Lyria
El aire del templo estaba más frío de lo habitual. Caminábamos por los pasillos principales, Kaela a mi lado, Taren unos pasos detrás y Dorian jugueteando con una pequeña esfera de luz que desaparecía entre sus dedos. Hoy era el día en que finalmente dejaríamos Solara en busca de los fragmentos del Corazón del Alba.
—¿Listos para esto? —pregunté, más para romper el silencio que por esperar respuesta.
—Tan listos como podemos estar —dijo Kaela, ajustando la capa—. Aunque me sigue dando miedo que todo dependa de nosotros.
—Siempre es divertido cuando hay algo que romper, digo, que arreglar —bromeó Dorian, lanzando la esfera al aire y atrapándola de nuevo.
Taren frunció el ceño, observando el suelo con cuidado.
—No subestimen lo que nos espera afuera. Cada fragmento podría estar protegido… o perdido.
—Eso es lo que hace esto emocionante —dijo Dorian con una sonrisa traviesa.
Me detuve un momento y los observé. Cada uno respondía de manera diferente a la tensión del día: Kaela con determinación mezclada con preocupación, Taren con concentración meticulosa, y Dorian intentando ocultar sus nervios con bromas.
—Bien —dije—. Vamos a separarnos un momento para prepararnos. Nos reunimos en la plaza dentro de una hora.
Editado: 18.10.2025