La entrada del campamento estaba repleta de coches y personas sacando maletas de estos.
Puede que pareciese poca cosa al hablar de "campamento", pero aquello era algo serio y muy cotizado. Sólo había dos formas de acceder al mismo: mediante una matrícula de coste más alto que la media, o una de las pocas becas que concedía el propio campamento. Sin embargo, no bastaba con pagar y ya está, si no sólo sería un centro elitista. Este campamento trataba de formar a los que pudiesen ser los mejores cocineros, por lo que para poder entrar, debías pasar un examen exigente y continuar demostrando tus capacidades durante los doce meses. Si los profesores consideraban que tu esfuerzo no se adecuaba a lo que ellos pedían, expulsaban al alumno y devolvían el resto del dinero (compensando los meses que no iba a cursar el campamento) a la familia.
Mark fue hasta el mostrador solicitando su número de habitación. Le dieron una llave con un llavero del que colgaba el número 22. Delan estaba tras él, por lo que le dieron el 23. Ambos se miraron, debieron de haber ido separados a la cola.
Delan abrió el BMW y pensó en que tendría que dar dos o tres viajes para poder llevarlo todo. No le apetecía nada tener que estar dando paseitos, pero era lo que tocaba.
- Te ayudo si luego tú me ayudas.
Mark estaba a su lado con los brazos cruzados. ¿Acaso acababa de proponerle una alianza momentánea? Se acordó de lo que le dijo su madre y supuso que también le habría dado la charla a él.
Empezaron a descargar el coche en silencio. Se colgaron mochilas a la espalda, uno se cargó de cajas y el otro de maletas y echaron a andar a paso acelerado. El campamento tenía una zona cargada de árboles a la izquierda, con unas casetas más rústicas, mientras que en la zona derecha se encontraban las casetas de "alta tecnología". Muchas casetas se repartían por doquier, sin embargo, en el fondo del todo se encontraba un gran edificio con multitud de amplias habitaciones con un baño incluido en cada una de ellas. Realmente estaba acomodado para lo que costaba.
Abrieron la puerta y ambos se quedaron con la boca abierta. Todos los muebles parecían nuevos, la cama era de matrimonio, tenía varias estanterías, un escritorio, armario empotrado y el baño tenía ducha de hidromasaje. Solo por aquello, ya merecía la pena. Y si a eso se le sumaba que los profesores del campus eran de los mejores chefs que había, pues el listón subía muchísimo.
Dejaron todas las cosas en el suelo antes de salir a por todo lo de Mark. Este intentó romper el silencio diciendo lo primero que se le ocurrió.
- Parece que vamos a ser vecinos.
- Tiene pinta.
Mark se fijó en todos los detalles del campamento mientras avanzaban hacia el Jeep. Nunca habían sido amigos y eso se notaba, no tenían nada de qué hablar y cuando lo hacían, todo era incómodo. Había intentado hablar con él sobre el hecho de que iban a vivir uno frente al otro, pero ni eso había salido bien.
Empezaron a descargar sus cosas, pero a medio camino vio como Delan dejaba lo que había cargado en el suelo y corría hacia la derecha. Mark se quedó viendo como se alejaba hasta que se paró al lado de una muchacha rubia muy alta, no llevaba casi nada y aun así, él se ofreció a llevar sus cosas. Cerró los ojos contando hasta cincuenta, se cargó todo lo que pudo y avanzó sin ver casi nada hasta su habitación. Era exactamente igual que la de Delan y supuso que todas serían del mismo tipo. Cuando hubo dejado todo en el suelo, salió de la habitación dispuesto a dar un segundo viaje y le vio, estaba acercándose con la chica rubia a su lado. Ambos reían súper contentos.
Delan se quedó mirándole, pensando que haría un espectáculo porque Mark le había ayudado a traer todo a su habitación y él se había escaqueado, pero al contrario, desvió la mirada y pasó a su lado sin dirigirle la palabra siquiera.
- ¿Delan?
La voz aguda de la chica le sacó de su trance y se dio cuenta que se había quedado mirando como Mark se alejaba por el pasillo.
- ¿Es amigo tuyo? Es súper mono.
Delan frunció el ceño. ¿Mark mono? Esperaba que se refiriese a que parece un simio.
- No lo creo.
Ella rió sonoramente.
- Sí que lo es. Tan alto y con esa mirada, parece que te pudiese desnudar solo con verte.
Delan se giró bruscamente para ver que realmente esa chica, Danny, había dicho aquello. ¿Cómo podía pensar eso de Mark? Delan solo veía un muchacho que ya no era tan escuálido ni tan bajo, nada más. ¿Desnudar a la gente con la mirada? Lo dudaba. Ni siquiera sabía de qué color tenía los ojos, ni se había fijado.
Estaban hablando animadamente en la puerta de su habitación (para ser sinceros, no quería invitarla dentro con la habitación hecha un desastre) cuando volvieron a ver a Mark aparecer por el fondo del pasillo. Iba cargado como una mula y llevaba cosas hasta en los dientes.
- Será bestia, ¿por qué no ha dado simplemente otro viaje?
Chasqueó la lengua y sin decirle nada a la chica, se acercó hasta Mark para descargarle un poco.