Cody caminaba por el pasillo con su habitual mochila repleta de libros de ciencia ficción y cómics. Era un lunes particularmente tedioso, y lo único que deseaba era llegar al laboratorio de informática para terminar su proyecto de programación. Sin embargo, el destino —y una torpeza inesperada— tenían otros planes.
Al doblar la esquina, chocó de frente contra alguien. Sus libros salieron disparados al suelo.
—¡Ah, lo siento! —exclamó una voz femenina.
Cody se agachó rápidamente para recoger sus cosas, solo para encontrarse cara a cara con Xiomara, la chica más enérgica y sociable del grupo de populares. Llevaba unos jeans rasgados, una chaqueta de cuero y una sonrisa ligeramente avergonzada.
—Yo debería disculparme —murmuró Cody, sin mirarla mucho a los ojos—. No estaba viendo por dónde caminaba.
Xiomara rió, una risa melodiosa que atrajo algunas miradas alrededor.
—Bueno, al menos no terminamos en el piso —bromeó.
Cody sonrió tímidamente mientras recogía su cómic favorito, que había quedado abierto.
Xiomara se agachó para ayudarlo, notando la portada del cómic.
—¿Te gustan los cómics? —preguntó, interesada.
Cody asintió, algo nervioso.
—Sí… mucho. Especialmente los de ciencia ficción y fantasía.
—¡Qué casualidad! —dijo Xiomara, emocionada—. Mi hermano mayor me metió en el mundo de los cómics cuando era niña. ¿Has leído Star Voyager: Renegados?
Los ojos de Cody se iluminaron.
—¿En serio conoces Star Voyager? ¡Es uno de mis favoritos!
Xiomara sonrió ampliamente, como si acabara de descubrir un tesoro escondido.
—¿Te gustaría… no sé… recomendarme algunos títulos? Siempre busco algo nuevo para leer —sugirió, algo nerviosa.
Cody, que rara vez era el centro de atención, sintió su corazón latir más rápido. ¿Xiomara, la chica popular, quería su opinión? Era surrealista.
—Claro —dijo, más seguro de lo que esperaba—. De hecho… hay una cafetería cerca de aquí que tiene una sección de cómics. Podríamos ir un día de estos. Si quieres.
Xiomara asintió enseguida, su sonrisa genuina.
—Me encantaría.
Ambos se pusieron de pie, ya con todos los libros recogidos. Por un momento, se quedaron parados uno frente al otro, una pequeña burbuja de complicidad formándose a su alrededor, aislándolos del bullicio del pasillo.
—Entonces… ¿este viernes después de clases? —preguntó Xiomara, jugueteando con el tirante de su mochila.
—Perfecto —respondió Cody, apenas creyendo su suerte.
Xiomara le guiñó un ojo antes de alejarse con un ligero balanceo en sus pasos, dejando a Cody sonriendo como un tonto en medio del pasillo.
Mientras se dirigía al laboratorio, no podía evitar pensar en lo raro y maravilloso que era cómo algo tan simple como un choque accidental podía cambiarlo todo.
Tal vez, solo tal vez, Xiomara no era solo una chica popular más.
Y quizás, esa salida a la cafetería sería el comienzo de algo inesperado… y muy especial