Parece que hoy en día ya nadie mira las estrellas, nadie se detiene por un momento y les regala un suspiro, sin embargo, ellas siempre están ahí, como un amante olvidado.
Vivir con prisa es dejar de vivir, y dejar de ver las estrellas es como creerse ciego, mirar y pensar, dejar escapar un suspiro en las noches de soledad y encontrar consuelo en lo intangible, ser conscientes de la inmensidad del universo y que somos solo un instante en algo tan eterno, somos la magia de un parpadeo, ¿y el truco? El truco es vivir.
Y tú ¿aún miras las estrellas?