Las cosas se habían calmado un poco desde que Chad y Charlie se mostraron juntos. Aunque todavía había algunos murmullos por los pasillos, la mayoría había aceptado que algo estaba pasando entre ellos… y que no era asunto de nadie más.
Pero no todos lo aceptaban en silencio.
Durante el recreo, Charlie fue al comedor por una bebida, mientras Chad lo esperaba en una mesa cercana. En el camino, un grupo de chicos del equipo de fútbol lo interceptó.
—Oye, cerebrito, ¿así que ahora te las das de Romeo con Chad? —soltó uno de ellos con una risita burlona.
Charlie tragó saliva. Había aprendido a ignorar comentarios tontos, pero ese tenía un tono venenoso que le hizo apretar los puños.
—Déjame pasar —murmuró, sin mirarlos.
—¿Y si no quiero? ¿Qué vas a hacer? ¿Darme con una calculadora?
Justo cuando uno de los chicos levantó el brazo como si fuera a empujarlo, alguien lo detuvo desde atrás. Una mano fuerte sujetó su muñeca y la bajó con firmeza.
—Tócalo y te juro que te vas directo a la banca toda la temporada —dijo Cold, su voz fría como su apodo.
El chico se giró, sorprendido.
—¿Qué te pasa, Cold? ¿Ahora defiendes nerds?
—No. Defiendo a quien me da la gana —respondió sin titubeos.
Los otros retrocedieron poco a poco, confundidos por la actitud del popular. Cold se quedó mirando al agresor, luego a Charlie, y finalmente lo soltó todo con una frase seca:
—Estás advertido.
Charlie, aún en shock, se acercó.
—Gracias…
—No lo hice por ti —dijo Cold, aunque no sonó convincente.
—¿Entonces por qué?
Cold lo miró por un segundo. Luego, simplemente dio media vuelta y se alejó.
Romina lo notó enseguida.
—¿Qué pasó con Cold? —le preguntó a Charlie más tarde, cuando lo vio callado, con las mejillas aún encendidas.
—Me defendió… de un grupo de tipos del equipo. Uno de ellos casi me empuja.
Romina frunció el ceño.
—¿Cold te defendió?
Charlie asintió.
—Dijo que no lo hizo por mí… pero no le creí.
Romina guardó silencio por un momento, pero por dentro su corazón latía con fuerza. Algo le decía que Cold no solo se había metido por impulso. Había algo más.
Cold, por su parte, se encontraba en la azotea, solo. No sabía por qué había reaccionado así. Solo… no pudo evitarlo. Ver a ese grupo rodeando a Charlie le hizo recordar otras veces. Otras injusticias. Otros silencios que había guardado cuando no debía.
Y luego estaba Romina. Esa nerd desafiante, rápida con las palabras y más ágil con las ideas que cualquier rival en la cancha. Había algo en ella que lo desconcertaba, que lo atraía, aunque se negara a admitirlo.
Suspiró, mirando el cielo.
—Me estoy volviendo loco…
Pero esta vez, no estaba seguro de si era por Charlie… o por Romina.
Y sin saberlo aún, lo que comenzó como una defensa espontánea, se transformaría en el primer hilo invisible que uniría dos mundos aparentemente opuestos.