Entre enemigos y secretos

Capítulo 3: "No me gustas... ¿OK?"

Era viernes. El cielo estaba gris y el viento amenazaba con volarle las ideas a cualquiera. Pero leiha no pensaba en el clima. Pensaba en bruno. Más bien, intentaba no pensar en él.

--¡no me gusta! ¡obvio que no me gusta! --le gritaba a su reflejo en el espejo del baño de chicas. --solo es... molesto. Y tonto. Y raro. Y... y... tiene una sonrisa bonita, ¡pero eso no significa nada!

--¿le hablás al espejo otra vez, leí? --preguntó clara, su mejor amiga, asomando la cabeza por la puerta.

Leiha se giró, pálida.

--¡No escuchaste nada! ¡era un ensayo de teatro!

--ajá. ¿ensayo de bruno, tal vez?

Leiha se hundió entre sus manos.

--¿por qué es tan molesto? ¿Por qué lo sueño? ¿Por qué me acuerdo de cómo se le cruzán los ojos cuando se ríe?

Clara se cruzó con una sonrisa maliciosa.

--porque te gusta.

--¡NO ME GUSTA! ¡ME CONFUNDE!

--es lo mismo, bestia --le guiño el ojo.

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Esa tarde se volvieron a reunir en casa de bruno, porque la biblioteca del colegio estaba cerrada por una fuga de agua (y leiha había hecho una escena dramática porque no quería ir a la suya).

Su casa era más chica de lo que ella esperaba. Pero cálida. Caótica. Había estanterías llenas de libros, figuras de anime, póster de ciudades del mundo y olor a café de vainilla.

--¿querés algo? ¿Té? ¿Café? ¿Coca? ¿Evacuol? --dijo bruno desde la cocina.

--¡qué mezcla! --se río leiha.

--es lo que hay --respondio él, sacando dos vasos.

Se sentaron en la alfombra, rodeados de papeles y libros abiertos. Pero ninguno hablaba. El silencio era cómodo. Raro. Intenso.

Bruno la miró de reojo.

-- ¿por qué querés ser cantante?

Leiha parpadeó.

--porque cuando canto... no soy torpe. Ni tonta. Ni rara. Solo... soy yo. Libre.

Bruno se quedó callado. Luego sonrió.

--entonces quiero escucharte cantar algún día.

Leiha tragó saliva.

--¿y vos? ¿Por qué querés viajar?

--porque nunca encaje en un solo lugar. Siempre sentí que tenía que estar en otra parte... buscando algo que no se qué es. Tal vez no estoy hecho para quedarme.

--que triste eso.

--¿si? A mi me parece hermoso --contestó el, mirándola directo a los ojos.

El corazón de leiha dio un vuelco. Se puso nerviosa. Muy nerviosa. Demasiado nerviosa.

--¡no me gustas! --saltó de golpe.

Bruno la miró como si le hubiera tirado un zapato en la cara.

--¿que?

--O sea... no me gustas. Nada ni un poquito. Por si pensabas... yo qué sé.

Bruno levantó una ceja, con una sonrisa traviesa.

--Tranqui. Vos tampoco me gustas... ni un poquito.

Silencio.

Los dos se miraron. Sonrojados.

Y por dentro, sabían que acababan de mentirse.

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Fin del capítulo 3.




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