Entre el odio y el amor

Capitulo cuarenta y cinco: ¿Dónde está Sasha?

Se aproximaba con premura hacia su habitación, a la par que limpiaba las lágrimas que brotaban de sus ojos.

Sentía que no había salida alguna y aquello le provocaba miedo, miedo de perder a Sasha y miedo de perder su propia vida.

—¿¡Laia!?— Exclamó, Osmán, al casi chocar contra ella.

—Osmán— Le dijo, entre un suspiro de alivio— ¡Al fin te veo!—

—¿Qué ocurre, en dónde está Sasha?—

—De él quiero hablarte.—

—¿Le ocurrió algo a mi primo?— Inquirió a tono a impulsivo.

—Cuando veníamos de regreso del cementerio, Sasha le ordenó Çartän que se detuviese en plena carretera, bajó y se fue.—

—¡Cómo es eso posible!— Intervino de sorpresa, Azra, misma que bajó las escaleras en un santiamén.

—Intenté que no lo hiciera, pero Çartän continuó manejando.—

—¡Hay que buscar a mi hijo de inmediato, Osmán!— Afirmó, Azra, con rostro y tono de preocupación.

—Laia, ven con nosotros, tienes que decirnos donde mi primo bajó del auto.—

—Sí, vayamos, pero creo que lo ideal sería preguntarle a Çartän a dónde iba Sasha.—

Azra no espero un segundo, cuando ya estaba en la terraza de la mansión.

—¡Çartän!— Llamaba con ira al chófer, al unísono que bajaba con desesperada premura las escaleras de piedra.

El hombre volteó enseguida y se topó con tremenda bofetada por parte de Azra.

—¡Dime dónde está Sasha!—

—Su hijo me ordenó guardar silencio, mi señora.—

—¡Yo soy quien te paga, a mí me debes respeto y confianza!—

La terraza se colmó en un santiamén por el resto de la familia y empleados que escuchaban atónitos los gritos enfurecidos de la matriarca.

—¡¿Acaso no sabes que detrás de nosotros está la muerte?! ¡Detrás de mi hijo están nuestros más grandes enemigos y la primera oportunidad que tengan para hacernos daño nuevamente no la desaprovecharán!—

Osmán intentaba apartar las manos de su tía del cuello del chaleco del hombre.

—¡Çartän, a ti será quien asesiné si a mi hijo le llegase a ocurrir una desgracia!— Sentenció, bajo la fría temperatura que provocaba que su aliento se volatizara en el gélido ambiente.

Apartó las manos del chaleco del hombre

—¡Ustedes que miran, deberían estar buscando a su primo!— Vociferó con rabia al resto de la familia.

—¡Çartän, tienes que venir con nosotros!— Espetó, Osmán.

—Pero señor—

—¡Pero nada, tú sabes a donde iba Sasha!— Intervino, Laia, notablemente indignada.

Se encaminaron hacia el auto

—Dame las llaves; yo conduciré.— Dijo, Osmán.

Çartän obedeció, entregándole las llaves a Osmán, subieron al auto y salieron de la mansión.

—Nos dirás todo, Çartän, desde el paradero de mi hijo, hasta el porqué está haciendo todo este disparate.—

El hombre solo pudo agachar su cabeza, luego de asentar, en señal de resignación.

—Te despidiera si no tuvieses a tu pequeña enfermera de leucemia. Te hemos dado la confianza de ser uno de nuestros chóferes y nos pagas de esta forma, Çartän.—

—No lo sabía, señora, lo siento, yo solo obedecí órdenes de su hijo.— Respondió a tono bajo y tembloroso.

—Fui clara al momento de dar la orden de que nadie en la mansión, saliera sin mi autorización y lo primero que hacen es desobedecer mi orden, saliendo al cementerio.— Replicó, enfatizando las últimas palabras, a la par que observaba a Laia.

Claramente, esto era una provocación para su nuera, misma que ignoró el comentario y mirada y prosiguió a mirar a Osmán por el retrovisor.

—No discutiré con usted, ahora solo tengo tiempo y pensamientos para encontrar a Sasha, usted también los debería de tener, ya que es su hijo.—

—No puedes decirme que hacer, muchachita, si Sasha está comentiendo algún disparate en estos momentos, es por tu culpa, por querer visitar el cementerio.—

Osmán lanzó a Laia una mirada, le rogaba no continuase, pero esta, colmada por la tensión del momento, rechazó.

— Estaba visitando la tumba de mi hijo no nacido, el que asesinaron por esta venganza que usted ha comenzado, no estaba visitando un simple cementerio, señora.— Reprochó

—Venganza que comenzó gracias a tu familia.— Azra se giró.

—¿¡Y mi bebé que culpa tenía!?, lo asesinaron a patadas, lo molieron a golpes, señora, por una vez en su vida guarde un poco de respeto por la vida de un ser. Ese niño era su nieto, ese bebé llevaba su sangre.—

—Hablas como si yo fuese la responsable de la muerte de la criatura, te recuerdo que yo cedí ante esta venganza y fue tu familia quien quiso que continuara, fue tu hermano, Laia, tu propia sangre asesinó a tu hijo.—

—Basta, tía.— Enervó, Osmán, al mirar por el retrovisor los ojos llorosos de Laia.

—No me detendré, Osmán, no lo haré, ya perdí a dos de mis hijos y uno está en peligro, esta muchachita no sabe lo que es el dolor.— Respondió, mientras Osmán intentaba callarlas.

—Si murieron es por su culpa y claramente también es culpa de mi familia, pero no quiera hacerse ver como una heroína y mártir, cuando ha sido usted quien le robó la infancia y el amor a sus hijos, al envenenarlos con odio y rencor, eso también es ser una asesina, usted es una villana, igual o peor que mi propia madre.— Osmán se disputaba en intentar apaciguar la situación o conducir con sesudez.

Gözde amagó en responder, pero el ruido ensordecedor de una bocina, la detuvo, volvió su mirada hacia la carretera y observó con terror un camión que se dirigía a toda velocidad hacia ellos.

Centro de convenciones de Ankara

Los equipos televisivos abarrotaban el lugar.

—¿Qué siente por la muerte de Selim y Emir Yilmaz?— Preguntó un periodista.

—Me conocen por ser una mujer recta y sincera, aunque pueda sonar duro, la muerte del Emir Yilmaz, no me ha causado más que indiferencia, por otro lado, la muerte de su hermano, me tiene algo consternada, ya que como saben, fue asesinado por su propio hermano, esto me obliga a pensar hasta donde son capaces de llegar los Meier.—



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En el texto hay: amor secretos drama odio

Editado: 08.01.2025

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