Mis noches reales son esas cuando el Sol no llega a mí. Esos tres días parecen tres millones de años. Su luz es mi sostén en las noches, mi valor y fuerza. Estoy flotando como globo con helio ¿Hasta cuándo? ¿Desde cuándo? ¿Por qué? ¿Por qué soy oscurecente? Produzco mi propia oscuridad ¿Acaso mi oscuridad depende del sol?
Soy el espejo de una belleza inigualable. Reflejo el rostro de un ser admirable. Produces el día y tu ausencia provoca la noche, es algo fascinante. Tu luz es como la medicina para los enfermos, sin ella, simplemente dejarían su existencia.
Su luz es el alcohol que embriaga mi oscuridad. Ya la sombra se vuelve luminosidad. Es deprimente y triste permanecer en el lado oscuro. Solo soy el espectáculo de un escenario llamado noche, movido por el titiritero llamado Sol.
¡Cuánta majestuosidad deprede tu ser! El mío vaga en la sombra del olvido. Quien me ve, te recuerda; quien me admira, te enaltece; quien me necesita, te solicita; quien me alaba, te adora...
Diosa que mortifica y enamora. Eres tú, Sol, quien mira desde lo alto y a distancia nuestro corazón oscuro de deseos inalcanzables. Solo tú tienes tanta energía de seguir siendo luz en medio de la oscuridad. ¿De qué necesitas, si lo tienes todo? ¿A quién vas, si nada hay por encima de ti? Me alumbras y eso no significa que sabes de mí.
Muero en el olvido cuando no me alumbras. Me buscan y ven el vacío estelar, me buscan y encuentran un millar de estrellas en mi lugar. ¡Qué desaliento provoca tu ausencia! ¿Quién merece tanto sufrimiento? Aquel que te ha lastimado ¿Acaso seré uno? ¿Qué tanto te he herido? ¡Háblame, Sol!
Otra vez solo escucho la nada del espacio. Ni la luz habla ni el calor suspira ni la brillantez de tu ser pronuncia un sonido. ¿Para qué tener, entonces, oído? Si no te escucho, lo demás me molesta y provoca ruido. Si no te toco, mis manos están demás. Solo me sirven los ojos porque con ellos te veo y quiero seguir viéndote más.
Solo tú puedes hacer de mis noches, días; de mis oscuridades, claridades. Para mí, tu luz es la eternidad en el tiempo y espacio, cuando no la tengo, pasa lo mismo. A pesar de que solo sucede por tres o dos días al año, eso me provoca una tristeza agonizante.
Si verte me vuelve un acosador, seré el que te viole sin tocarte, hasta que me consideres, a distancia, tú amante. No seré un fan que exprese su fachada y deseos farsantes. Seré el vasallo de tu reinado; que recoja tu capa en tu pasarela. Brocado y seda, viste la doncella.
La luna llena es un sol nocturno, que refleja tu amor y orgullo. Eres el fuego de esta vela; la mecha de esta lámpara; que se apaga si no estás en ella. Eres el primer ejemplo de todo lo que brilla. Y así, a toda luz le llevas millas. Por eso eres el sol de esperanza, renuevas con tu fuego y enseñanzas. Quemas toda oscuridad que te amenaza. Brillas y no te cansas.
Descanso en mis noches, porque sé que habrá un día que vendrá como salvador de mis lamentaciones. Miro el cielo y no veo más que oscuridad, una sola es la fuente y hacia ti se va y de ti es que viene. Noches de milagros, te tengo a ti, Sol, a mí lado. ¿Qué tanto brillas a la nada? Me preguntaba sin más, hasta que vi el universo que tienes detrás. Cómo verlo con tanta oscuridad. Soy el ciego que ve su propia miseria y nada puede hacer, más que observar.
Pierdo el miedo al amanecer, porque allí estás. Encuentro un hogar en tu brillar. Nuestra relación es la más especial; tú me alumbras y yo te reflejo a toda capacidad. ¡Qué bello es ser parte de un proceso estelar! Cierro los ojos a confianza porque sé que allí estás para cuidarme de los oscuros placeres de la vida.
¿El amor es protagonista de su propia tragedia? ¿Cómo te encuentro melancolía tan serena? ¿Habría noche sin día? O ¿El día es el pretexto de un acto que brinda una segunda esencia? ¡Qué noche más serena! Escucho el sonido de tu luz que me llega. Se asoma tu armonía como rayos de paz y se aleja la soledad como se pierde el polvo en el aire de mar.
Quisiera hacer contigo un eclipse que sea verdadero, no una perspectiva que diga una mentira seca. ¿Dónde estás o dónde estoy cuando Tierra ve nuestro “eclipse”? ¿Soy el parche en el Lunar y tú eres la que se roba el escenario en el Solar?
¡Qué amor que mata! !Qué dolor que me hace sentir vivo! No hay condena que no te ate, ni amor que no te pongas en jaque mate. Fuiste ese amor que como flecha mi ser penetró. Y ¿Qué es el amor sin lo verdadero? Una rosa sin pétalos, un millón multiplicando por cero, un rom sin alcohol, un satélite sin órbita, una estrella fugaz desvanecida a los lejos; efímero y pasajero.
No te he de buscar, tú me encontraste primero. Aun así, te quiero. Me enamoraste y no sé cómo explicarlo. Provocaste un nudo en mi corazón que no he podido desatar. ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho para merecer tanta atención de tu parte? No soy especial, soy una piedra más, un flotante, una lumbre que se perdía en la oscuridad. Pero me has hecho capas de ser tu espejo para los demás. Hora soy el reflector de un faro inmenso. Qué busca ser rescatista de los barcos navegantes en noches y neblinas sofocantes. Me miras cada día y cada noche sin descanso ¿Por qué merezco tanta atención? No sé qué hice, pero me gusta tu luz perpetua en mi lumbre rostro gris.
Tu luz me habla y me dice qué tanto quieres de mí. Soy el parapeto de un puente entre la noche y el día. No soy guardián de la noche, soy el mensajero del amanecer eterno. Comunico la luz celeste a los seres de la noche. Quisiera decir que mi relación con el Sol es cercana, pero no es distinta a la de un Dios que sopla un viento para los que necesitan oxígeno, estos no hacen contacto con Dios, pero reciben el viento que es limpiado por la naturaleza, yo sería esa naturaleza, que le hace llegar lo que el Sol manda a los vagabundos de las tinieblas.
Editado: 19.11.2024