Entre encantos y enredos

Límites, elecciones y una herida que no sangra

"No todo se resuelve con besos o magia. A veces, hay que elegir entre lo que uno desea… y lo que uno necesita para sobrevivir."

---

Cuando Liora despertó y sintió el brazo de Eloy envolviéndola, por un instante deseó que el mundo se detuviera.

No por la burbuja mágica, ni por el entrenamiento… sino porque por fin sentía algo parecido a hogar. A seguridad. A… él.

Pero lo supo apenas se giró y lo vio con los ojos abiertos, serios, distantes.

—Se rompió la burbuja —susurró ella, sin moverse.

—Sí —respondió él—. Y eso significa que esto… se terminó.

Liora se sentó, envuelta en la sábana, con el pecho apretado.

—¿“Esto”… te refieres a la magia o a nosotros?

Él no contestó de inmediato. Se levantó, se puso la camiseta, como si ese acto simple fuera una armadura.

—Liora, no debería haber pasado nada entre nosotros. No así. No ahora. No cuando estás apenas descubriendo quién eres.

—¡No me trates como si fuera una niña perdida!

—No lo eres. Pero tampoco eres consciente del peligro real que esto representa.

Ella lo miró. Dolida. En silencio. Esa clase de silencio que duele más que una discusión.

—¿Y tú sí? —preguntó, de pie frente a él—. ¿Tú sí puedes decidir por los dos? ¿Apagar lo que sentimos porque no es el momento correcto?

—Porque sé cómo termina esto —dijo él, casi gritando—. Sé cómo se destruye uno por dentro cuando ama a alguien que el destino quiere usar como arma.

El silencio cayó otra vez. Pero ahora, estaba afilado.

—No soy un arma —susurró ella, con lágrimas en los ojos—. Y no soy como ella.

Él apretó la mandíbula.

—Lo sé. Y por eso tengo que alejarme antes de que te hagas daño por mí.

Y entonces lo hizo. Caminó hacia la salida del invernadero y, sin girarse, dejó atrás no solo el lugar… sino a ella.

---

Liora no lloró enseguida. No explotó nada. Solo sintió que el pecho se le partía en dos con un crack sordo, profundo. Como una herida interna que no sangra, pero lo cambia todo.

Durante los días siguientes, se enfocó en entrenar con Kaela. Sí, Kaela. Porque si Eloy no quería estar, alguien tenía que enseñarle a controlar lo que sentía… lo que era.

Kaela, por supuesto, no era una maestra amable.

—¿Aún piensas en él? —preguntó una tarde, mientras Liora lanzaba dagas de aire contra un árbol encantado.

—No —mintió.

Kaela rió.

—Perfecto. Porque la siguiente prueba es sin corazón.

Liora la miró.

—¿Qué prueba?

Kaela extendió la mano. Y de su palma emergió un pergamino sellado con una runa negra.

—El Consejo te ha convocado oficialmente. En tres días, deberás demostrar que puedes controlar tus emociones frente a ellos… o serás marcada como inestable.

—¿Qué significa “marcada”?

Kaela bajó la voz.

—Que perderás el derecho a decidir tu destino. Y que te encerrarán hasta que “dejes de sentir”.

Liora sintió un escalofrío.

—¿Y tú pasaste esa prueba?

—No —dijo Kaela—. Yo la rechacé. Y desde entonces… estoy fuera de la ley mágica.

—Entonces, si fallo…

—Serás como yo. O peor. Serás contenida.

Y en ese momento, Liora entendió que ya no se trataba solo de Eloy, o de Kaela, o de su poder.

Se trataba de ella.

Y de si estaba dispuesta a dejar de sentir… para sobrevivir.
---

¿Seguimos? Se acerca la *prueba más peligrosa* de Liora, una confesión inesperada… y una *visita de Eloy* que podría cambiarlo todo. 💥💔✨




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.