara qué hacía mirándola..., o porque no había soltado su mano. Por suerte, su único interés fue otro.
―¿Quién gritó?
Aún nervioso, miré hacia la puerta de la habitación para señalar y responder.
―Cre - creo que fue Laria ―su grito era inconfundible, además de que era una excelente excusa para escaparme del extraño momento―, iré a verla.
Antes de poder zafarme del agarre, ella soltó una de mis manos para tapar su bostezo, mientras que con la otra mano aún me sujetaba con fuerza para no soltarme y jalarme mientras se bajaba de la cama.
―Yo también voy.
Sin ninguna posibilidad de que me soltara, empecé a caminar tras Kaly.
Llegando a la puerta del sótano; di varios pisotones para que se detuviera la ruidosa discusión.
―Dejen de gritar y respeten a quienes quieren seguir durmiendo ―grité ignorando completamente lo que decían en su discusión.
Después de un repentino silencio, se escuchó como Viermi y Laria subían las escaleras para salir del sótano. Esperando a que salgan, recordé que aún seguía mi mano entrelazada con la de Kaly. Al intentar zafarme de su agarre, entendí que mis intentos eran inútiles ante su terquedad de no desear que la suelte.
Mientras más lo intentaba, más fuerte apretaba ella. El primero en salir fue Viermi, que solo me miró burlonamente al ver cuán sonrojado estaba, después salió Laria, quien puso sus manos en sus mejillas y extendió una amplia sonrisa de ternura.
―Despertaron como durmieron, son tan lindos ―comentó Laria, quien sin duda es quien más emocionaba estaba por mi incómoda situación.
―Vaya suerte Laiger, despertar en una cama debe ser muy bonito ―más que una burla, sonó como una queja dirigida hacia Laria a quien miraba.
―No empiecen de nuevo ―demandé cansado.
Por suerte, toda nuestra atención fue dirigida a los golpes que escuchábamos provenir de la puerta.
Viermi fue el primero en reaccionar y dirigirse hacia allá , los demás le seguimos detrás; era obvio de quien se trataba, pero una parte del terror del día de ayer se apoderó de mí y de Kaly, haciendo que nos escondamos tras Laria sin dudarlo un segundo.
Al abrirse la puerta, pudimos ver que eran Jovin y Dassy, los cuales no parecían sorprendidos de vernos en la casa de Laria. Después de darnos una mirada rápida, se dirigieron hacia Viermi, quien estaba más serio de lo normal.
―Agradecemos enormemente tu ayuda con las dos partes de la luz Viermi.
―Laria fue quien les ayudó; además que no ayudamos a las dos partes de la luz. Ayudamos a un par de niños después de una mala noche ―aclaró con severidad.
Después de lo de ayer temía que Viermi hubiera dejado de verme como un niño, pero el escuchar decir esas palabras, me hace sentir feliz de que siga como cuando nos conocimos.
―Claro, bueno, veníamos por algo importante.
―Supongo que no es para llevarse a los niños. ―Las palabras de Viermi me sorprendieron, estaba más que seguro que era eso, pero continúe callado y sosteniendo aún más fuerte la mano de Laria.
―El rey Arlec sabía que vendrían aquí en cuanto encontramos algunos guardias noqueados. Dispuso que se queden con ustedes por un tiempo; eso si no hay inconvenientes para ustedes ―creo que nos habíamos escapado tantas veces, que ya era más que obvio donde estaríamos―. La razón por la que estamos aquí es porque el Rey dispone de tu presencia Viermi.