Entre juegos y miradas

Soltar cosas

Despues de la conversacion que tenia con Jorge sobre las competencias deportivas que se acercaban estabamos tan animado que no me di cuenta que estaba muy sonriente pero no me gusto que no oiga una risa esacandalosa en vez que una decente y seria pero no tome importancia, pero como hacia calor parecia que me iba dar fiebre , que el se dio cuenta pero al tratar de ser atento conmigo, al tomar la temperaturo una voz masculina lo interrumpio, desde varios metros de distancia era ese chico con risa extrovertida,Daniel, pero estaba comunicando nose si fue una escusa mas tonta o si era verdad pero algo me molesto o me ¿gusto?

No lo miré en todo el día.
Ni una sola vez.

Eso no significa que no lo sintiera.
Estaba ahí. En cada pasillo.
En cada sombra cerca de mi mesa.
En cada vez que Sofía me tocaba el brazo y murmuraba:

—No te va a aguantar mucho sin hablarte.

Pero yo no estaba haciendo una escena.
Solo… necesitaba ordenarme.
Y no podía hacerlo si él me seguía confundiendo.

Porque cuando vi su cara por esa ventana, interrumpiéndome, diciéndole a Jorge que lo buscaba un profesor que ni existía…
fue como si el aire se volviera ruido.
Y no supe si me dolía que me cortara el momento
o que lo hiciera creyendo que podía manejarlo todo.

Esa tarde, tomé otro camino.
No iba con Sofí.
No con Leo.
Menos con él.

El aire estaba más frío de lo normal.
Y justo cuando pensaba que por fin iba a tener unos minutos para no pensar en él, su voz apareció detrás de mí:

—¿Elizabeth?

No respondí.
Pero me detuve.

Lo sentí acercarse con esa forma suya de caminar, como si todo le perteneciera.
Pero algo en su tono ya no sonaba tan seguro.me incomodo justo en el momento que necesitaba una paz por una vez en el dia..

—¿Estás enojada?

Respiré hondo.

—¿Y tú qué crees?

Se detuvo a mi lado. No muy cerca, pero lo suficiente para oler su colonia.

—No creí que fuera para tanto.

—¿Si no fue para tanto, Crees que estaria asi de distante?

Se quedó callado.
Eso me molestó más.Porque no me decia que fue una escusa acaso el dudaba de sus acciones

—Porque, si es por Jorge, él no estaba haciendo nada malo. Y yo tampoco.

—Solo me pareció raro.

—¿Raro qué? —Lo miré por fin—. ¿Que alguien más me hable, me hage sentir más segura que contigo? ¿Que me ría con otro?

Él bajó un poco la cabeza, y luego volvió a mirarme.

—Me pareció que querías que lo hiciera . Vi tu cara.te sentias incomoda demasiado

Me reí, sarcástica.

—¿Y eso qué? ¿Ahora lees mentes?

—No. Solo te vi… incómoda.

—Y decidiste que tú podías intervenir.

—No era así. Solo…

—¡Solo qué, Daniel! —Ya mi voz había subido—. No eres mi sombra. Ni mi padre. Ni… nada mío. ¿Por qué actúas como si lo fueras?

Él me miró. Por primera vez sin moverse.
No se defendió.
Pero su mandíbula estaba tensa.

—No quiero manejarte.
Por que no dices lo que piensas Porque tus estupidos ojos dijieran :Solo no quiero que te hagan daño.

—¿Y tú sí puedes hacerlo?

Sus ojos bajaron un segundo.
Eso bastó para que sintiera que había tocado algo que él no se esperaba.
Pero no me importaba.
Mi voz empezo a temblar era un inico de ataque que tenia al tener varias cosas en la cabeza que odiaba sentir cuando no eran sinceros conmigo cuando me confundian mas, odiaba a esas personas

—No puedes aparecer cuando se te antoje para decidir algo que no es tuyo —continué, más bajo, pero firme—. No soy una cosa que puedas cuidar cuando te conviene y olvidar cuando no.

Él se pasó la mano por el cabello.
Miró hacia otro lado.
Luego volvió a mí.

—Tienes razón.

Me desconcertó.No iba enfrentarme no me contradecira
Esperaba que discutiera más.
Que hiciera un chiste, que se burlara.
Pero su voz fue más suave de lo que esperaba.

—No pensé en lo que hacía. Solo actué.

—¿Y si Jorge me gustaba?-se me salio de la boca sin pensar

Sus cejas se alzaron un poco.

—¿Te gusta?

No respondí.

Lo que sí hice fue mirarlo fijo.
Y supe que me entendió.

Él dio un paso atrás. Casi imperceptible.
Y entonces lo vi distinto:
No como el chico que siempre tenía una respuesta.
No como el que gritaba mi apodo por los pasillos.
Sino como alguien que no sabía qué hacer con lo que sentía.

Y yo tampoco.

Nos quedamos en silencio.

Y cuando parecía que diría algo más,
solo murmuró:

—Nos vemos, Mul—…
—Elizabeth —se corrigió.

Y se fue.

Pero esta vez, sin reírse.

Cuando llegué a casa, cerré la puerta con más fuerza de lo necesario.
Me quité los zapatos, tiré la mochila, me fui directo a mi cuarto…
y me dejé caer sobre la cama, boca arriba.

Todo estaba en silencio.

Pero mi cabeza no.

Me repetía cada palabra de lo que pasó.
Cada cruce de mirada.
Cada pausa.
Y su voz…

No quiero manejarte.
Solo no quiero que te hagan daño.

¿Y por qué sonaba tan real? Pero deseaba odiarlo, no me gustaba las personas que se confundian e indecisas las odiaba por su culpa a veces no podemos ser nosotros mismos por las dudas que nos invaden que nos distraen que no nos ayuda a progesar....

Me giré hacia un lado, apretando la almohada.
Me molestaba que me interrumpiera con Jorge o si lo agradecia pero era tarde le dije lo que sentia
Me enojaba que actuara como si pudiera controlarlo todo.
Pero al mismo tiempo…

¿Por qué parecía tan confundido como yo?
¿Desde cuándo Daniel actúa sin pensar?
¿Desde cuándo me mira así… como si no supiera qué hacer conmigo?

Me llevé una mano al pecho, sin querer.
Mi corazón no iba rápido, pero sí más consciente.

Me molestó.
Sí.
Mucho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.