3 am y un gruñido, rara forma de decir te quiero, pero, ahí estaba en las noches, al pie de mi cama o sobre mi cabeza, cuidándome el sueño o bien buscando una nueva manera de hacer que mis acciones giraran entorno a sus caprichos.
Pequeño manojo de pelo a cuatros patas capaz de dominar al mundo con sus ojos amarillos y con su actitud de ser la reina y ama del universo entero, perfecta e inalcanzable, como el león de mi infancia que como muchos de los milagros que me rodean, no parecía de este mundo, y ahora, ahora se encuentra en el lugar al que pertenece, junto a orión, o Casiopea, o quizá al lado de Andrómeda o puede que intentando ocupar el lugar de la luna, porque así de orgullosa era, no hay un lugar que no ocuparas ni ocupes, porque aunque ahora seas estrella e intentes formar constelaciones, la realidad es que estas en todas partes, entre nubes, estrellas, bailando con la luna y brillando con el sol, en el hueco vacío de la cama y en el ronroneo que ya no se oye pero que no se borra, ni sé borrará.
Pequeña, fuiste efímera, pero vives eternamente en nuestros corazones.