Entre la gloria y tu

capítulo 4

La campana del instituto sonó con su timbre áspero y cansado, como si también pidiera un respiro. Clara caminó por el pasillo junto a Valentina, su cabeza seguía girando con preguntas sin respuesta desde la noche anterior. La imagen de aquella corriente de aire surcando su habitación todavía le erizaba la piel. Lo había sentido. No lo había imaginado. Por primera vez en mucho tiempo, su corazón no mentía.

—¿Quieres venir conmigo después de clases? —preguntó Valentina, bajando la voz, como si estuvieran tramando algo prohibido—. Conozco un lugar apartado. No hay nadie a esa hora. Podemos... probar.

Clara la miró. Su tono no necesitaba más explicación. Ambas sabían de qué hablaba. Asintió en silencio.

------

El cielo tenía un matiz grisáceo cuando llegaron al descampado detrás del viejo almacén del barrio. Las nubes viajaban lentas, pero el viento agitaba el pasto alto con violencia, como si supiera lo que iban a hacer allí. No era un lugar bonito, pero sí solitario. Perfecto.

Valentina dejó caer su mochila y se giró hacia Clara con una sonrisa nerviosa. Ella agarro su termo de agua , lo destapo y vertio el agua en el suelo . Clara la observo con confusion por su accion , pero prefirio callar . La marca de valentina brillo , mientras que la susodicha movia las manos de una extraña forma .

el agua empezo a levantarse de suelo , flotando . Clara no pudo apartar la vista de la escena , era hipnotico .

—¿Y cómo…? ¿Cómo empezaste a usar tus habilidades ?

—Fue torpe al principio. Intenté concentrarme en el agua, como si pudiera entenderme con ella. Y funcionó. No a la primera , pero ... he estado practaicando .

Valentina levantó su brazo y extendió la mano hacia una pequeña botella de agua de Clara. Un remolino surgió de la nada, levantándola con delicadeza.

—Tu turno.

Clara dudó. Cerró los ojos, extendió la palma, respiró profundo. El viento sopló. Al principio fue suave. Luego, como un latido que se agita al correr, una corriente más fuerte rodeó su cuerpo, levantando su cabello. Las hojas volaron a su alrededor. Sintió que podía volar con ellas. Pero entonces, algo se quebró.

Un estallido de aire la lanzó hacia atrás, cayendo de rodillas.

—¡Clara! —gritó Valentina, corriendo hacia ella.

—Estoy… bien —murmuró, respirando agitadamente—. Fue… demasiado.

Desde las sombras, a varios metros, Aedan observaba. El rostro impasible, los ojos tensos. Aquello no era normal. Ni siquiera los magos experimentados generaban ese tipo de reacción en sus primeros intentos. Clara no solo era poderosa. Estaba acelerando.

---------

Más tarde, cuando Clara llegó a casa, la señora Ana ya se había marchado. La soledad era espesa y persistente. Subió las escaleras con pasos lentos, sintiendo que el eco de sus propios pensamientos era más fuerte que nunca. Entró a la habitación de sus padres, guiada por una necesidad que no comprendía. Como si detrás de esas paredes pudiera encontrar una explicación. Pero solo había ropa, papeles de trabajo, libros que ya había revisado antes.

Nada. Otra vez, nada.

Suspiró, apretando los puños.

—¿Por qué no me dijeron nada…?

--------

Ya caída la noche, bajó por un vaso de agua. Al llegar a la cocina, se detuvo en seco. Aedan estaba en la sala, de espaldas, hablando por teléfono.

—...no, aún no lo sabe. Pero está cerca. Cada día más.

Una pausa.

—Sí, lo presenció. Y su energía se disparó. No sé cuánto tiempo podremos mantenerla al margen.

Clara frunció el ceño, se pegó más a la pared. Estaba bastante sorprendida , Aedan esta en su casa , en su cocina , y la ventana de esta eshta abierta . ¿ Acaso...?

—Los Juegos están más cerca de lo que todos creíamos —continuó Aedan, la voz más baja—. Si ella cruza el Umbral sin preparación, no sobrevivirá.

Clara retrocedió un paso. El piso crujió. Aedan colgó de inmediato.

—¿Clara?

Ella apareció en el umbral de la cocina, la expresión confundida y desafiante al mismo tiempo.

—¿Con quién hablabas? ¿ Que haces en mi casa ? ¿ Como entraste ? ¿ De que .... ?

—No te importa . Sube a tu habitacion , y olvida que me viste aqui . L dijo con un tono tan serio que a Clara se le erizo la piel .

Silencio. Ambos se miraron fijamente , ella esperando el momento perfecto , o mejor dicho las palabras para hablar . Ya que al parecer se escondieron en su garganta .

—Escuché todo, Aedan. ¿Qué son esos juegos? ¿De qué Umbral hablabas? ¿Y por qué “no sobreviviría”?

Él la observó en silencio. Luego, se acercó con pasos lentos, manteniendo la mirada fija en ella.

—No es el momento —respondió, tranquilo—. Pero pronto vas a saberlo todo. Antes de lo que crees.

—¿Por qué me lo ocultas?

—Porque aún no estás lista para cargar con esa verdad.

Ella apretó los labios, frustrada. Iba a responder, pero Aedan ya se había alejado entre las sombras , como si esa conversación nunca hubiese existido.

---------

Al día siguiente, Clara y Valentina regresaron al mismo descampado. El cielo estaba más despejado, pero el aire era extraño. Denso. Como si algo invisible se moviera entre las ramas.

Clara se concentró. Esta vez, el viento se alzó más controlado. Dio forma a una pequeña espiral en su mano. Valentina la miró con admiración.

—Lo estás logrando.

Pero entonces, algo cambió.

El viento rugió de repente, tan fuerte que las ramas de los árboles comenzaron a crujir. Las hojas volaron como cuchillas. Un torbellino se formó a su alrededor. Clara gritó. No era ella. No esta vez.

Una silueta apareció entre los árboles. Aedan. Sus ojos estaban abiertos como nunca. Se lanzó hacia Clara, la cubrió con su cuerpo mientras la energía desbordada se disipaba como si algo —o alguien— la hubiera absorbido.

Cuando todo se calmó, Clara se separó de él lentamente.

—¿Qué fue eso?

Aedan miró hacia el cielo, en silencio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.