Siento un vacío en el pecho, pero no sé qué es.
Quizá es lo que se siente el estar sin mí,
Una diminuta partícula de polvo en el infinito universo.
Mis suspiros se acortan cuando pienso en mi como algo pequeño, efímero, reemplazable.
Pensar en mí duele más que cualquier cosa, porque debería ser quien más me conoce, sin embargo, parece que todo el mundo conoce mis miedos y cualquier puede hacerme daño, una muñeca de cristal, frágil, parece que todo el mundo puede romperme.
No sé en qué momento me ha dejado de gustar el mundo y no es que odie la vida, es que odio ver su fin, y yo sin poder hacer nada.
Cuando pienso en el mundo es cuando más insignificante soy.
El colapso de una estrella fugaz que no parece magia y el vacío en mi pecho que no deja de crecer. A veces pienso que estoy mal hecha, cuando fui creada debieron poner en mi espalda, en letra grande y legible, producto frágil sin destino alguno.