*Cuatro años antes*
Amelia Johnson tocó suavemente la puerta de la casa vecina. Esperó pacientemente hasta que escuchó pasos que se acercaban a la entrada. Al ver que era ella, Janna White abrió con una sonrisa. Desde el momento en que habían llegado al vecindario los Johnson, Janna y Amelia habían congeniado muy bien. Amelia no había tenido muchas oportunidades de conocer al señor White, a pesar de pasar mucho tiempo y quedar en numerosas ocasiones con Janna. El padre del pequeño Delan siempre estaba de viaje de negocios. Al parecer se dedicaba a las ventas y debía pasar periodos cortos de tiempo viviendo en diferentes sitios, pero por el bien del pequeño, decidieron que Delan y Janna se quedarían en una casa en la que tuviesen una vida estable.
Amelia dejó de pensar en recuerdos pasados y trató de sonreír, pero se vio incapaz. Sus ojos se volvieron vidriosos justo antes de que los cálidos brazos de Janna la rodeasen.
- Pasa, Amelia.
No necesitaba mucho más. En aquellos años se habían vuelto muy cercanas, cosa que no habían conseguido que pasase con sus respectivos hijos.
Amelia trató de tranquilizarse mientras Janna iba a por un poco de té. Cuando regresó, lo sirvió y esperó pacientemente a que su invitada se recuperase.
- Es mi madre. Ella... Ella está muy mal.
- ¿Qué ha ocurrido?
Janna sabía quien era la madre de Amelia, no había llegado a conocerla porque vivía bastante lejos y la mujer no se encontraba lo suficientemente bien como para hacer grandes viajes. Pero sabía el gran cariño que sentía Amelia por ella y no sólo eso, también sabía que era una persona muy importante en la vida de Mark.
- Al parecer, las fuerzas le están fallando, el cáncer parece seguir acortando rápidamente los momentos que nos quedan con ella.
La señora White suspiró. Habían descubierto ese cáncer maligno hacía mucho menos de lo que les hubiese gustado y parecía que de verdad tenía pensado llevársela con él. No estaba muy segura de si debía preguntar más al respecto pero, si Amelia había ido allí, seguramente era para hablar del tema y desahogarse.
- ¿Cuánto?
- Tres meses.
Las lágrimas empezaron a correr por las mejillas de Amelia mientras trataba de sacar un pañuelo de su bolso, sin éxito, pues las manos le temblaban.
Janna se acercó a ella y tomó esas manos entre las suyas mientras lloraba también. La abrazó con cariño y dejó que llorase con ella hasta que no pudiese más.
Cuando se hubo calmado, Amelia volvió a hablar, aún con la voz rota.
- Iremos a pasar con ella el tiempo que le quede.
Janna sonrió con dulzura. Ellos podían permitirse ese tipo de actos debido a que ambos trabajaban desde casa. Amelia Johnson era editora en una empresa bastante famosa y Aiden Johnson era el director de un negocio que podía mantener y manejar perfectamente a distancia por un tiempo. Quizás quien más problemas tuviese sería Mark, porque el curso acababa de comenzar.
- Necesito un favor, Janna.
- ¿Qué ocurre?
El semblante de Amelia se había transformado completamente, estaba muy seria y cabizbaja.
- Mark no sabe nada. Hemos conseguido mantener todo el tema del cáncer oculto y no quiero que los últimos recuerdos que tenga con su abuela sean de ella siempre en una cama y muy enferma. Quiero que la recuerde sonriente y cocinando.
Janna sabía perfectamente lo que iba a pedirle y no le molestaba en lo absoluto encargarse de un niño tan bueno y dulce como era Mark.
- Pero... ¿Estás segura de que es lo mejor?
Una sonrisa triste apareció en el rostro de la señora Johnson.
- La verdad es que no sé qué es mejor y qué no... Pero es lo que creo que debo hacer. Mark no es tonto, sé que se imaginará qué ocurre y, aun así, no quiero que lo vea.
- Está bien, yo me encargaré de él.
- Siento las molestias, Janna.
- No me supone ningún problema, sabes que ese chico es como un segundo hijo para mí.
- Lo sé, pero Delan... A él no le gustará.
Janna sabía que ahí tenía razón Amelia. Delan no iba a estar contento para nada. Le tenía una tirria increíble a Mark desde antes de conocerle, pero esto era una situación que iba más allá de sus berrinches de niño pequeño.
- Tendrá que aguantarse. Además, tengo una maravillosa habitación de invitados que lleva sin utilizarse mucho tiempo y me vendría bien más compañía, ya que James acaba de marcharse de nuevo hace poco.
- ¿Ha estado aquí?
Amelia se sorprendió al escuchar que James White había estado allí, ni siquiera lo había visto. No era muy usual que se viesen pero normalmente siempre intentaban quedar aunque fuese un rato para tomar café. O al menos lo hacían cuando él estaba de buen humor, que solía ser la minoría de las veces.
- Solo un día. Ha tenido que volver por un problema en una de las ventas.
- Entiendo.
Janna y Amelia continuaron hablando durante un tiempo hasta que Delan llegó de clases y la señora Johnson aprovechó para darle un beso en la frente y decirle que era un buen chico antes de irse.