Evelynn empezó a coger sus cosas del autobús mientras el conductor les explicaba un poco por encima lo que debían hacer. Primero tenían que ir hasta el mostrador donde se les daría una habitación, luego debían ir a instalarse y, tras eso, daría lugar una ceremonia a la que todos asistirían. El autobús había llegado mucho antes que la mayoría de los coches por lo que cuando llegó a la cola del mostrador, no había casi nadie.
Evelynn miró el llavero que colgaba de la llave, el número 5. Metió la llave en su bolsillo mientras volvía a coger sus cosas y se iba en dirección a los dormitorios. Conforme abrió la puerta de su habitación, las cosas se le cayeron de las manos. Aquello era impresionante. Incluso tenía un baño para ella sola. Empezó a ordenarlo todo y se dio cuenta de que en la puerta de enfrente se alojaría un hombre. Se quedó pensando durante unos segundos. Pensaba que al menos iría por pasillos para que no estuviesen tan mezclados, pero según parecía, a los directores del campamento les daba absolutamente igual que estuviesen cerca. Evelynn sabía por qué, se suponía que ya eran mayorcitos, sabían a lo que iban y lo que debían esforzarse para permanecer allí; lo que hiciesen con el resto de su tiempo, les daba igual a los profesores y monitores.
No tardó mucho en tenerlo todo listo, así que se dio una ducha y decidió recorrer el campus y verlo todo más detenidamente. La mayoría de los alumnos aún estaban cargando y subiendo las cosas, por lo que se detuvo bien a inspeccionar cada zona. Estar allí era un verdadero sueño para ella, por lo que debía esforzarse todo lo que pudiese. Estudiaría, practicaría y quedaría entre las mejores para demostrar todo lo que valía.
Vio de cerca a un muchacho muy alto que iba cargado hasta los dientes. La llave de su habitación y las del coche estaban enganchadas a uno de sus dedos, pero debían estar clavándose en el mismo porque empezaba a estar morado. Se acercó hasta él con intención de ayudarle, pero no tenía cara de buenos amigos.
- ¿Puedo ayudarte?
Él gruñó como respuesta negativa. Evelynn no sabía la razón de que quisiera subir sin ayuda, pero supuso que tendría sus motivos, por lo que se limitó a hacer lo que pudo.
- Al menos déjame sacar las llaves de ese dedo antes de que tengan que amputarlo.
Él puso cara de susto y ella se echó a reír. Ayudó a sostener las cosas con una mano mientras que con la otra sacaba ambas llaves.
- ¿Por qué no te las has metido en el bolsillo?
- Cuando me he querido dar cuenta ya estaba cargado y no creo que pueda dejar las cosas y volver a cogerlas sin romper algo.
Ella volvió a reír. Aquel chico era bastante torpe.
- Te voy a poner las del coche en el izquierdo y la de la habitación en el derecho para que no te resulte difícil luego encontrarla, no vayas a confundirte y romper algo.
Él volvió a sonreír mientras le daba las gracias. Evelynn se fijó en cómo sus ojos verdes resplandecían cuando sonreía.
- Por cierto, soy Evelynn.
- Mark, un placer. Y gracias de nuevo.
Ella se quedó viendo como Mark se alejaba aún cargado, pero con su dedo a salvo.
Decidió seguir investigando antes de ir a la charla de bienvenida.
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- Bienvenidos todos al campus de cocina mejor valorado por los profesionales de la alta gastronomía. Aquí empieza vuestro camino para una formación exigente que os llevará al camino de la gloria. Esforzaos como se debe y seréis recompensados. De no hacerlo seréis castigados con la expulsión. A partir de ahora todo depende de vosotros mismos. No dejéis escapar esta oportunidad.
La directora hizo una pausa dramática antes de continuar hablando.
- Las clases empezarán mañana por la mañana a las 8. Hay un total de cuatro clases, cada una tendrá un profesor asignado como tutor y todas accederán a las mismas clases prácticas y teóricas. Los alumnos que ocupen las primeras 25 habitaciones serán los que vayan a la clase número 1 y así consecutivamente. Supongo que os habéis percatado de que se dieron las llaves de forma indiscriminada conforme iban solicitándolas, es nuestro sistema para que haya aleatoriedad en las mismas. Cuando terminen las clases, cada uno podrá ir a la cocina para prepararse su propia comida. Disponemos de fogones y espacio suficiente para cada uno de vosotros, aunque tampoco prohibimos que uno de vosotros cocine para varios si así queréis acordarlo. Por último, las tardes estarán dedicadas a algunas actividades de campamento propiamente dichas, al estudio individual o a exámenes y pruebas programadas.
Volvió a hacer otra pausa para que todos los presentes asimilasen lo que acababa de decir y, con una sonrisa, decidió dar por finalizada la charla.
- Esforzaos al máximo.
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Mark andaba con la mente perdida. Tan perdida que no se había dado cuenta de que tenía a Delan delante. Ambos iban hacia sus respectivas habitaciones.