Entre el hábito y el amor

Ep. 2: UNA SOLA PALABRA

Responda ¿No está Ud. segura? - Dijo Letizia.

Hubo una pausa prolongada de unos segundos hasta que Hope finalmente respondió.

Daré lo mejor de mí para ayudar al príncipe, su majestad.

Me tranquiliza oír su compromiso, hermana Hope. Déjeme que le explique a detalle. Thomas desde hace un mes que se rehúsa a hablar o siquiera acercarse a cualquier persona que no seamos nosotros, ni maestros, ni criadas. Le hacen preguntas, pero él no responde, quieren acercarse a él para cambiarle de ropa o cepillarle el cabello, pero él huye; por lo que su majestad y yo debemos encargarnos de absolutamente todo. - Letizia suspiró fuertemente al decir esto último, rememorar la situación era doloroso. – Como ve, la situación es muy complicada. Debemos averiguar qué ha sucedido para saber qué hacer, es fundamental el testimonio del príncipe Thomas pero ni siquiera a nosotros nos cuenta las cosas, queremos que nos ayude con eso precisamente, que Thomas hable sobre el asunto.

Ya veo... - Estas palabras hicieron que Hope comenzara a idear cómo tratar con el príncipe, generalmente los niños que ella ayudaba le contaban las cosas ellos mismos o los adultos les daban referencias sobre sus vidas, sí hubo unos pocos que se resistían a hablar pero era cuestión de tiempo hasta que entrasen en confianza. Pero, el príncipe no decía una sola palabra a nadie excepto sus padres, y aún a ellos, los reyes de Brudenell, no les contaba lo sucedido. Esto sería sin duda complicado.

El rey Harold analizaba silenciosamente la conducta de Hope, mas allá de haberse percatado de su evidente sencillez y humildad, podía notar sinceridad en sus palabras. Estaba nerviosa, ¿Quién no lo estaría? Incluso el perdía el sueño por esta situación. Continuó observándolam, a pesar de sus breves respuestas y mirada esquiva Hope le transmitía calma y confianza, ¿seria ella quien lo lograría? . Cuando Letizia temrino de hablar el rey añadió detalles.

Hemos intentado desde criadas y maestros hasta doctores y sacerdotes, el príncipe apenas los vio se negó a hablar con ellos, ocultándose bajo las sábanas. Los días siguientes ni siquiera quería que ingresen a su habitación, lo hicieron de todos modos, pero él siguió ocultándose. Puede que su primer encuentro con el príncipe sea difícil, pero decisivo.

Letizia añadió. - Ud. será presentada como su nueva nana, deberá cumplir funciones de acuerdo al cargo, no olvide que su función principal es averiguar qué sucede. – Letizia hizo una pausa mientras observaba detenidamente a Hope.

Hope ante esta fuerte mirada asintió con la cabeza mientras respondía que sí. El rey se tomó el mentón mientras parecía pensar muy seriamente en algo. Cuando hubo resuelto sus ideas dijo con firmeza.

Como le dije hace un momento, el primer encuentro es decisivo, el príncipe desde el primer día rechazó a todos aquellos que intentaron acercarse, incluso si tuvieron oportunidad un segundo y tercer día no hubo avances.

Hope puso una expresión de sorpresa, ¿quería decir que tendría una sola oportunidad ante tal difícil tarea? Era tan complicado como tirar un dado y esperar a que salga precisamente el número que esperas. El rey se percató de su reacción y trató de tranquilizarla.

No se preocupe, no hay ninguna represalia si no logra hacerlo. Además, será remunerada por todos los días que esté ausente de su iglesia, valoramos su tiempo. Este fue un llamado inesperado, espero entienda nuestra situación.

Yo comprendo que la situación es difícil. No hace falta una remuneración, con ser de utilidad a su majestad yo soy feliz. – Respondió Hope aún tensa por el breve tiempo.

Le deseamos mucha suerte, depositamos nuestra confianza en Ud. esta vez. – Añadió Letizia, luego se tocó la frente y dijo en un suspiro – Esperamos que el príncipe vuelva a ser el de antes.

Dios mediante el príncipe se recuperará, su majestad. – Respondió Hope convencida.

Así será. – Dijo el rey con convicción, confiaba que todo se resolvería tarde o temprano. Hizo un gesto a Letizia indicándole que ya habían terminado con la reunión.

Bueno hermana Hope, en un par de horas anochecerá, se ha preparado una habitación para Ud. descanse bien hoy. Mañana será el día. – Dijo la reina.

Sí, su majestad. Muchas gracias por tenerme en consideración, haré todo lo que esté en mis manos.

Gracias, ya puede retirarse, una doncella la guiará a su habitación.

Gracias, su majestad. – Hope hizo una reverencia tanto para el rey como la reina antes de retirarse. Una doncella la llevó hasta su habitación, Hope estaba asombrada con lo hermosa que era, de hecho, era demasiado para ella. Las monjas vivían bajo el lema de la humildad y sencillez, esta habitación iba en contra de ello. Cuando estuvo sola finalmente comenzó a desempacar, sacó unas cuantas prendas que la acompañaban casi una década, un par de zapatos, objetos personales, su biblia, y, sus dos compañeros favoritos: Niña y Niño.

No puedo creer que casi los dejo a ustedes dos, me serán de mucha utilidad en esta misión que el Sr. Me ha encomendado. – Dijo Hope tomando a ambos muñecos de madera, de alguna manera se sentía acompañada de estos inanimados seres.

Niña y Niño eran dos muñecos de madera que con ayuda de los niños más grandes de la iglesia había tallado hace años, le eran muy útiles para educarlos y entretenerlos. Se tentó a dejarlos para que los niños siguieran disfrutando de ellos, pero a la vez, estos dos muñecos representaban a sus niños, los trajo como simbolismo de tenerlos siempre a su lado, finalmente resultó una decisión muy conveniente. A pesar de haberse esclarecido el motivo de su abrupto viaje al palacio su corazón no dejaba de estar triste, era la primera vez que se alejaba de su hogar y estaba en un lugar nuevo donde no conocía a absolutamente nadie. Ir donde el príncipe con un corazón así de agitado no ayudaría, debía estar en paz consigo misma primero si quería hacer un buen trabajo, ella sacó el crucifijo que le había regalado el cura antes de partir, se puso de rodillas y comenzó a rezar, pidió que el Señor obrara a través de sus palabras y sus manos a fin de ayudar al príncipe, también pidió para que ponga en calma su corazón, y, por supuesto, pidió por el bienestar de todos en el pueblo. Solo cuando terminaron sus plegarias y estuvo en paz pudo recostarse y dormir.




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