Memorizando a la perfección el plan de Mivier, miré a Kaly buscando esa seguridad y confianza que me daba al tenerla cerca.
―¿Seguro que nos seguirán? ―Pregunté dudando.
―Tienen que atacar al reino de Robentech para entrar a la dimensión de la luz. Si el libro que yo utilicé hace años es el de ese maldito de Merse, Lucar lo puede invocar una sola vez; el rey demonio es el único que no puede ser invocado por los dueños de los libros, necesitan de alguien más para hacerlo. Jatian fue su cómplice y es la única razón por la cual Belzenis está caminando en la tierra.
Dejando una daga en las manos de Dassy, iniciamos con el plan. Me sorprendió ver como Mivier sacó la espada con el aura dorada que le pertenecía cuando era una de las partes de la luz. Me dio algo de risa al entender lo que pasó en aquel bosque seco cuando era niño.
―Eras el zorro de aquella vez —afirme entendiendo todo —. No te ves tan mal de animal.
―Gracias ―respondió Mivier fingiendo que lo halague.
Dassy hizo un profundo corte en mi mano, para luego dejar caer mi sangre sobre el suelo, esperando que el medio demonio invoque con el libro que Laria había estado en sus manos todo el tiempo.
―El rey de la injusticia, el rey de mi pecado, hónreme con su presencia, deseo ver tu mal, enséñame que tan grandioso será mi mundo, contigo gobernando en él.
Mi sangre se incrementó creando un gran círculo rojo, de donde salió el rey demonio, midiendo un poco más que mi altura. Sus largos cuernos con fuego en ellos me intimidaron, al igual que su rostro lleno de cicatrices, ojos amarillentos y sus dientes afilados llenos de sangre.
Su cuerpo estaba protegido por una armadura roja, mientras que su espada era totalmente negra; esta estaba sostenida por una mano con uñas puntiagudas y negras.
―Vaya, como lo supuse, me has traicionado Mivier, fue bueno estar preparado ―su voz de ultratumba era lo peor que había escuchado. Estirando su mano, dejó salir una niebla negra, por el cual salió Merse y a Lucar.
―Solo evitan lo inevitable, Mivier ―indicó Merse mientras abría sus ojos y reía tétricamente ―, muchacho, ríndete, solo eres la mitad de lo que ahora soy, sé lo que se siente, pero una vez que seas un demonio completo, entenderás que lo que nuestro rey promete es algo bueno para todos.
―Estuve en su reino, vi como hizo cosas asquerosas e inhumanas, no deseo que mi dimensión este plagado de aquella crueldad ―respondió el medio demonio.
―Entonces así será. ¿Quién luchará contra mí? ¿Mi nieto o mi alumno? ―Preguntó Merse mientras nos mostraba su afilada arma―, una espada directa de la propia esencia del mal es más fuerte que una de las suyas.
Sonriendo victorioso, Mivier blandió su espada contra la de su maestro, sorprendiéndolo a él y a Belzenis, dejando ver que el arma con la que le atacó, no se rompió.
―Tienes razón viejo, una espada de la propia escena es de lo mejor ―el medio demonio blandía su espada heredada como una parte de la luz.
Dassy miró con furia a Merse, pero al saber que no estaba preparado para cobrar venganza, todo lo dirigió a Lucar, quien se estaba transformando en un demonio. Parándose en sus cuatro patas, sus manos se transformaron en patas con garras afiladas. Se llenó de piel negra con partes enrojecidas que parecían heridas abiertas y sus dientes cambiaron a colmillos sedientos de sangre.
Mientras, Kaly y yo nos colocamos en posición de combate para cumplir nuestro destino. El enorme rey demonio no parecía temernos, ni siquiera parecía inmutarse por la posible derrota que existía al tenernos de frente y dispuesto a pelear. Solo sonreía confiado y mostrando gran maldad.
Ambos atacamos en una perfecta sincronía, pero antes de siquiera tocarle, fuimos detenidos por el rey demonio lanzándonos lejos con tan solo su aura. Apenas sentimos como fuimos lanzados con gran velocidad, solo atinamos a detenernos y continuar la lucha lo más pronto posible, pero cuando nos levantamos del suelo, nos sorprendió ver que no teníamos nuestras armas.
Sin creerlo, Mivier y Dassy se desconcentraron, haciéndolos vulnerables a un fuerte golpe que los hizo retroceder.
Kaly y yo intentamos invocar nuestras armas, sin tener éxito; miramos hacia el rey demonio que reía burlonamente para encontrar una explicación.
―Al ser un día tan especial, les daré una sorpresa más, es algo que hasta te sorprenderá a ti Mivier, espero que no te emociones —advirtió extendiendo una sonrisa y moviendo su mano para revelarnos algo detrás de él —. Ya que conocieron a su antecesor, el grandioso y traicionero Mivier. Ahora yo les presento a su antecesora, la increíble y heroica asesina, Loria.
Tras de ese monstruo, salió una hermosa chica, con los ojos totalmente negros y sosteniendo mis espadas y sacando otros dos brazos, sostenía las dagas de Kaly.
―¡No es posible! ¡Ella nunca te ayudaría, ella murió en paz! ―Gritó Mivier lleno de furia, pánico y sin creerse lo que veía.